Malo, feo y caro
Atentos a este experimento en el centro de Berlín... En plena calle comercial, entre traseúntes ávidos de gangas han plantado una máquina expendedora de camisetas a tan solo 2 euros. Nadie se puede resistir a semejante oferta. Muchos clientes se deciden a insertar la moneda en la atractiva ranura pero al presionar el botón definitivo de COMPRA... Ni rastro de la bicoca. En vez de la prenda, aparecen varias imágenes de quienes la han confeccionado. Los esclavos de la moda.
Se calcula que sólo en Bangladesh 300 marcas muy conocidas explotan a 4 millones de personas, la mayoría mujeres. Los emplean a 13 céntimos la hora, 16 horas al día. Cosen sin levantar la cabeza, sin ir al baño, sin vacaciones, sin vida, sin futuro y por supuesto, sabiendo que si se quedan embarazadas a ellas sí se les acabó el chollo. Trabajan en lugares infectos, en edificios capaces de desmoronarse con un soplido como el que se derrumbó en 2013 dejando más de mil muertos. Ellos y ellas, en condiciones infrahumanas, confeccionan los modelitos que publicitarán estrellas a golpe de talonario.
Hace poco un periódico noruego envió a sus dos blogueras de moda al Tercer Mundo para comprobar de primera mano de dónde salían sus trapitos. Las dos it girls se bajaron de los tacones y contemplando el panorama llegaron a la redacción con la conciencia hecha retales.
Este modelo de explotación laboral está lejos de zanjarse. Es más, se está implantando en todos los sectores, exportando y poniendo de moda en todos los países llamados Primer Mundo. ¡Con empleos así es tan fácil bajar el paro!
Buscando lo bueno, bonito y barato estamos fomentando lo malo, feo y caro... Muy caro. En fin, os dejo el vídeo...