Por Ruth Méndez
Ahí van dos recomendaciones de cine, que están en pocas carteleras, que quizá no han tenido la publicidad que se merecen pero que vale la pena buscarlas, rebuscarlas, encontrarlas y disfrutarlas...
Viendo o temiendo la que se nos avecina (o la que ya está aquí desde hace tiempo) quién no ha tenido la tentación de encerrarse en un búnker bajo tierra para que nada le salpique. Esta película es una metáfora de esa sensación de incertidumbre. Un capataz de Ohio vive razonablemente feliz hasta que comienza a soñar y a obsesionarse con la llegada de una gran tormenta. Antes de terminar de construir un refugio para él y su familia prácticamente ya se ha aislado de todos... Oye los truenos que nadie más oye. Inquietante y original. No es la típica película que te lo dan todo mascadito. ¿Están locos los oficialmente cuerdos?, ¿soñando los que presumen de estar despiertos?, ¿cavándose sus refugios los que dicen ignorar la tormenta?. El segundo trabajo de Jeff Nichols cautivó en Cannes. El protagonista, Michael Shannon, está soberbio. Jessica Chastain borda, como en El árbol de la vida, el papel de madre y mujer coraje.
Que me perdonen Los vengadores de Marvel pero para auténticas heroínas, las de esta fábula. En un pueblo en el que conviven musulmanes y cristianos, las viudas negras que ha dejado la guerra deciden unir súperpoderes con el fin de evitar más muertes. Tratan de distraer a sus hombres para que no vuelvan a enfrentarse por culpa de la religión. Este cuento feminista ridiculiza los fanatismos. Tiene tanto de drama como de humor y mucho de realismo mágico... Eso sí, en este árido Macondo no hay maldición que cien años dure. Las mujeres de la aldea, armadas de imaginación, emprenden una lucha encarnizada por imponer la paz. Esta genialidad la firma y protagoniza la directora de Caramel, Nadine Labaki. Sería un pecado perdérsela.