30/06/2016 - Reflexionaba estos días –No voy a escribir un post sobre el Orgullo Gay-, me pronunciaré en redes, en IG pero prefiero escribir como llevo años haciendo en las cabeceras con las que he colaborado. Pero un articulo publicado hace tres días -aunque ahora retirado- en el Diario de Ferrol, me ha llenado el estómago y demostrado nuevamente que no hay otra forma de conseguir la normalidad que –No consintiendo- ni estupideces, ni ataques, ni acciones ni mofa alguna. Estos días he tenido que escuchar en más de una ocasión que para qué, que qué sentido tiene el día del Orgullo Gay y, he desistido más allá de con una sentencia, a dar más explicaciones porque consideraba una provocación tal pregunta.
Es de sobra sabido la persecución que existe; que casi en 80 países la homosexualidad es ilegal y en una decena se castiga las relaciones entre el mismo sexo con la muerte. Este argumento repetido hasta la saciedad no sirve a mentes obtusas, que en su rechazo a la libertad, piensan que porque exista una ley en España, andamos protegidos de comentarios xenófobos, de miradas de desaprobación o sentir como la espada invisible de Damocles recae sobre ti por el hecho de expresarte libremente, de amar libremente sin caer si estás en tu intimidad o en plena calle.
Reconozco que jamás me he ocultado, pero me he mostrado a mitad y he sufrido por ello. Mis amigos y familiares; a su debido tiempo y, con un previo tragar saliva por miedo al rechazo, han sabido de mi homosexualidad. Jamás he inventado novio, ni en el trabajo ni en casa. Pero es cierto, que durante algún tiempo, parecía que mi vida sentimental era un desierto. Ellos no preguntaban, yo no hablaba. Ese silencio acordado se me fue con el tiempo haciendo una bola difícil de tragar.
En las celebraciones familiares; cumpleaños, Navidad…comencé a sentirme una persona desgraciada, triste porque todos mis hermanos llevaban a sus parejas y yo era incapaz de dar el paso; por miedo y por la necesidad de dar explicaciones o tener que ser sometida a un interrogatorio que ni yo misma sabía dar con la respuesta -¿Acaso alguien se le pregunta por qué es Heterosexual?- Mi necesidad de vivir una vida completa me llevó a expresarme; a contarlo en casa, a vivir el proceso de aceptación familiar y, cierto, es, que he tenido la suerte de encontrarme con una familia en la que por encima de todo está el AMOR.
Ha sido un camino, un proceso de preguntas, respuestas y sufrimiento entendido con sentencias como –“Pasará” “Es un acto de rebeldía” “Eso es porque todavía no te has enamorado de ningún hombre”- Las he aguantado, no sin rebelarme a ellas y, reconozco, que tantas veces invadida por la rabia no he mostrado lo peor de mí. Como digo ha sido un proceso largo y en privado, como miles de españoles y españolas hacen cuando deciden vivir su vida libremente y asumen su homosexualidad con todas las consecuencias. Lo mismo ha sido en el terreno laboral, donde no niego, sino confieso que he sido a las que se las ha encerrado en un despacho y con autoridad moral me han preguntado -¿A ti te gustan las chicas?- Me negué a responder, pregunté de donde venía esa pregunta y descubrí que llevaban tiempo hablando sobre mi sexualidad a mis espaldas y que ello era motivo de pregunta laboral. No soy una excepción; por desgracia ha ocurrido a menudo y sigue ocurriendo. No pensaba que compañeros de profesión tuvieran la poca consideración de engañarme en una entrevista propuesta como –“Meramente profesional” y amparándose en Wikipedia sacar a la luz pública mi homosexualidad como si ellos tuvieran derecho. Jamás concedí una entrevista personal para hablar de ello, pero ellos decidieron –qué poco me gusta la expresión- “sacarme del armario” y publicar la foto de quien entonces era mi pareja.
NO puedo describir la sensación de llegar a la tele ese día y sentir que todo el mundo sabía, sin yo haber tenido la libertad de decirlo, con quien me iba a la cama. No quiero dar la sensación de víctima, pero si insistir en NO CONSENTIR porque, a mis 40 años, me he dado cuenta, e incluso pido perdón –a mí misma y al resto- , por haber CONSENTIDO demasiado al respecto de mi persona y mi intimidad. Cualquier Homosexual, Lesbiana o Transexual tiene muchos ejemplos similares al mío para contar y eso es lo que provoca en nosotros que nuestra piel tenga que ser tan dura como la de un Lagarto. Hace un par de días, un amigo me dijo frente a una bandera de arcoíris –“Me emociono al ver que cada vez hay más instituciones, comercios grandes y pequeños, que cuelgan nuestra bandera”- Da igual si sus razones son más políticas o comerciales, lo importante es que se vea.
La Visibilidad, algo que me ha costado tanto de entender en su profunda necesidad: la Visibilidad. Leía en 2014 una entrevista de Grande-Marlaska que afirmaba “Hay que salir del armario para ayudar a otros” VISIBILIDAD. He recibiendo cientos de mails de personas que me han contado su historia y me han ayudado a entender que estamos en el camino, pero queda mucho para la ansiada igualdad. Me siento afortunada por vivir en un país pionero en la ley de Matrimonios Homosexuales y una sociedad que avanza a pasos agigantados… Pero NO HAY QUE CONSENTIR, sino PROTESTAR y CELEBRAR.
Reflexiono estos días sobre las palabras de Pedro Zerolo, con las que en más de una ocasión había discrepado y que hoy tanto se lo agradezco y entiendo. No me considero un ejemplo a seguir; he necesitado muchos años para sentirme bien conmigo misma. He necesitado muchas noches para aceptarme. Me considero una superviviente, una más que desea AMAR con libertad. Salir a la calle y besarme con mi chica, pasarle la mano por la espalda, quitarle la migaja de pan en la comisura; recibir un beso espontáneo sin sentirme coartada o expuesta… Me emociona ver todos aquellos que lo han hecho, a pesar de sentir en el cogote el peso de las miradas. Pero entiendo aquellos que quizás no lo hagan nunca y no los juzgo por ello. Somos muchos, una marea de colores que, a pesar del sufrimiento, decidió dar su mejor sonrisa. ¡Que no se equivoque nadie! Por ello NO HAY QUE CONSENTIR que medios de comunicación publiquen palabras insensatas, que duelen y son dichas con el mayor de los desprecios a hacia una parte de la población que lo único que pide es amar y no ser juzgado o señalado por ello. Me refiero a textos como el del señor José Luis Patiño – “Estoy hasta el culo de la celebración del Orgullo Gay, Día en el Gays y Maricallos, machorras- “Me voy a detener en lo de MARI CALLOS porque rezuma la misoginia que además las lesbianas tenemos que aguantar. Prosigo porque –“trisexuales, transexuales y hermafroditas ( y bestialitas si entran)” – No quiero seguir reproduciendo las imbecilidades de este susodicho articulista porque él, me da mucha pena en sí mismo, por gozar de un corazón tan amargado y lleno de rabia. Apunto al periódico, al medio, al 'Diario de Ferrol' toda la irresponsabilidad de publicar semejante texto, tan ofensivo y me quedo corta, ante una parte de su ciudadanía. Y nuevamente digo en alto NO HAY QUE CONSENTIR. De poco sirve una disculpa, aunque por supuesto debe. Al susodicho ni agua, ni una palabra más voy a gastar.
Feliz Orgullo a todos; vivamos las fiesta con nuestra mejor sonrisa; celebramos que cada año hemos avanzado un poquito más. Yo pienso hacerlo ¡Celebrar! Por todos aquellos que han luchado por tener la libertad que tengo ahora, por haber entendido a tantos con los que he disentido…Celebremos nuestro amor libre.