Estaba hablando José Antonio de aplicaciones para ligar y no todas sus interlocutoras tenían el mismo conocimiento de su uso. Ana María se pensaba que su objetivo era más… digamos, romántico. “Yo creí que era una aplicación de conocerse, de amistad, de si surge o no surge”, afirmaba. A lo que Bea aclaró: “Hay miles de personas así”. Me imagino que se refería al elevado número de personas que las usan. Y, en un símil de discutible oportunidad, añadía después: “(Son) de ir al grano y reventarlo”. El escaso conocimiento de gente tan joven (Ana María y Elena están entre los 40 y los 50) no deja de sorprenderme, aunque tampoco tiene nada de particular. Cada uno sabe de lo que le interesa. Más llamativo es que tanto Ana María como Elena se revelasen como vigías de la moral ante lo que les estaba contando su compañero de Supervivientes 2020.
José Antonio especificaba: “Lo primero que te pone es edad y si eres activo o pasivo”. “¡Qué asco, no me toques!”, exclamaba Ana María entre bromas y veras. El tono de broma casi desapareció cuando esta concursante se sorprendía del tiempo que lleva su compañero usando ese tipo de aplicaciones: “¿Dos años llevas con esa aplicación?”. Con cara de desagrado, Elena se sumaba a la censura: “Te estás arriesgando a encontrarte con cualquier tipo de persona”. Incluso dramatizaba después: “¡Qué miedo, por favor!”. Miedo sentí yo al verlas, saliendo de la oscuridad, y no lo digo solo por la escena que nos mostraba el vídeo, con un foco iluminando sus rostros y apenas nada más. Por lo que dijo Ana María, quienes utilizan ese medio para conocer gente, por así decirlo, muy decentes no son. ¡Salió la decencia! Decía Marguerite Yourcenar que “la moral es una convención privada y la decencia una cuestión pública”.
Que Ana María y Elena rematasen la conversación cantando ‘Olvídame y pega la vuelta’, de Pimpinela, ayudó a que las viera como esas puritanas de ‘Historias de la frivolidad’, serie humorística de los años 60 creada por Chicho Ibáñez Serrador. Pertenecientes a la Liga femenina contra la frivolidad, cantaban: “Somos puritanas [...]. Usamos tijeras, usamos tinteros […]. Cortamos, rompemos, echamos borrones, […] bajamos las faldas, subimos escotes”. La moderna censura ya no va contra la exhibición de la carne sino contra las aplicaciones para ir al grano, como dice Bea. “Es que estás enfermo”, decía la Naranjita a punto de ingresar en el grupo de las guardianas de la moral que lideran Ana María y Elena.
Bea parece despertar, de lo cual me alegro. Se trabajó su protagonismo en el reality que ganó y no esperaba de ella otra cosa sino que lo repitiese ahora. La veo más ubicua que Cristian, quien debería esforzarse en serlo por su condición de dios de la isla. Bea hablando (mal) de Vicky (es mutuo), Bea aclarando a las censoras lo de explotar el grano, Bea discutiendo con Pavón, Bea declarando la guerra a Alejandro... ¡Está en todas partes! Con Hugo no se mete y mucho me temo que sé la razón. Ella fue rival de Adara y, aunque tuvieron una época de acercamiento y reconciliación, al final salió la verdad: no se soportan. Por eso se apresuró a mostrarse comprensiva y defender el acercamiento amoroso entre Hugo e Ivana.
Que Bea apoye a Hugo también es mérito de este concursante. De momento, no se está granjeando enemistades y ha logrado tener buena relación prácticamente con todos. Con Elena la enemistad viene de fuera, siendo la única con la que ha tenido algún roce. Ni siquiera el hecho de que se lleve bien con Pavón parece afectarle negativamente. En el sótano del refugio hablaban Hugo y Pavón, mientras un piso más arriba estaba José Antonio criticando a este último, pero salvando a Hugo porque se lleva bien con él y lo respeta. Esta es otra característica de quien es líder natural, que a pesar de poder ser visto como el principal enemigo en el concurso tiene ganado el respeto de la mayoría. En principio, ningún otro concursante está consiguiendo tanto en tan poco tiempo.
Volviendo a Bea, su penúltima discusión ha sido con Cristian, aunque previamente había estado gritando a José Antonio por haber pelado un coco. Cristian se quejaba de Bea: “Me molesta tu voz de pito”. Vistas las imágenes no es el único. Ivana y Nyno se tapaban los oídos mientras Bea desataba su ira. Las palabras de Cristian le dolieron especialmente, tal vez por ser dios. “No tienen que meterse con lo que pasa en nuestro grupo”, decía, sin darse cuenta de que dios no pertenece a los mortales (y, casualmente, no es mortal). A pesar de lo molesto que pueda ser escuchar a Bea enfadada, me alegro de que se esté haciendo un sitio en el concurso y espero que siga dando mucha guerra.
El gato responde
Ayer hice una broma sobre el doloroso trance del calambre que sufrió Hugo mientras construía la cabaña comparándolo con míster Potato porque parecía que se le salía una pieza por el abdomen. Con las mismas, quise llevar la broma al titular jugando con la imagen de un Hugo que se pudiera desmontar, como el juguete mencionado. Esta es la única razón de ese “Desmontando a Hugo” que tanta polémica trajo. Ni quise convertir el titular en un cebo ni hay ninguna contradicción entre este y el texto de mi escrito. Todo lo contrario, está puesto para cuadrar con la broma de míster Potato. Así que contradicción ninguna. Era tan solo humor. Ahora que tanto se habla de los límites del humor este gato debe decir que solo considero un límite: que no sea gracioso. Lo cual, por otra parte, es subjetivo. Está claro que lo de ayer ha hecho cierta gracia a algunos y poca o ninguna a otros.
Doy por bien empleada la medio fallida broma porque me ha servido para dos cosas: constatar que muchos comentan sin haber leído el texto (lo cual ya sospechaba) y que algunas bromas, aparte de hacer poca o ninguna gracia, no se entienden. No deja de ser útil que pasen cosas así porque sirve para dejar de prestar atención a quien opina solo habiendo leído un título. Muchos dieron por supuesto que hablaba mal de Hugo, lo cual es incierto. Hablé del dolor en el rostro de Hugo y la pasmosa tranquilidad con la que lo asumió. En otro orden de cosas, también hablé con admiración de como ha tomado el liderazgo del grupo adelantando por la derecha y por la izquierda a Alejandro, el supuesto líder de esta semana. Está claro que se quejaban sin haber leído nada más que un titular.
Lo de no entender el chiste me hizo recordar una vieja anécdota radiofónica. Entrevistaba el reportero a uno de los camareros de la sala Cleofás, donde actuaba con frecuencia el dúo cómico Tip y Coll. Al tener que ver el espectáculo noche tras noche era una de las personas más facultadas para opinar del mismo, y esta fue la respuesta que dio el entrevistado a la pregunta sobre cuál era su chiste preferido: “Pues todos, jeje, pero… ya, cuando dicen eso de que no han permitido el traslado de los restos de Agustina de Aragón porque está prohibido el tráfico de cocaína, ahí es que ya me parto”. Como habrá adivinado el lector, el chiste real dice que “está prohibido el tráfico de heroína” (no cocaína), en referencia al personaje histórico mencionado. El camarero no entendía el chiste y, aún así, le hacía gracia.
No tuve la misma suerte que esos genios del humor y a muchos no les hizo ni pizca de gracia una broma que no fueron capaces de entender. Igual no lo puse demasiado fácil porque ni siquiera conocen a míster Potato. O algo. Por suerte hubo quien sí lo supo entender, como es el caso de @Beln38290242: “Entiendo el titular desde un nivel filosófico cristiano exuberante con base en el ‘Cántico de la carta de los Filipenses’. Hugo se despoja de su rol de dios, nos muestra su condición de siervo y como humano pelea y sufre dolor”. Esto mismo era. No me sorprendió que la mayoría de quienes se quejaron amargamente de algo que no habían leído o no habían entendido llevaban banderitas de Uruguay en su nombre de usuario. Son el fandom de Hugo, y contra eso no puedo. Pueden encontrar aquí mejores o peores bromas, pero nada del fenómeno fans. Esto es El Gato encerrado, no la SuperPOP.
Moleskine del gato
Cristian quiere ser un dios que sabe dar palmas. Me parece una contradictio in terminis porque son otros quienes deberían ser sus palmeros. ¿A quién iba a darle él las palmas?
Dice @FridaReturns con gran acierto: “Yo es que viendo que Ivana sabe hilar más de tres palabras seguidas, es educada y no usa las expresiones ‘me cago’ y ‘me meo’, para mí ya es una Diosa”. Ya lo creo, una auténtica deidad omnisciente.
Esta noche tenemos Tierra de nadie, con Carlos Sobera. Y ceremonia de la salvación. Los dioses escupirán barro sobre Pavón (espero). ¿Puede haber mayor aliciente para verlo?