Hugo discutió ayer con Dinio y con Adara. Solo le falta tener unas palabras con la lavadora. Con el frigorífico no hay posibilidad porque todavía no tienen acceso a la cocina. Y si Bunki, la calabaza mascota, hubiera sobrevivido mucho me temo que a estas alturas ya habría sufrido la furia de Hugo. Reconozcámoslo, Hugo es bastante insoportable. No es extraño que a los del grupo mayoritario les cueste aguantarlo, lo cual no quita para que nos valga para lo nuestro. El trío del búnker ha estado en peligro y a punto de romperse, pero por arte de magia estaban de nuevo igual de unidos y con el buen rollo habitual a última hora de la tarde.
La espoleta prendió entre Hugo y Dinio por una auténtica tontería. De fondo subyace la desconfianza del primero hacia el segundo, lo cual es entendible. También el temor a que las innumerables presiones que recibe a diario del otro grupo terminen causando el efecto pretendido: que se rompa la unidad en el grupo del búnker. Antonio David es quien más rema a favor de esa escisión. De momento sin los resultados deseados. Hugo discutió con Dinio durante 40 minutos de reloj. En todo ese tiempo ambos repitieron los mismos argumentos una y otra vez, como si estuvieran borrachos.
Los dos dieron muestras de la misma cerrazón, aunque Dinio me pareció mucho más interesado en superar esa repentina crisis. Repitió con nobleza una docena de veces, si no más, la invitación a olvidarlo todo. Hugo no estaba por la labor de enterrar tan pronto la disputa. Deberían aceptar quienes conviven con él que es peleón y se retroalimenta con sus discusiones. Me da la impresión de que esa es su gasolina, el generador de energía que todos necesitamos. Hugo se marchó al ‘confe’ dejando pendiente la limpieza del búnker, tarea que tienen encomendada él y Dinio. Al volver ya había hecho la limpieza el cubano y ahí comenzó todo.
Que Dinio hubiera limpiado sin esperar a que volviera Hugo no fue el motivo real de la discusión, sino que a este le pusiera nervioso ver a Antonio David intentando manipular una vez más a su amigo. “Te ha dicho Antonio David que por qué estabas haciendo mi parte de tarea, ¿no?”, preguntó Hugo a Dinio haciendo uso de su intuición. Mucha paciencia hubiera demostrado tener Dinio de no haber hecho la limpieza él solo porque Hugo debió tardar más de una hora en salir del ‘confe’. Cuando volvió le preguntó Dinio dónde había estado, lo cual fue interpretado por Hugo como un indirecto reproche por haberlo dejado solo con la limpieza. “Ya lo he hecho yo”, dijo Dinio, lo cual despertó la ira de Hugo.
En esa casa todos tienen la piel demasiado fina. Anoche Adara se mosqueó con Joao por ponerse del lado de Kiko, que al parecer la había insultado gravemente. Luego Joao lloraba desconsolado. Piel fina. En el grupo siguen diciendo que tienen miedo a Hugo y que les está haciendo mucho daño. Piel fina. El Cejas se queja (no en vano le llaman El Quejas) amargamente de que Hugo le mande al colegio y se meta con su nariz. Piel fina. Hugo se mosquea porque Dinio hace la limpieza en su ausencia y luego le pregunta dónde ha estado. Piel fina. Temo por la salud dermatológica de los habitantes de la casa en esta edición. Abogo porque les pasen una buena crema para pieles sensibles, que proteja la dermis y reduzca las irritaciones.
A Adara le vino de rebote. Presente en la parte final de la discusión, realizó las preguntas precisas para hacerse un juicio sobre lo sucedido. Al final no se pronunció, pero hizo un comentario conciliador. “No lo ha hecho con mala intención”, dijo sobre Dinio. Hugo tuvo entonces el feo gesto de pedirle a Adara que no se metiera, acusando a Dinio de haber pedido su opinión. No es cierto que Dinio quisiera implicar a Adara en su disputa con Hugo. El comentario despectivo de este tuvo a Adara enfadada durante el resto de la tarde. En una ocasión le preguntó Hugo cómo estaba y ella prefirió no decir nada. “Estoy muy nerviosa, ahora no puedo hablar”, dijo Adara.
No sé si hubo una charla que reconciliase al grupo o la magia actuó para que a la noche estuvieran de buen rollo y tan unidos como lo han estado hasta ahora. Es una duda más que tiene este gato. Y la respuesta, amigo mío, no está en el viento sino en las plantas. Ya sabrá el lector. “Parecemos un matrimonio de tres”, había comentado en otro momento Adara. Es precisamente eso, discuten como una familia y con la misma facilidad se vuelven a querer. Entre una cosa y otra se están ganando el aprecio de una parte de la audiencia. Aun siendo Hugo insoportable muchas veces, o con la tibieza que a menudo muestra Dinio, este trío del búnker logra generar sensaciones diferentes a lo largo del día. Empatía a veces, rechazo otras. Sin embargo, la maxipandi produce de manera permanente una sensación entre pena y repudio.
Dije ayer que las intenciones de ambos grupos no son tan distintas, solo que utilizan métodos diferentes. Se volvió a ver perfectamente ayer. Hugo intentando que se mojen quienes nunca lo hacen porque eso puede desestabilizar al grupo, e incluso debilitarlo. Del otro lado siguen con la más torpe estrategia. Kiko se está convirtiendo en el gallito del corral, acompañando a las chicas todo el rato y poniendo sus propias reglas. Por la mañana le niega café a Hugo, un habitante más de esa casa. Y cuando preparaban el almuerzo ni siquiera quieren decirle el menú previsto. Los insultos y desprecios se suceden de forma inacabable. De acuerdo que la actitud de Hugo, su tendencia a la confrontación, origina esa reacción. Pero la cosa ya pasa de castaño oscuro.
La provocación va por barrios. Porque provocar es la intención de Kiko cuando esparce la ropa que se ha dejado Hugo en el baño. O dejar por cualquier lado la cena de Dinio, habiendo este dejado claro que no se la comería porque era el cuerpo sacrificado de la mascota Bunki, y luego acusarle de no haber guardado su plato. El Cejas se cruza con Hugo por un pasillo y le suelta, sin contexto: “Me das asco”. Eso también es provocar, evidentemente. Aunque posiblemente la mayor provocación sea que Kiko deje el plato de comida de Hugo en el suelo y le diga que se lo deja ahí porque es un perro. Diría que están tratando a Hugo como a un perro de no ser porque estos animales merecen el mejor de los tratos. De gato a perro lo digo.
Dinio todavía espera que el sacrificio de Bunki tenga consecuencias. Lo cierto es que ciertos símbolos son importantes en las culturas afroamericanas. Ya sabemos que Dinio es cubano, pero no olvidemos que Hugo ha trabajado en las embajadas de España en Nicaragua y Nigeria. Algo se temen en la casa, aunque la manía de exagerarlo todo lleva al grupo a decir directamente que a Hugo le persigue satán o que es un psicópata. Temen que hayan hecho magia negra con la calabaza. Ven sombras y apariciones al tiempo que una cámara da vueltas como la cabeza de la niña del exorcista (aquí pegaba un chiste con cierta concursante, pero mejor me autocensuro brutalmente). Mientras tanto, Noemí reza de fondo para espantar los malos espíritus. El otro día pidió la visita de un padre para realizar un exorcismo en la casa. De locos.
Hugo espera la traición en el otro grupo y la teme en el suyo. Sabe que está en juego un importante premio, por el que algunos son capaces de cualquier cosa. Como bien se puede comprobar en ‘El Padrino’, la genial trilogía de Francis Ford Coppola, el crimen no es personal, tan solo consecuencia del negocio. Esta película inspira a Hugo para saber que la traición vendrá antes o después. El otro día recordaba la escena del funeral de Don Vito en la que Michael descubre que Tessio, amigo de su padre durante décadas, es el traidor. A Michael ya se lo había anunciado su padre en la última conversación que tuvieron, del mismo modo que Jesucristo advirtió la traición de Judas. “Quien te hable de tener esa entrevista con Barzoni, ese es el traidor”, le dijo Don Vito.
Hugo establece un paralelismo entre la película y la situación en la casa. Cree que quienes más papeletas tienen para ser traidores son Joao y Nuria. Ambos se separaron algo del grupo durante el fin de semana, pero han vuelto al redil. También sospecha de Antonio David, a quien llama ‘Rubik’ porque es como un cubo con 6 caras y colores diferentes cada vez. No está mal visto. Cree que algunos pueden terminar siendo espías dobles. De eso igual sabe algo Hugo. Lo digo porque en las películas los consejeros comerciales de las embajadas suelen ser espías.
Adara preguntaba a Nuria si tendrá algo con El Cejas. Siguen durmiendo juntos con frecuencia y a veces hacen cucharita. Dice Nuria que no van a tener nada porque son amigos. Y no cree que a Omar le pueda sentar mal. “Yo duermo con mis amigos y no pasa nada. No estoy casada y hago lo que quiero”, decía Nuria. Mis dieses por ello. Ahora bien, no creo que Omar se vaya a sentir molesto por El Cejas, sino más bien por Gianmarco. Nuria no ha descartado tener algo pasajero con él, aunque el domingo la pusieran en la tesitura de elegir y se quedase con Omar. Si siguen llamando muebles en los tuits a Estela, Nuria y Antonio David no habrá otra opción.
Corea central
Apenas se notó el intento de Mila en los posicionamientos del domingo. Se puso detrás de Dinio en lugar de contra Hugo, como hizo la mayoría. Inútil manera de intentar negar la acusación de que los otros son su rebaño. Está claro que lo hizo para destacarse del resto. Y consiguió precisamente eso: destacar.
Adara vacilaba el otro día a Gianmarco y a Estela en el búnker. Por alguna extraña razón Gianmarco tenía duda de si Adara es española o argentina, lo cual aprovechó ella enseguida para el vacile afirmando que argentina. Estela decía extrañada: “¿Eres argentina”. “Sí, ¿no lo sabías?”, respondía Adara. “¿Cuánto llevas aquí?”, preguntaba Estela, y Adara inventaba sobre la marcha: “Cinco años”. Cuando casi estaban por creerla se le escapó la risa.
Kiko afeitó la cabeza a Gianmarco. Bueno, también un lunar y lo hizo sangrar. Tal vez sea la única manera de que tenga un vídeo el italiano. Luego el peluquero intentaba piropear a su víctima. “Pareces un modelo”, dijo Kiko, a lo que contestó Gianmarco: “Soy un modelo”. Es el piropo faltoso.
Alba pasó ayer buena parte del día en la cama. Parece que estaba muy afectada porque le pusieron una foto de la boda de su expareja, el tenista del que ella no ha parado de hablar en estas dos semanas de encierro. No se lo digan a nadie, pero me da la impresión de que no lo ha superado.
Moleskine del gato
Ha contado Mila que esta semana (posiblemente hoy mismo) recuperaran uno de los dormitorios. Al parecer tiene 8 camas, por lo que habrá 6 que todavía tendrán que esperar unos días. Según esta concursante, quienes ganen una prueba, o queden mejor clasificados, serán los afortunados. “Yo no voy a tener cama hasta Navidad”, decía Mila. Está claro que no confía mucho en ella misma, al menos en las pruebas.