En estos tiempos en los que a nadie le consta nada, hay un niño que asegura que el cielo existe.
Hace 10 años, a sus 4, Colton Burpo visitó el firmamento durante una operación de peritonitis. Desde entonces, este hijo de un pastor protestante de Nebraska, ha dedicado su corta vida a contar su experiencia religiosa. Con la ayuda de sus devotos padres, escribió un libro relantando su fugaz viaje celestial. Los ejemplares vendidos se multiplicaron como los panes y los peces hasta alcanzar la cifra de 9 millones dólares...
Y claro, la segunda parte no se ha hecho esperar. La familia al completo ha venido a Madrid a promocionar El cielo es real. La verdad es que resulta desconcertante ponerse delante de alguien, mirarle a los ojos y preguntarle con convicción que cómo es el cielo o cómo es Dios... A priori no tenía ninguna fe en una entrevista así y de hecho, me pareció una situación surrealista pero en cuanto comprobé la seguridad y naturalidad con la contestaba a todo el angelito... Me sentí mucho más cómoda y aproveché, a modo de exorcismo, para escupir en voz alta las grandes dudas existenciales. Colton, muy maduro y templado, no escatima en dar detalles... El cielo, dice, es como una ciudad que no para de crecer, la versión perfecta de la Tierrra, sin pecados, luminosa, con muchos animales, flores y árboles... Allí te puedes reencontrar con tus seres queridos que se han ido muriendo. Eso sí, estarán divinos de la muerte... Vamos, rejuvenecidos. Al parecer, todos pasamos la eternidad anclados en los 30 años (espero que sólo sea corporalmente porque sería terrible sacrificar el resto de años de experiencia y sabiduría). ¿Y si un niño muere? Pues sigue creciendo hasta esa edad...Por cierto, Dios tiene alas enormes y no, en el paraíso no hay ni políticos ni clases. Y aunque al principio tuve ganas de replicarle al niño un ¡Sí hombre!.. He de confesar que terminé pensando que ojalá todo fuese cierto..Sería un milagro que, al menos, en un lugar recóndito exista la versión perfecta de nuestro mundo y de nosotros mismos. O dejo parte de la charla...