Por Ruth Méndez
Hay Miguel Ángel Silvestre después del Duque, aunque ya lo había antes. Había dejado a muchos K.O haciendo de boxeador junto a todo un peso pesado, Coronado, en La Distancia. Fue convertido en mafioso de voz ronca cuando se ganó una legión de fans y un nombre. Pero él no se ha querido conformar con el éxito tan rápido como caduco. Retirado de los focos desde hace un año, se ha dedicado a algo pasado de moda: aprender. Ahora vuelve a Telecinco con un cambio de registro admirable. Prestarle el alma al capitán del Alakrana no es su único proyecto a la vista. Nos hemos paseado con él para comprobar que a Silvestre ni le repite la fama, ni se le ha atragantado. Tiene mucho talento por explotar y la naturalidad y la humildad para conseguirlo... Esa naturalidad y humildad que la mayoría pierde por el camino. Doy fe.
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