Esta semana en la que todo rezuma a vanguardia gracias a Madrid Fusión, he preferido embriagarme con los sabores y los aromas de siempre. Estos días tan fríos, siempre me gusta combatirlos con los buenos cocidos, que como en el resto de España, también se hacen en Madrid.
El primero del que os hablo, fue la excusa elegida por un grupo de amigos, aficionados todos al toro, para reunirnos en un lugar singular, un museo privado taurino, “Casa Campa”, ubicado en la madrileña localidad de Brunete.
El nombre homenajea al mítico restaurante “Casa Campa”, ya desaparecido, que se ubicaba en la antigua comarcal M-501. Un lugar que evoca mi infancia, cuando con mis padres, regresábamos de un día de campo aquellos domingos, recuerdo, de interminables caravanas.
“Casa Campa” era uno de esos honestos bares de carretera, donde se guisaba de forma excepcional. Siempre escuché a mis padres hablar de sus excelentes alubias con perdiz o de su primoroso conejo al ajillo. Yo, de niño, me entretenía viendo, cientos de fotos de toreros, algunos habían pasado por el restaurante, capotes, banderillas y un sinfín de referencias taurinas de todo tipo.
Cuando el restaurante cerro, y su dueño, D. Tomás Pulido se jubiló, todo pasó al Museo. En él se puede ver, desde carteles de festejos de principios del siglo XIX, cabezas de toro, como la de “Navarrito” un ejemplar lidiado por Ortega Cano en Las Ventas en 1.998 o al menos una veintena de capotes que le han regalado los más grandes, desde Antonio Bienvenida a Enrique Ponce o José Tomás.
Todo Esto os decía es obra de D. Tomás Pulido, conocido por todos como “Tito”. Lleva casi sesenta años viendo toros y desbordando generosidad con toreros de todas las épocas.
A todos los conoce y con todos tiene detalles de cariño y amistad. No es de extrañar que sean un personaje muy querido por el mundo del toro y , a titulo personal, por los que tenemos la suerte de conocerle.
Fundador de peñas, organizador de premios y homenajes, “Tito” es un auténtico agitador y todo para premiar el arte y el buen hacer taurino. Aquí le podéis ver fotografiado con algunas figuras del toreo.
Protegidos del frío en tan taurino lugar. Entre disertaciones sobre la espléndida temporada que tenemos por delante, dimos cuenta de un reparador cocido hecho allí mismo, en el Museo “Casa Campa”, porque “Tito” no olvida su condición de humilde y honesto restaurador.
El cocido madrileño de toda la vida, con su repollo, su garbanzo, su morcillo, el tocino y el chorizo. Delicioso.
Al final, la típica torta de anís de Brunete, que ahora rellenan con nata y un aguardiente, pusieron el broche a una tarde de toros aromatizada por el inmortal cocido.