No desalientes cuando sientas que tu GPS se ha estropeado.
No te enfurruñes cuando te encuentres en esos días en que ni si quiera eres capaz de pillar el metro a tiempo o acertar con el fin se semana: lluvioso para ir a la playa.
Es normal sentir frustración y protestar porque crees que esos seres invisibles encargados de enviarte señales... se han ido de fiesta y te han dejado sola conduciendo tu propia vida.
Intentas enfocar hasta hacer llorar los ojos; fijarte en la señales y dar con la llave perdida.
Desde hace tiempo una amiga colecciona llaves en un bote. Llaves olvidadas o que, un día le fueron dadas con promesas de amor eterno que la cobardía o el desconsuelo impidieron que fueran devueltas a su destino. Amores, amistades, lugares que un día formaron parte de su vida... Reposan todas juntas en un bote de cristal que no tiene otra función que recordarle que no hay llave que abra las puertas eternamente.
Cuando sientas que el GPS no funciona...
Disfruta del caos, amiga, porque estás en el momento en que las señales no te advierten, sino que se divierten a tu costa. Hay veces que esos guías invisibles han decidido abandonarte y mirarte desde la distancia para que deshagas la maleta de exigencia y disfrutes perdiendo el Norte. ¿Quién dijo que el Norte era la mejor dirección? ¿Quién dijo que en lo correcto está el orden? ¿Quién dijo que en el orden está la sonrisa?
No dejes que nadie marque tu rumbo. Aprende a vivir siendo una desnortada.