Una laconada para mi memoria gastronómica
No soy de esos que, con escasez de argumentos y experiencias vitales, suele esgrimir eso de “como en casa en ningún sitio”, aunque si debo decir que muchas de mis mejores experiencias gastronómicas las he tenido junto a los míos y en casa. La última, verdaderamente extraordinaria, me la ha proporcionado la excelsa cocinera gallega, mi querida Mariló González Arias. Haciendo honor a las excelencias que da la tierra que la vio nacer, Orense, nos preparó a un grupo de amigos la tradicional “laconada” elaborada a partir de productos íntegramente traídos de Galicia. Y, además, en vajilla de Sargadelos, para que no faltara detalle. Aquí podéis ver, en su conjunto, este monumental plato compuesto por la soberbia patata gallega (los cachelos), los imprescindibles grelos, el repollo y el chorizo. En un plato aparte se sirve el lacón (los brazuelos del animal), la oreja y las manitas del cerdo.
Estamos ante uno de los máximos exponentes de la rica y variada tradición culinaria de Galicia. Ahora en invierno, sobre todo en la época de carnaval por febrero, es el momento óptimo para comer estas “laconadas”. Primero fue un primoroso caldo que esta orensana militante que es Mariló, elaboró con una mezcla de la pausada cocción de cada uno de los ingredientes por separado. Después con un buen pan de Cea, uno de los mejores panes de España, tocó saborear este auténtico manjar.
Con queso blando y membrillo y un buen orujo de hierbas dimos paso a una animada sobremesa, que debe ser siempre el epílogo perfecto a un acontecimiento gastronómico que se precie de ello. Un acontecimiento para el paladar como el vivido en casa de alguien fiel a sus esencias. Alguien que cocina con el amor como ingrediente principal cuando se trata de hacerlo con la devoción que siente por los suyos.
Quedo eternamente agradecido