Alguien a quien admiro dijo que -“con solo un cambio de actitud, tu vida podía cambiar 180 grados”-.
Lo cierto es que ese -SOLO un cambio de actitud- puede llegar a pesar sobremanera; puede convertirse en una losa, en una montaña difícil de mover. Por eso, nos pasamos media vida repitiendo esquemas o tropezando con esa misma piedra que ya nos destrozó el dedo gordo del pie, a punto de tener que ser amputado. ¿Acaso nos cuesta más cambiar de actitud que volvernos a ostra? Pues sí, querida Superviviente; a veces creemos que las hostias, en vez de llevar aprendizaje tras de sí, aumentan nuestro poder inmune a base de repetirlas.
A modo de ejemplo: si me rompen el corazón… la segunda será mucho menos y la tercera casi imperceptible sensorialmente hablando. O sea, que preferimos volvernos unos inmunes emocionales a cambiar de actitud y probar otro perfil/esquema de persona que no nos destroce la vida. ¿Acaso no os ha ocurrido que siempre dais con el mismo perfil de persona? La justificación a volver a tropezar con lo mismo es simple ¡Me van l@s idiotas! ¡L@s caraduras! …y un sinfín de expresiones poco convincentes para todos menos para una misma.
Cierto es que… ¿Un cambio de actitud te libra de la hostia? Es una pregunta que me hice después de practicar el inmovilismo y darme de bruces hasta escribir con la boca I M B É C I L
¿Un cambio de actitud te libra de la hostia? Pues siento decirte, querido superviviente que NO, rotundamente NO… pero… la hostia es nueva y la carretera por la que has decidido avanzar también.
¿Y si igualmente me voy a hostiar para qué cambiar de actitud? Eso mismo me pregunté yo… y sigo reflexionando sobre ello… mientras intento llegar a alguna conclusión, practico el llamado pensamiento positivo y repito la frase -“con solo un cambio de actitud tu vida puede cambiar 180 grados”-.