Por Ruth Méndez
Para echarse unas risas en época de llantos, para zamparse una de palomitas en temporada de dieta, para que corra el aire en este verano tan caluroso... Y aún se me ocurren más motivos para ir a ver Amigos. Esta divertida comedia cuenta la historia de cuatro treintañeros que llevan desde la infancia apostándose de todo. Su último reto: aparecer en televisión el mayor tiempo posible y absorbiendo la máxima audiencia. El arranque es sencillamente brillante, desternillante... Luego, es verdad que la mandíbula descansa, que el nivel de carcajadas sufre algún que otro bajón. A pesar de ello, hay gags, del síndrome de Peter Pan que padecen muchos maduritos inmaduros, del todo por la pasta... Además, me encanta que una película producida por Telecinco sea capaz de reírse sin complejos, con honestidad y valentía de la tele y sobre todo, de la tele que se ve hoy en día. Pero lo mejor de Amigos, sin duda, son los tres protagonistas... Diego Martín se consolida como uno de nuestros mejores cómicos, Alberto Lozano es todo un descubrimiento y Ernesto Alterio haciendo de Ernesto Alterio siempre me conquista. Estos Amigos