Hugo y Elena sellan la paz con un abrazo
Dicen que abrazar es acariciar el alma del otro. Eso sí, el abrazo debe ser sincero. Elena abrazó a Hugo después de preguntarle si tanto él como su hija harán “lo mejor posible para que estemos todos contentos”, a lo que Hugo respondió: “Sí, claro. Es mi intención”. El abrazo posterior sonó como un ego te absolvo a peccatis tuis in nomine Patris et Filii et Spiritus Sancti. Y amén. La pregunta era un sinsentido. En primer lugar, debería haberla puesto en singular, porque difícilmente puede Hugo responder por la otra parte. Y luego debería saber cómo hacer para contentar a todos. Aunque no debería ser difícil de adivinar, lo cierto es que hay gente muy rara. Así, sin señalar.
“Yo quiero que ella sea feliz. Le deseo lo mejor, de cuore. Te lo digo de verdad. Espero que encuentre una persona que vaya para adelante con ella”, había afirmado Hugo. Luego vino la exaltación de la maternidad y la paternidad. “Mi hija trata a su hijo con una exquisitez excelente”, dijo Elena, lo cual suena un poco a excusa no pedida (siguiendo con los latinajos sería el típico excusatio non petita accusatio manifesta). Hugo hizo suyo el comentario de su exsuegra: “Cada uno por su parte somos excelentes padres”. Elogio de la excelencia en el trato al bebé propio. Lo extraño sería que reconocieran lo contrario. Imagine el lector que dicen ser unos padres nefastos y dudan que su hijo vaya a llegar a mayor por la mala vida que le procuran. Dicen algo así y les corren a gorrazos los compañeros. En lugar de eso aplaudieron el abrazo como si estuvieran asistiendo a una representación teatral. Lo que era, más o menos.
Ahora que Elena ha roto peras con José Antonio se quiere llevar bien con Hugo. El periodista la acusó de ser el espíritu de la contradicción. “Cuando uno no quiere ir a por leña tú quieres ir a por leña, cuando uno sale a pescar tú quieres pescar, para poner a todo el mundo en el compromiso”, afirmó José Antonio. “No me tires de la lengua porque tengo lengua de metro y medio”, siguió diciendo. Lo más gracioso es que añadió: “Y tú lo sabes porque me conoces”. La lengua de este concursante es más grande que su predisposición para trabajar. Pero sigo teniendo debilidad por él. Si trabaja más o menos es algo que afecta a sus compañeros, pero que sea lengüilargo lo disfrutamos todos. En el fragor de la discusión llamó “sibilina” a Elena. Y, mira, ahí no le quito la razón.
El abrazo entre quienes se habían convertido en acendrados enemigos desde que Elena decidió sacar los trapitos sucios familiares una noche de gala en la palapa no fue lo más inesperado que se vio en el Conexión Honduras de anoche. Nos sorprendió Lara contando que, por primera vez, hacía frío en los cayos Cochinos. Me dio un escalofrío verla con tan poca ropa. Un rato después fue Rocío quien nos trajo la sorpresa. Estaban en plano todos los siervos escuchando a Jordi González cuando de repente hizo mutis por el foro. “¿A dónde va Rocío?”, preguntó el presentador. Resulta que le había dado un apretón. Y cuando te da un apretón no hay conexión en directo que valga. Rocío regresó momentáneamente, pero dado que se estaba retorciendo literalmente fue autorizada a volver a desaparecer para ir a hacer lo que debía. El indiscreto operador de cámara siguió a Rocío, que se apartaba camino a la letrina con un trozo de papel higiénico en la mano. La edición más extrema, ya sabemos.
Todavía quedaban sorpresas. José Antonio nos sirvió en bandeja la siguiente cuando explicaba la razón por la que están todos de nuevo mosqueados con el concursante antes dios y ahora siervo. “Cristian dice que no puede dormir rozándose con un compañero porque él no duerme rozándose ni con su novia”, afirmó José Antonio. Me escama un poco escuchar todo el rato que Cristian no es tonto, lo cual me parece cierto cuando suelta veneno aparentando ser todo inocencia. Por ejemplo, cuando respondía así: “José Antonio quiere dormir al lado de Rocío y los dos ocupan esterilla y media”. Que viene a ser como decir que están rellenitos, pero sin que apenas se note. José Antonio niega la mayor porque él se ve hecho una sílfide.
Debo reconocer que están siendo más divertidos los siervos que los mortales. Unos y otros parecen ir contra Fani, que no para de coleccionar enemigos. Mal con Nyno porque le acusó de haber sido quien la alertó de lo que estaba sucediendo cuando Hugo e Ivana se abrazaban a través de la “ventanita del amor” (un hueco en la valla que separa los dos lados de la playa). Por los gritos que dio entonces Fani la nominaron y se enemistó con ellos, en especial con Ivana. Dice Fani que Hugo la nominó porque se lo ordenó la argentina. Mal también Fani con Rocío, a quien dicen que ha llamado vaga y materialista. No solo se lo reprochó Ivana a la cara, también es algo que han comentado a sus espaldas Nyno y Barranco.
Cristian le ha contado a Rocío que Fani “está poniéndola a parir”. Esta, que niega haberla llamado materialista, considera que poner a parir es insultar o decir cosas feas a la espalda y ella se lo ha dicho todo a la cara. La guerra está servida entre Fani y Rocío. En realidad, casi todos critican a Fani por decir lo que dice de Rocío, pero nadie habla de si es verdad o no. Que critique a su compañera es censurable en la medida que sea mentira lo que dice. Si está en lo cierto puede ser igualmente feo, pero tiene un pase. Solo la interesada lo niega, acusando a Fani de mentir. Dice Rocío: “Para mentir hay que tener las patas muy cortas”.
Aquí necesito hacer un aparte para analizar la frase de la hija de Antonio David. ¿No sería piernas en lugar de patas? Pero, a ver, dejando de lado esa incorrección se me ocurren otras preguntas: ¿quiere decir que los de patas largas no pueden mentir? ¿por qué tienen permiso para mentir los paticortos? ¿nadie va a comentar la frase de Rocío? A mí me parece esto más chocante que su desaparición y retorcimiento posterior por el apretón. Lamento decir que la frase no es así. Rocío ha oído campanas y no sabe dónde, porque la frase correcta es: “La mentira tiene las patas muy cortas”. Lo cual significa que quien miente puede ser descubierto pronto porque con la mentira no se llega lejos nunca. Nada que ver con que para mentir haya que tener las piernas cortas.
Elena aparte de reconciliarse con Hugo y discutir con José Antonio tiene tiempo para dar consejos que para ella no tiene. Critica a José Antonio y a Cristian por preguntarle a Alejandro por sus hermanos, hijos de Pepe Navarro, su padre legal. Al ser algo personal que puede incomodar al chaval cree que deberían respetarle y no meterse en esos asuntos. Sin embargo, Elena no se corta a la hora de preguntar a Cristian por la relación que tiene con su madre y su hermana. Porque, claro, eso no va a incomodarle en absoluto. Desconozco por qué es peor preguntarle por sus problemas familiares a Alejandro que a Cristian. Va a tener razón José Antonio con lo de la contradicción.
Hugo avisó a Ivana de que igual le rompía el collar de lideresa esa misma noche. Luego vimos las imágenes y creo que ni se llegó a menearse ese collar. Por lo que se adivina del movimiento es cómo si tuvieran cuidado no fueran a romper algo. No digo que haya poca pasión, igual son las pilas lo que falla. En la película ‘Frankie y Johnny’ se sorprende Michelle Pfeiffer de lo silencioso que es en la cama Al Pacino (hablo de sus personajes, obviamente). La explicación es que se trata de un expresidiario acostumbrado a mantener silencio en los encuentros vis a vis. Lo de Hugo e Ivana es más preocupante. Diría que ni siquiera respiraban.
Moleskine del gato
Felicidades a los mortales por aguantar tanto en la prueba de las vasijas y el equilibrio que el programa decidió repartir los dos bocadillos de calamares de la recompensa entre los seis del grupo. Estuvieron sensacionales, a pesar de alguna que otra trampa. Más flagrantes fueron las trampas entre los siervos, hasta llegar a ser descalificados Cristian y Rocío por abrir los ojos demasiadas veces. Lo habitual en estos casos es que justifiquen las trampas con la situación de supervivencia extrema que están viviendo. Pero todos están en las mismas circunstancias. Como repitió Lara varias veces, las trampas no se las hacen al programa, se las están haciendo a sus propios compañeros.
Bea pudo verse en el espejo tras su fugaz paso por cayos Cochinos. A pesar de ser la primera expulsada ha perdido 3,8 kilos. Si llega a durar un poco más hubiera pasado de naranjita a mandarina.
Dice Nyno de Alex: “Lo ves y no tiene lustre”. Pues que le saquen brillo al pobre.
El pirata Morgan, cada día más generoso, les dio a siervos y mortales unos peces pequeños tipo boquerón para que los utilizaran de cebo en la pesca y a ver si así se les da algo mejor. ¿Qué hicieron nuestros robinsones? Pues se comieron los pececillos. “Dale pescado a un hombre y le darás alimento para un día, enséñale a pescar y lo alimentarás para el resto de su vida”, dice la frase mal atribuida a los libros sagrados. Estos son más de pan para hoy y hambre para mañana.