Cada vez soy más devoto de los pinchos y tapas. No sólo son ideales para estos tiempos de crisis, también hay que reconocer que en esta “cocina en miniatura”, la gastronomía española está a la cabeza mundial. Y lo es por la tremenda calidad de nuestros “chef” que han sido capaces de aplicar la innovación y la creación también al pincho, y porque la tapa, es una de las señas de identidad de nuestra cocina y como no de nuestros hábitos culinarios más arraigados. Dicho esto la curiosidad me llevó al ejemplar Concurso Nacional de Tapas de Valladolid.