Siempre nos quedará Guadalix

telecinco.es 28/01/2019 09:29

Siempre que vemos la mítica escena final de la película Casablanca deseamos que Elsa no suba al avión y se quede con Rick. Sabemos que eso no va a pasar, pero es imposible dejar de desearlo íntimamente. Siempre nos faltarán abrazos y cosas que no se dicen, aunque estamos seguros de que lo vivido entre ellos permanecerá eternamente. Anoche María Jesús tuvo una vibrante conversación con un Julio que teme su expulsión. Estaban en el suelo, al costado de una cama, y al levantar María Jesús se ponía unas cómodas zapatillas mientras seguía con los zapatos en la mano. Julio se acercó y ella soltó los zapatos de su mano estrellándolos contra el suelo para fundirse ambos en un abrazo. En ese momento deseamos que se dieran un beso. Aunque, igual que nos pasa siempre con Elsa y Rick, sabíamos que eso no sucedería. Y no pasó.

Por si había alguna duda, viendo completa esta escena de la que relato solo el final, tuvimos la certeza de que entre Julio y María Jesús hay todavía mucho amor, un cariño inmenso a veces sepultado por ciertos problemas habidos entre ellos. Mientras se daban ese abrazo final Julio decía las palabras clave: “Te quiero”. Y María Jesús contestaba: “Yo también”. Con los ojos vidriosos, a punto de estallar en lágrimas, le había contado por qué temía su salida de la casa. No es solo por continuar sin ella el concurso. En realidad, piensa que será el final entre ellos. Que no la volverá a ver ni siquiera volverán a hablarse. Demasiado duro para alguien enamorado.

María Jesús intentó tranquilizarlo comprometiéndose a tener contacto con él y asegurando que lo llamaría. Pero Julio no lo cree. Está en fase de negación, lógica después de lo visto en estas casi tres semanas en esa casa. Julio estaba reconociendo que todavía está enamorado hasta la médula. De alguna manera, Guadalix es para él como París para Rick en Casablanca. “Siempre nos quedará París”, dice el protagonista en la película de Curtiz. “Siempre nos quedará Guadalix”, podría haber dicho esta madrugada Julio. El recuerdo hará que ambos sepan valorar lo vivido en esa casa. Hoy no lo tienen, pero lo recuperarán. Igual que Elsa y Rick recuperaron París en sus recuerdos.

También les queda Málaga a Julio y a María Jesús. Allí decidieron anoche que bautizarán a “su bizcochito”, que es como llaman a su hija. Quieren que sea una ceremonia sencilla, con tres o cuatro invitados. Entre ellos Maite Zaldívar y Fernando Marcos, a quienes conocieron en Supervivientes y viven en esa ciudad andaluza. Es una cita ineludible, oportunamente mencionada por María Jesús para intentar aplacar la pena de Julio. Se habían enterado todos en la casa un rato antes que María Jesús está nominada ocupando el lugar del salvado Antonio. Curiosamente, parecía más afectado por la noticia Julio que la propia María Jesús.

¿Qué tiene la historia entre María Jesús y Julio que no tengan otras en esta edición? Pues algo muy sencillo: es de verdad. Su fuerza es que no fingen ni fuerzan nada. Y eso se nota. Cuando pelean y cuando se llevan bien. Estén enfrentados a muerte o mostrándose cariño, como pasó anoche. En todas las ocasiones se puede palpar la realidad. Está feo hacer comparaciones, que son siempre odiosas, según dicen. Pero hay una diferencia abismal entre la verdad que supura cada momento entre estos dos concursantes y las pantomimas de Sofía y Alejandro o ese cariño repentino entre Yurena y Juan Miguel. No dudo que este último haya quedado desolado y triste, entre otras cosas porque ha perdido su salvoconducto en el programa, lo único que podía hacerle llegar lejos. Pero no me puedo creer nada más de esa historia.

La respuesta a una pregunta no prevista en el Debate delató a Sofía y Alejandro. Respondían preguntas de la audiencia en Twitter y a Alejandro le hacían esta algo capciosa: “¿Qué pensaste de tu pareja actual cuando la viste por primera vez?”. “Pensé qué guapa es”, respondía Alejandro mientras miraba a Sofía, quien sonreía abiertamente. Obsérvese que la pregunta habla de la “pareja actual”, por lo cual ambos asumían que todavía lo son. Pero nos están vendiendo otra cosa, ¿no es cierto?

Esta misma madrugada vimos fugazmente a Alejandro planteando una ruptura definitiva, rechazando la buena relación que muestran en ocasiones. No les conviene. Igual se refieren a lo de la madrugada anterior, cuando se escucharon besos y posiblemente algo más proveniente de la suite que ellos ocupan esta semana. Estaban levantados Julio y Carolina porque a veces trasnochan y los dos tienen siempre cosas que decir. También Kiko porque había llorado su bebé de la prueba. Los habitantes de la casa despiertos en ese momento fueron testigos más directos de la buena relación entre Sofía y Alejandro.

En público se tiran las madres a la cabeza, comparando el dinero que tienen. Una ordinariez como esta puede que les sirva para mostrar la otra cara de su relación, esa que más les interesa destacar. Se presentan como víctima uno del otro, sabiendo que esa estrategia funciona en ocasiones. Olvidan una premisa fundamental: deben conseguir que la audiencia se lo crea. “Mi madre tiene tres pisos y gana como podóloga más de 5.000 euros al mes”, decía Alejandro. “La mía ha trabajado mucho más que la tuya”, contestaba Sofía. Cada uno habla de las cosas que le pasan por la cabeza, y estos dos solo ven billetes. Son la nueva sociedad anónima de este concurso.

Hoy voy dando una de cal y una de arena. Asumiendo que la cal es lo valioso y, por tanto, lo bueno, toca ahora hablar de Candela y Antonio. Entiéndase que hablo de lo bueno para el espectáculo. No hay bronca entre estos dos que me deje indiferente. Me sacan siempre una sonrisa y, a veces, también me hacen fruncir el ceño convencido de que no quiero personas así cerca. Anoche volvían a discutir y Antonio prometía por enésima vez que no se va a relacionar más con Candela. El tono de la discusión debió ser tan elevado que solo sabemos lo escuchado de fondo y por algunos comentarios en la casa. Habrá que esperar a verlo, por tanto.

La última discusión fuerte había sido porque la sábana de Antonio se movía y Candela sospechó lo que estaba pasando. Pensó que estaba abusando del sospechoso, practicando el cinco contra uno, dándole a la palanca, echando un solitario, castigando al hermano pequeño, diciendo alemanita, encerando el sable, pelando el apio, puliendo el tronco, tocando un solo de flauta, zumbando el salami, haciendo una gayola. Demasiada historia por una vulgar paja, vamos.

No es la primera vez que Candela se escandaliza y pone en la picota a su pareja en el concurso por lo mismo. Otro día le había afeado que se masturbase en la ducha. Todavía se puede llegar a entender su molestia porque lo haga en la cama, con gente delante, aunque discreto. Y, sobre todo, porque tenía el bebé de la prueba encima. Pero ¿en la ducha? ¿Dónde diablos quiere que lo haga?

No sé si me parece más insólita la reacción de Candela o la respuesta de Antonio en el ‘confe’. “Prefiero tener edredoning con alguna en la casa que cascármela. Porque no me gusta masturbarme, es que no me gusta, súper”, decía Antonio. El pobre ‘súper’ debe aguantar estoicamente todo tipo de confesiones. Por ejemplo, que un concursante le confiese algo prácticamente inédito. No ha conocido nunca a nadie a quien no le guste masturbarse. Mucho me temo que Antonio es un espécimen único. Tiene el discutible honor de estar solo en el grupo de los que no les gusta el amor propio.

Pongo la historia de la paja de Antonio entre lo bueno porque no me puedo reír más. Antonio y Candela son personas singulares. Y, lo más importante, concursantes valiosísimos. Por lo que sea me importa más esto que aquello. Que Antonio tenga de forma alternativa a Carolina a favor o en contra extrañaría poco si no fuera porque esta concursante se comporta igual con todos. Hoy dice una cosa y mañana otra. Ni en una ocasión ni en otra lo ha meditado suficientemente. Eso sí, siempre la mueve el interés. Si se enterase bien de las cosas e hiciera una lectura del concurso medio buena igual podría sacar provecho de ser tan veleta.

Carolina estaba segura el jueves pasado de que saldría Antonio y aseguraba días antes a Yurena que sería la primera salvada. La pobre no da una. Estuvo en contra de Antonio hasta que se salvó. En ese momento pasó a defenderlo, aunque al día siguiente hacía un vídeo diciendo que debía salvarse Ylenia, quien borró el vídeo después porque ella no tiene actitudes infantiles ni nada de eso. Después ha cambiado todavía al menos una vez, posicionándose anoche en contra de Candela. Una locura, vamos.

Casi todos se pusieron en contra de Antonio por elegir a Ylenia y Raquel para nominar después que él. Como si no pudieran elegir libremente. Es algo que se les pide cuando nominan a la cara, y nunca hay quejas por ello. ¿Acaso no puede uno jugar las cartas como quiera? Llama la atención que Raquel se queje por esta nimiedad cuando Antonio ni siquiera tuvo un voto para ella e Ylenia. Sin embargo, sigue siendo una de las mayores palmeras de Kiko, a quien no dijo ni pío después de que diese sus tres puntos para ellas.

Otra pregunta de la audiencia era para Fortu, que no supo salir bien de la situación y cambió su respuesta cuando escuchó los abucheos en plató. Le preguntaban si en caso de no estar con Yoli podría tener en la casa algo con Carolina. Primero dijo que posiblemente y luego lo negó tajantemente. “No, no y no”, decía Fortu, mientras Carolina tragaba sin rechistar. Del “éramos algo más que amigos” ha pasado a callar cuando Fortu la rechaza por no enojar a la audiencia. Ahora dice Carolina que Yoli es un encanto. Cuando entró no supo precisar si su relación con Fortu fue estando él con Yoli o no. No cabe mayor falsedad.

Moleskine del gato

Irene volvió a la casa anoche y quiso contar la razón de su salida temporal. Ha tenido un aborto natural, por lo que ha debido pasar las pruebas y controles necesarios, habiendo permanecido en observación hasta ayer. Celebro su vuelta, aunque no tanto como Kiko. En algún momento me ha parecido que este echaba de menos a su pareja sobre todo para que la ayudase con los bebés de la prueba.

No superaron la prueba de los bebés ni Kiko e Irene (que colaboró apenas los dos primeros días), ni Antonio y Candela, ni Sofía y Alejandro. Los demás no pasaron de los tres fallos permitidos. El récord creo que se lo lleva Kiko, poco acostumbrado a trabajar. No pertenece a la cultura del esfuerzo, por eso la madrugada del sábado se confesaba incapaz de sacar adelante la prueba. No lo veía posible. Como si le hubieran propuesto algo que supusiese un esfuerzo titánico.

Hubo posicionamientos, como cada domingo, y una vez más vimos la incoherencia disfrazada de coherencia. Casi todos explicaron que se posicionaban según sus nominaciones, pero vimos a Antonio detrás de María Jesús cuando ha dicho que no soportaba a Raquel. Tampoco tuvo la valentía de desear la salida de Candela, como parecía desear durante la encendida discusión de después. No es la única incoherencia. Tampoco entendí que Julio se pusiera detrás de Candela cuando también él ha dicho que no le gustaban algunas cosas de Raquel. Por lo demás, Kiko e Irene contra Ylenia. Juan Miguel, Yoli y Sofía contra Raquel. Por último, Fortu, Alejandro y Carolina contra Candela.

Los porcentajes ciegos estaban así al principio del Debate de anoche: 49,3 %, 32,8 %, 10,8 % y 7,1 %. Al final del Debate había subido el porcentaje mayor y bajado el segundo, quedando así: 53,7 %, 29,3 %, 9,5 % y 7,5 %. Si pudiéramos aplicar alguna lógica a los movimientos de porcentajes diría que fue Candela quien peor parada salió de los vídeos vistos en el Debate, fiel reflejo de lo que ha sucedido este fin de semana en la casa. Por tanto, debería ser suyo el porcentaje mayor. Espero que no sea así y finalmente impere el criterio de las dos primeras semanas, en las cuales he pensado que la audiencia por fin aprendió a votar. Aunque sea injusto, creo que es Raquel quien menos aporta de entre las cuatro nominadas.

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