Esta semana he hecho un reportaje acerca de los últimos datos del CIS sobre hábitos de lectura en España. Y dan miedo… Un 35% de los españoles no lee jamás y lo peor, no lo echa de menos. Entre los que sí se animan a juntar letras de vez en cuando, la media de libros devorados al año es de 8 por persona. En países como Finlandia es de 47... ¡Las comparaciones serán odiosas pero taaaan reveladoras¡.
También estos días, y a raíz de que un popular escritor ha reivindicado públicamente El Quijote como lectura obligatoria en los colegiosEl Quijote , nos ha tocado salir a la calle a preguntarle a los jóvenes si conocían la célebre novela de caballería. Pues bien, perpleja me he quedado al constatar que a la aplastante mayoría ni le sonaba.
Y justo cuando estaba reflexionando sobre el país de rocinantes , me toca ponerme con un vídeo para el informativo sobre el estreno del documental Camino a la escuela. El director francés Pascal Plisson ha rodado la historia real de cuatro niños, cuatro quijotes dispuestos a luchar contra cualquier quijotesmolino de viento que les impida educarse. Por ejemplo, Samuel (11 añitos) un chico paralítico que tarda una hora y media, que necesita ayuda de sus hermanos pequeños pero cada día en su destartalada silla de ruedas llega puntual a su escuela. Él, en la India... Mikaela (12 años) en Marruecos camina cuatro horas de ida y otras tantas de vuelta por caminos imposibles para ir a clase. Peor lo tienen Jackson (8 años) y su hermana… Ellos corren dos horas diarias por la sabana keniata, sorteando fieras y peligros porque para ellos el mayor peligro es crecer sin aprender. O la odisea en la Patagonia argentina de Carlitos (11 años) haciendo cada mañana 18 kilómetros en caballo con su hermana a la grupa para no perderse ni un día de cole. Merece la pena ver en pantalla grande estas pequeñas rutinas extraordinarias, conocer de cerca a estos héroes lejanos. Ir al cine para recordar una lección que aquí estamos olvidando… Recuperar, nosotros, el camino a la escuela.