Algunos están empeñados en montarle un velorio y rezarle una novena pero aún no lo han conseguido. En plena agonía, el cine decidió automedicarse. Se recetó una juerga y la mejoría ha sido evidente aunque efímera. La fiesta del cine ha sido un éxito rotundo y ha desmentido dos perversas hipótesis. Una, que los españoles preferimos ver las películas pirateadas que en pantalla grande y dos, que no nos gusta nuestro cine.
Esta edición, se han superado los 2 millones de espectadores. El primer día, acudieron a las salas más de 500 mil personas, un 670% más que un lunes cualquiera.
Está claro que abaratar la entrada funciona. El caso es cómo poder mantener esos precios todo el año. La gente del cine lo tiene claro… Sólo si el Estado rebaja el criminal 21% de IVA (a un 7% como en Francia por ejemplo) albergarán esperanzas de sobrevivir.
Apelando al auténtico espíritu patriótico, le recuerdan al gobierno que asesinar la cultura es empujar a un país al suicidio. El cine no estaba muerto, estaba de parranda.