Hoy quiero presentaros a dos auténticas artistas. Ya os he hablado de ellas, muy por encima, en la pasada entrada del blog. En este mes nos hemos vuelto inseparables, pasamos mucho tiempo juntas y nos contagiamos de buena energía, fundamental para trabajar en sintonía.
Son Susana y Ana. Ellas se encargan de los looks que veis en cada programa de Supervivientes. Muchos los habéis aplaudido, otros criticado. Está claro que no hay nada que pueda gustar a todo el mundo. Pero lo que si tengo que decir es que no puedo sentirme más contenta de ponerme en sus manos cada día. Son dos auténticas currantas, aman su trabajo y se pasan el día dándole vueltas a la cabeza para inventar nuevos estilismos.
Con un simple pareo o trozo de tela, Susana te hace el mejor vestido. Tiene la capacidad de crear sobre la marcha, adaptándose a tu cuerpo y a tus necesidades. No tengo ningún problema a la hora de ponerme en bikini, pero cuando trabajas en un programa de televisión en directo, hay detalles que tienes que tener en cuenta para evitar situaciones que te puedan incomodar, o de las que tengas que estar pendiente (si estás en un juego, controlando lo que hacen los concursantes, no puedes estar mirando también que el bañador se te mueva, o se caiga una pulsera, o cosas así)
A Susana no hay ni que decírselo porque ya las tenía en cuenta, incluso antes de que tú las pensaras. Si Su fuera música, sería Reggae. Si fuera una canción, posiblemente “Stir It Up“ de Bob Marley. Tranquila y de constante buen rollo, así la siento.
Dale una idea a Ana y prepárate para alucinar. Si se te ocurre decirle “vi una foto de una chica que llevaba una coleta alta que molaba“ Ana te mejora la coleta, le añade cuerdas de colores y te enseña que lo que en realidad tú querías y no sabías explicar, era exactamente lo que ella te ha hecho. Ella se encarga del pelo y el maquillaje. Es un chisporroteo de alegría y energía constante. Me recuerda a la canción de Celia Cruz: “La negra tiene tumbao“
Llegar al Cayo por la mañana y verlas en la cabaña, es uno de mis momentos favoritos del día. Cada una desplegando su material sobre la mesa. Se entienden con mirarse y consiguen reforzar el trabajo de la otra sin haberse cruzado palabra. Son dos maravillosas profesionales y encima, grandes amigas.
Son momentos de risa, de música y de cotilleos del día. Son ratitos de desconexión, tan sanos como necesarios, que acompañados de buena gente, se convierten en regalos del día
Las dos forman el tándem perfecto. Bailan a su ritmo pero juntas consiguen crear una armonía preciosa y no puedo estar más orgullosa de ser su pentagrama.