Cubrir la guerra no ha sido para mí solamente informar desde la pantalla de Telecinco todos los días. Ha sido mucho más que eso. La alegría, en medio de tanta angustia, de poder aportar algo para ayudar a alguien que sufre: mi fixer, la persona que me ayuda y guía para que pueda hacer mi trabajo en un país extraño para mí, Max, me pidió que lo ayudara a sacar a su hija de Ucrania y lo logré. Dana está ahora en Barcelona, a salvo, mientras la guerra acá no se detiene.
Max no puede irse. Su padre sigue en Kiev, su madre ha podido ubicarse en un lugar más seguro pero todos están en Ucrania resistiendo. Por eso, cuando le anuncié que volvía a España me pidió un nuevo favor que yo cumpliré con todo el amor que le tengo: llevar a su mujer, Lena, a reencontrarse con Dana en Barcelona.
Todavía no sabemos cómo lo lograremos. Intentaremos volar a Madrid desde Polonia. Lena se quedará en mi casa hasta que organicemos un viaje más: el que va a permitir que madre e hija por fin se abracen fuerte.