Hace unos días, me congratulé al ver como en una conferencia sobre igualdad, la actriz Robin Wright. co protagonista de la aclamada serie House of Cards, explicaba cómo había puesto en un brete a la productora reclamando -lo que es tan justo- ganar exactamente lo mismo que su compañero de reparto, Kevin Space.
La productora Netflix terminó cediendo porque ella misma amenazó con hacerlo público. -“Será mejor que me pagues o lo haré público”- Ciertamente, como ella misma afirmó, hay pocas series o películas donde el hombre y la mujer gocen de peso similar y, era un momento perfecto para hacerlo. Ella lo consiguió y además lo hizo público para seguir con la tarea de lograr la ansiada igualdad, no aquella de postín que hace que much@s consideren un exceso seguir en la estela de erradicar la superposición de sexos y que el balance sea igualitario. Me recordó al discurso de este año de Patricia Arquette, al recoger su Oscar a mejor actriz secundaria.- “Es el momento de tener el mismo salario”-
Parece increíble, marciano incluso, que por cuestión de género descienda lo que cobras cada mes. Sigue ocurriendo y no dejo de emocionarme por aquellas mujeres poderosas que deciden ponerlo sobre el escenario público y reabrir ese debate que no pocos desean darlo por concluido cuando hay tanto por hacer en nombre de la igualdad; no sólo de salarios sino por consideraciones, derechos y creencias tan enraizado en nuestras sociedad. Me enfado con aquellos que censuran el feminismo, que se ríen de él o lo colocan en el lugar simétrico al machismo. Eso es desvirtuarlo y querer darle un sentido vengativo que nada tiene que ver.
Adoro la definición que la escritora sufragista británica Rebecca West hizo -“Yo lo único que he sido capaz de averiguar de lo que es el feminismo es lo siguiente: Sólo se que la gente me llama feminista siempre que expreso sentimientos que me diferencias de un felpudo”- Es una definición de principios de siglo XX, pero muy acorde con cualquier reivindicación actual que cualquier mujer realice en pro de la Igualdad. Todas y todos estamos en lo mismo, en conseguir un trato más igualitario en cada uno de los campos.
Decía Cate Blanchett que no sabía a qué se referían cuando le comentaban que para cambiar un personaje masculino a femenino debían dotarlo de sensibilidad femenina -“¿Qué es exactamente?” y…¿La llamada “Hombría”? Creencias, etiquetas, encasillamientos que nos hacen vivir compartimentados.
Habrá que empezar a ser leones y no corderos y vivir en la singularidad que nacimos pues… ¿Acaso no eres un ser único e irrepetible?