Los Goya por fin se hacen mayores
Por Ruth Méndez
A quién no se le escapa un suspiro y un ¡qué mono! cuando ve a un niño en pantalla grande riendo, comiendo, llorando o haciendo simplemente de niño. Algunos como Haley Joel Osment en el Sexto sentido, Anna Paquin , en El piano o Ivana Vaquero en Laberinto del fauno brillan más que muchos mayores. Pero por muy bien que se les dé la cosa, no creo que deban medir fuerzas con personas adultas que han elegido un oficio con todas sus consecuencias, que han exprimido su talento, que pueden interpretar (mejor o peor) el desamor, el amor, la tristeza, la nostalgia porque la han vivido o, al menos, porque se presupone que tienen capacidad para comprender esos sentimientos. El Bola, un crack, siempre cuenta que para hacerle llorar Achero Mañas le tuvo que pegar un tortazo. Compartieron plano en la Lengua de las mariposas, pero ¿alguien se plantea que jueguen en la misma liga el maestro Fernán Gómez y su alumno Manuel Lozano (del que no se ha vuelto a saber nada)?. Nerea Camacho está para comérsela en Camino, Andoni Eruburu en Secretos del corazón y Andoni Eruburu Roger Princep es mi pequeña gran debilidad... Yo los premiaría sí, pero en una nueva categoría especial para menores de 16 años. Se podría llamar actor o actriz promesa que nada tiene que ver con el concepto de actor o actriz revelación. Este año los dos chavales de Pa negre se llevaron Goya y no eran los únicos menores nominados... Es que da la sensación de que en España no hay suficientes actores adultos dignos de premio. A ver si va a ser ése el problema, que hay mucha estrella en ciernes y poca estrella a secas.