Quiero creer en la inocencia de Toñi Vicente
En cuanto Arancha Vázquez, una de las espléndidas redactoras que tenemos en la delegación de Informativos Telecinco en Galicia, me contó que la prestigiosa restauradora de Santiago, Toñi Vicente estaba implicada en una red de comercialización de vieiras tóxicas no dude del alcance e impacto que iba a tener la noticia. Vista la repercusión que ha tenido, no nos equivocábamos siendo el único informativo nacional que la incluyó en el minutado del informativo. Os tengo que decir que sentí mucho tener que nombrarla, pero los periodistas no debemos ocultar información y mucho menos si ésta es relevante o de interés público. Y Toñi Vicente es de un altísimo interés público.
Son varias las veces que he estado en su espléndido restaurante santiagués. No sólo he valorado siempre su prodigiosa técnica culinaria, lo que para mí la ha hecho admirable es su encomiable determinación y su coraje para imponer su innovador concepto de la cocina en una tierra como Galicia, muy poco proclive a experimentos. Me consta que sufrió mucho, que sabe de mucha incomprensión, de boicots por parte de sus paisanos y de vacío, de mucho vacío.
Toñi Vicente junto a su abogado. Foto: EFE
Pero Toñi Vicente pudo con todo y con todos. Con paciencia, amparándose en su buen hacer, aplicando con esmero sus innovadoras técnicas en los platos de su carta, estando al día de los nuevos hábitos alimentarios y sobre todo, ejemplificando en sus recetas un sincero amor por los productos de su querida tierra gallega, Toñi Vicente se convirtió en el referente absoluto de la modernidad en una tierra gastronómicamente anclada en el pasado. Aprendió de una vaca sagrada de la “nouvelle cuisine”, el francés Michel Gérard y con su primer restaurante “Sibaris”, abierto en Vigo en 1.989, se convirtió en la primera cocinera gallega en conseguir una estrella Michelín, galardón que repitió con su establecimiento actual en Santiago que lleva su mismo nombre.
Alguien así, no puede pertenecer a una red de desalmados que juegan con la salud de las personas. No puedo creer que Toñi Vicente pudiera poner en riesgo la salud de lo más preciado que seguro puede tener, el reconocimiento de sus clientes. La recuerdo, tremendamente cálida, preguntándonos nuestro parecer por una marinada de lubina que no se me va de la memoria. No puedo creer que alguien con tanto fervor al producto y a su tierra, no sea extremadamente escrupulosa a la hora de elegir una materia prima con todas las garaníias. Sinceramente no lo creo…..Sólo espero y deseo que en breve todo se aclare y se demuestre que ha sido victima de algún engaño.
De momento, en cuanto vaya Santiago acudiré a su restaurante a darle mi apoyo, a decirle que creo en su inocencia y a rendirle el reconocimiento que siempre le he profesado.