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Las uvas de la ira

telecinco.es 19/09/2019 09:27

La casa está definitivamente dividida en dos bandos. No solamente porque anoche Dinio decidió alinearse inequívocamente del lado minoritario, el dúo de kamikazes compuesto por Hugo y Adara. También está dividida físicamente después de que el resto de concursantes decidiera poner un obstáculo en la puerta de salida del salón al jardín, impidiendo la entrada a los tres mosqueteros, como ha bautizado Dinio al minigrupo. En respuesta a ese bloqueo, ellos también han puesto barricada para impedir acceder al búnker. De forma que, por extraño y fuerte que parezca, cuando escribo estas líneas hay 12 concursantes atrincherados en casa y otros 3 en el búnker.

El detonante de esta nueva escalada de enfrentamiento fueron las uvas con las que iban a hacer un juego durante la fiesta de anoche. Al final no hubo juego y, como en la novela de John Steinbeck, se convirtieron en ‘Las uvas de la ira’. El fruto con el que se elabora el vino fue también motivo para que la mayoría diese por terminada la ‘Fiesta de la vendimia’. Ya desde un rato antes varios concursantes habían renunciado a participar y se limitaban a criticar a los que bailaban. Más en concreto a Hugo, ¿cómo no? “Se creerá que está todo buenorro”, decía Alba. Le criticaban que tuviera ansia de protagonismo y ser ridículo. Sin verle bailar hubiera pensado que exageraban. Verlo es directamente hilarante.

Hugo tiene una forma de moverse bailando tan descoordinada que parece una parodia. Tiene algo de hipnótico e incita a pensar que está queriendo atrapar la atención de los demás. Y ya lo creo que lo consigue. Dinio le criticaba ante el grupo de los que se limitaban a mirar y comentar la fiesta desde el interior de la casa. En realidad, creo que se estaba burlando de ellos. “Voy a decirle que está cargándose la fiesta bailando así, ¿se lo digo?”, preguntaba el cubano. Mila le animaba a hacerlo: “Sí, díselo, anda, que estoy muy aburrida”. Salió al jardín y se lo dijo. Los dos se partían de la risa.

El jocoso comentario de Dinio terminó siendo premonitorio porque Hugo y Adara, con su inestimable ayuda, se cargaron la fiesta. Les habían facilitado tres barreños con uvas, uno de ellos más grande, del tipo de los empleados para pisarlas. Empezaron a lanzarse uvas entre ellos y no tuvieron medida. Detesto a la gente que no sabe parar a tiempo y estos son de esos. Más bien diría que tienden al exceso casi siempre. Se bañaron en mosto y llenaron el jardín de este fruto. Decenas, centenares, tal vez miles de pequeñas uvas alfombrando el césped artificial. Y sus ropas empapadas. Enseguida el grupo mayoritario abandonó la fiesta y se fueron a la casa. Luego vino el atrincheramiento y alguna que otra exageración de semejante calibre a las de los otros tres.

Llegaron a decir que tenían miedo y a comparar la guerra de uvas con un asesinato. Hablaron de violencia y reclamaron expulsiones disciplinarias. La verdad es que el propio Hugo se interesó por algo así. “¿Crees que nos expulsarán por esto?”, le preguntó a Adara. Supongo que para hacer constar su desaprobación, el grupo mayoritario no trasladó la fiesta a otro lugar de la casa, sino que la abandonó limitándose a mirar a sus tres compañeros. El jardín parecía un frenopático con tres internos en estado de máxima exaltación aparentemente pasándolo muy bien. La casa, un geriátrico lleno de amargados criticando a los que se divertían, aunque daba la impresión de que estaban muriéndose de envidia. Los de dentro habían utilizado un barril de atrezo de la fiesta para bloquear la puerta e impedir la entrada. Y no faltaron las provocaciones por ambos lados.

Algunas de esas provocaciones fueron de peor gusto que otras, pero no vi nada de gravedad. Hacer hincapié en si Mila hizo determinado gesto o Hugo otro sería hacer lo mismo que estoy censurando, una exageración máxima. Lo cierto es que en situaciones como la de esta madrugada me resulta imposible decantarme por un lado. Creo que Dinio, Hugo y Adara se pasaron mucho, pero la reacción del resto fue desproporcionada. A favor de los folloneros del jardín se puede decir que al terminar la fiesta recogieron las uvas del suelo. Un trabajo ímprobo que debieron hacer uva a uva prácticamente. También debo apuntar en su haber que lo dieron todo para divertir a la audiencia. Justo lo contrario que hicieron los demás.

Hugo no tiene medida y su hiperactividad me produce un empacho indescriptible. Aunque he de reconocer que me hizo reír a carcajada anoche cuando afirmó: “Si yo ya dije que no les caemos bien”. Mucho mejor ahí, incluso tirando uvas sobre sus dos cómplices o restregándolas por su cuerpo, que cantando. Por la tarde llegó a decir que era amigo de Julito. Cuando Adara le dijo que no sabía de quién estaba hablando aclaró que de Julio Iglesias, con quien tiene un amigo en común. ¿Seguro? La unión entre Adara y Hugo no sé si hará mucha gracia al otro Hugo, pareja de ella. No hay contacto físico de ningún tipo, pero parecen tontear todo el rato y pasan el día juntos.

La asociación entre los tres del grupo pequeño es ya un hecho. Bastó que Dinio viera salvarse a Hugo para que terminase de posicionarse después de pasar unos días de tibieza, con el culo entre dos sillas. Tienen claro que van a ir a por ellos en las nominaciones, por lo que Dinio anima a darlo todo en la prueba para elegir al jefe de la casa (que proporciona inmunidad). No han pactado sus nominaciones, pero Hugo va dejando caer mensajes por si los otros quieren entender. “El que menos me gusta es Kiko”, dijo Hugo. Así, dejándolo caer. Luego habló de “los primeros peones del ovejismo” que deben caer. Ya planean su paseo triunfal por el concurso. Tal vez estén vendiendo la piel del oso antes de comprarla.

En el otro lado, Kiko no para de advertir que tengan cuidado de salir nominados dos de un lado y uno del otro. Ya sabemos lo que puede pasar en ese caso. Las referencias a pasadas ediciones son constantes. Alba comentaba ayer con Dinio las similitudes de este arranque de edición con lo sucedido en el último GH VIP. A pesar de ser capaces de conectar ediciones siguen entrando en la casa sin la lección aprendida. Estela quiere nominar a los tres del otro grupo, pero si hacen eso subirá uno de ellos tras la salvación que decida el jefe de la casa. Es Mila la que mejor está leyendo el concurso. Sabe lo que la audiencia quiere y tiene mucha mili hecha (“ni Mila, ni mili, ni milo”, diría ella).

Después de mostrarse partidaria de la doctrina Romanones, Mila hizo en la cocina una larga reflexión indicativa de que sabe bien de lo que va esto. La mencionada doctrina se resume en esta frase que reprodujo ayer la colaboradora de ‘Sálvame’: “A mis amigos, el culo; a mis enemigos, por el culo y a los indiferentes, que les apliquen la legislación vigente”. Mila tiene claro que va a hacer siempre lo que le plazca, más si la llaman abeja reina. Hablando con Anabel, con Dinio y Antonio David detrás, decía: “Hugo aporta. Adara aporta. Ayer Antonio David, muy a su pesar, dio el minuto de oro. Dinio, con nuestras broncas y tal, lo da todo también. Entonces, si quiero dejar la casa bien colocadita lo que necesito es nominar a la gente que, al fin y al cabo, ni te quita ni te pone. Ayer me defendieron. Pero, realmente, entre ellos no se van a votar tampoco”.

Seguía Mila elaborando su plan nominatorio: “Entonces lo que hay que hacer es repartir los votos. A ver, yo con Hugo tengo conflicto, pero hay veces que yo en la casa me aburro. Porque yo no sé con quién hablar. Y yo le entiendo a él (por Dinio) en ese sentido”. Hablaba después de las chicas de su grupo: “Son encantadoras, pero tienen un mundo que no es el mío. Ni el mundo de Instagram, ni el mundo de los colorines, ni el mundo del maquillaje, ni el mundo de los horóscopos, ni el mundo de los planetas. Y yo ahí me puedo volver más loca todavía. Me puedo volver más loca ahí que en un enfrentamiento con Hugo y con Adara”. Podría pensarse que está reculando tras ver salvarse a Hugo, pero no lo creo. Sí veo un cambio de estrategia, y lo celebro. Al menos alguien se da cuenta del error que han cometido.

Lástima que después siga Mila con su actitud pasiva, viéndolas venir. Ahora dice que va a intentar hacer lo menos posible. No piensa cocinar, ni siquiera intervenir en la cocina. En el paroxismo absoluto afirma que tampoco va a comer. Prefería sus diarias amenazas de abandono a que anuncie una huelga de hambre. De los creadores de “cosas que odia Mila” deberíamos abrir ahora un nuevo “cosas que ya no va a hacer Mila”. Como analista de la realidad parece más eficiente Mila que los demás. Más que Kiko, por ejemplo, cuya reacción al ver los porcentajes anoche fue hacer este comentario: “Han subido los dos”. Claro, porque siendo dos porcentajes es posible que suban ambos, ¿no? ¡Cómo están las cabezas!

De momento, Mila pretende pedir a sus compañeros que la nominen. Eso sí sería una jugada maestra, al menos si logra uno de ellos ser jefe de la casa. Y creí entender que pretende nominar solo a dos de los mosqueteros, porque su tercera nominada sería Irene (si se salva). Joao estaba de acuerdo con esto. ¿Con qué no? Si Mila hace finalmente esta noche una maniobra de este tipo le hago la ola. La pena es que al final irán todos a lo obvio y nominarán a los tres disidentes, dejándonos con la miel en los labios y sin disfrutar de una estrategia inteligente.

Antes de la guerra de la uva los enfrentamientos no habían cesado. Como pronostiqué ayer, Kiko y El Cejas no quisieron dejar su ropa a Hugo. A Dinio con reservas, pues se había encaprichado de una camiseta verde de Kiko y este prefirió dejarle otra porque esa era nueva. Kiko y Hugo estuvieron echándose en cara mutuamente de dónde proceden y por qué se han hecho famosos. “Rastrero”, “sucio” y “ruin” fueron algunas de las cosas que le dijo Kiko. “¡Yo tengo dignidad y tú no sabes lo que es eso!”, contestó Hugo. Y por la noche, agarrada entre El Cejas y Dinio, creí entender. El Cejas estaba un poco nervioso mientras se lo contaba a Nuria. Ella asentía lo mínimo, con aparente poco interés. No me extraña.

Corea central

Estábamos todos pendientes de con quién tendrá tema que quema Gianmarco, siendo Nuria la aparentemente mejor posicionada, y ahora nos enteramos de que ella y El Cejas han tenido lío antes de entrar en la casa. Ahora se explica que duerman juntos. Tan juntos, quiero decir. Lo confirmó él mismo ayer.

Siempre hay en esa casa problemas con la lavadora, pero nunca tan visibles. La de esta edición es lavadora saltarina. Anoche Dinio tenía que sujetarla mientras centrifugaba, porque por la mañana se movió al menos un metro y retumbó en toda la sierra. “Es que no es alta gama”, sentenció Estela. Ella tiene una fetén, con garantía de 10 años, por lo que se ve. ¡Aprende, ‘súper’!

Mientras Joao, Anabel, Adara y Hugo estrenaban el jacuzzi disfrutando de un relajado baño, en la casa observaban la escena por el plasma y hacían dulces comentarios. “¿Pueden entrar perros en el jacuzzi?”, preguntaba Alba, mientras Noemí deseaba que Hugo se electrocutase al haber olvidado quitarse el micro antes de entrar al agua. Son todo amor.

Me he hecho desde hace días fan de la abuela de Anabel, que dice “kuivi” en lugar de “kiwi”. Otros palabros: “senáforo” por “semáforo” y “psicópita” por “psicópata”. Maravilla.

Moleskine del gato

Los porcentajes ciegos permanecían anoche inamovibles desde la noche anterior. Mismos guarismos, por tanto: 71,3 % y 28,7 %.

Me cuentan que ayer en ‘Sálvame’ mi compañero Kiko Hernández desmintió la fortuna que en uno de estos escritos relaté que había dicho tener Mila. No solo yo creí escuchar determinada cifra. He encontrado otros sitios donde se transcribe de manera similar a como yo lo hice (ver capturas), por ejemplo, el minutado de esta misma web (¿para qué ir más lejos?). Pero eso no quiere decir que tengamos razón. Por la parte que me toca reconozco, sin ironía alguna, que pude escuchar mal y rectifico el dato. Si me leen los señores de Hacienda les advierto que posiblemente escuché mal lo dicho por la concursante. No vaya a ser…

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