El Doctor Almodóvar y su monstruo
Por Ruth Méndez
Imagino al insaciable Doctor Almódovar en su laboratorio, obsesionado, dándole vida a esta película. La extraordinaria historia, una surrealista venganza, es muy suya. Pero esta vez, el manchego cambia radicalmete de fórmula… La extraordinaria historia, una surrealista venganza, es muy suya. Pero esta vez, el manchego cambia radicalmete de fórmulaArriesga con un tono duro, teatral, de parodia, frío, de quirófano. Lo dramático se vuelve grotesco y llega un momento, en el que no sabes si te estás riendo con la película o de ella, si estás viendo un soberbio sketch de Muchachada Nui o el experimento de un creador único, una tomadura de pelo o una obra de arte… , una tomadura de peloComo dice Banderas, pasa de Shakespeare a una telenovela venezolana. pasa de Shakespeare a una telenovela venezolanaDesde luego descoloca. Tanto, que en Cannes sonó como posible Palma de oro y se fue de vacío. Tanto, que algunos la alaban y muchos ya la han despellejado.
La piel que habito es una especie de rocambolesca versión de Frankenstein. Antonio Banderas interpreta al despiadado Doctor tan sobrioLa piel que habito , que uno tiene la sensación de que detrás de la cámara alguien amenaza al malagueño con una recortada para que hable o gesticule de menos. Al monstruo, le presta la piel una monstruosa y bellísima Elena Anaya, que defiede con matrícula semejante papelón. Y mejor hubiese sido que el malvado científico trabajase solo, como en la novela. Su cómplice, su ayudante, aquí es una Marisa Paredes que me recuerda a esa Reina Sofía que imitó en la serie de Telecinco.
El prometeo de nuestro cine nos presenta a su nueva criatura: Es oscura, de piel hermosa (estéticamente una maravilla).Pero él mismo, con premeditación y alevosía (y valentía), ha despojado a su película de alma.
P.D: Sobre los secundarios…Magnífica sorpresa la de Blanca Suárez (se ha ganado una nominación al Goya revelación como mínimo). Ni un grandísimo actor como Roberto Álamo sale ileso de un personaje así. La música de Alberto Iglesias... Celestial.