Hoy me desperté más temprano que nunca. Bueno, me desperté varias veces en la noche porque las sirenas no nos dejaron descansar demasiado, y luego intenté madrugar para preparar una mini sorpresa para Stefan por su cumpleaños. Unas velitas, un cupcake y una consigna lo esperaban cuando salió de su habitación: "Tenés que pedir tres deseos antes de soplar", le indiqué.
Después de cantarle el "Cumpleaños feliz" como lo cantamos en Argentina (que no es igual que en España), arrancó la jornada.
Salimos al aire en vivo para Telecinco como todos los días pero creo que en nuestras caras se hace evidente que el riesgo que crece en esta zona de frontera nos empieza a afectar. A nosotros como a todos los que están en Lviv.
Aunque también hay algo de resignación que se respira en el aire. Ayer por la tarde, unos jóvenes jugaban al baloncesto cuando empezaron a sonar las alarmas. Ninguno se inmutó. Siguieron jugando, como dispuestos a afrontar lo que ocurriera, a no dejar su vida en manos de aquellos que buscan destruirla.