Honduras sigue sorprendiéndonos cada día con paisajes extraordinarios y experiencias que sin duda, se nos quedarán grabadas en nuestra memoria. Hoy hemos disfrutado de una localización preciosa. Está rodeada por dos áreas protegidas: el Parque Nacional Pico Bonito y Parque Nacional Nombre de Dios. Forman un cañón y en medio pasa el sereno Rio Cangrejal.
Hasta allí nos desplazamos más de 30 personas, para que los concursantes disputaran su primer juego del líder tras la unificación de ambos grupos: veteranos y novatos. Me encantan los juegos de líder fuera de las localizaciones a las que están habituados los supervivientes. Se les nota en la cara y la actitud que esas salidas de la rutina les dan vida y aunque cansados, siempre se lo toman muy en serio.
Poco a poco, el paso de las semanas va pasando factura. No sólo se nota en sus cuerpos, visiblemente más delgados. También en su actitud, en su manera de escuchar y recibir la información. Están atentos a cada detalle, a cada movimiento o gesto. Cualquier cosa la entienden como un posible mensaje, tanto positivo como negativo. Por eso tenemos sumo cuidado con lo que decimos, hablamos lo justo para que no nos mal interpreten.
Una de las cosas que más me llama la atención de este programa es la capacidad de reacción que tiene el equipo al completo. Producción, dirección, realización, cámaras, los chicos de taller, de arte, sonido, iluminación, guionista de juego… todos tienen en la cabeza mil y una ideas nuevas cada semana, que no sólo sorprenden al espectador, también a los concursantes e incluso a nosotros mismos.
Los juegos se preparan y se prueban a conciencia. A veces no se perciben los detalles con los que Ali (nuestra encargada de arte) decora y mima cada pieza que los forma. Cada vez que veo un juego montado pienso “yo esto me lo llevaba a casa, así mismo, sin tocar nada“. Es una artista de los pies a la cabeza.
Los chicos de talles son capaces de montar cualquier cosa y la mayoría de los materiales que utilizan, son los que tienen a mano, materiales que les da la naturaleza: bambú, madera, cuerda, arpillera… La velocidad de reacción ante las necesidades de cada día es digna de admiración. Ríete tú de MacGiver…
Hoy destaco su trabajo, pero no me olvido del de los demás. Lo digo desde el primer día y a medida que van pasando las semanas, me reafirmo: si algo hace especial a este programa, es la unión de su equipo, el respeto por el trabajo y la entrega absoluta por cada cosa que se hace (tanto si se va a emitir como si no)
En este punto de la aventura (ecuador de la edición) y llena de orgullo, puedo decir: ¡Qué viva Supervivientes 2015!