No les voy a mentir. Los ánimos no son los mejores. Las historias de los que abandonan su país son desgarradoras. Ya son más de 3 millones los que cruzaron la frontera sin saber si un día volverán a sus hogares. Sin saber siquiera si sus hogares estarán en pie cuando todo esto pase. Sin saber si todo esto va a pasar.
Sin embargo, los días siguen y los que no se van están muy activos. Hoy visitamos una librería en donde adultos y niños pasan las horas colaborando de distintas maneras. A los más chiquitos les leen cuentos sobre espías para enseñarles luego que ante el peligro, en vez de correr, es mejor caminar despacio, "como si fueran espías".
En otra zona de la librería, los adultos están tejiendo redes de camuflaje para enviar a los soldados de Ucrania. La idea de que esta invasión no está ni cerca de terminar es cada vez más clara. Y son muchos los que resisten de este lado de la frontera.