55 días juntas y ayer tuvieron que separarse. Palito fue expulsada inesperadamente y Lola recibía la noticia con un grito desgarrador. “No, no, no, no puede ser”, repetía la compañera de Palito, aquella que la recibió con los brazos abiertos en playa Destierro. Entonces no podían prever que se convertirían en dos grandes supervivientes, pero también dos entrañables amigas, tanto que dicen considerarse como hermanas. Y si ellas no podían preverlo mucho menos nosotros, espectadores de esta aventura, aficionados a vivirla a distancia, observándola por la tele.
Anoche se marchó una de las mejores supervivientes de esta edición. Palito y Lola hicieron un dúo que parecía invencible y hubieran merecido llegar juntas a la final. Como juntas pescaron más de 200 peces pulverizando la marca máxima de los concursantes no desterrados. Palito contribuyó con más de 60 y Lola batió todos los récords superando los 150. Cuando conocieron estas marcas de escándalo tenían a su lado a Omar, el que más pescó en el grupo mayoritario sin lograr superar el medio centenar. Las desterradas han mostrado una superioridad abrumadora también en la pesca.
Palito deja un vacío enorme en este programa. Y una sensación de frustración, de tarea inacabada. Lola y ella formaban un equipo indivisible en mi cabeza. Igual que le sucede a la propia Lola, no concebía esta separación. Siempre visualicé que seguirían juntas y así vivirían lo que el destino tuviera que depararles. No era una opción que fueran a ningún lado separadas. Esa abrumadora superioridad hacía justo que llegasen hasta el final y la victoria fuera para una de las dos. Ya solo puede conseguirlo la pionera, primera de los desterrados.
Lola no solo es la primera por orden de llegada a ese inhóspito lugar. El abuelo de Palito, Luis Miguel Dominguín, decía siempre que él era el número 1 (como matador de toros). Lola también lo es y ese debería ser su puesto en el ranking de esta edición. Debe ser ganadora porque con Lola ganará también Palito. Y porque, como dijo anoche Carlos Sobera en un discurso precioso: “Habéis conmocionado al país. Son muchos los que piensan que sois concursantes bárbaras, descomunales, incomparables a lo largo de la historia de Supervivientes”. Lo suscribo todo.
Palito ha demostrado ser la perfecta compañera de Lola, tanto que no le fue nunca a la zaga. Pero también sorprendió su gran corazón, la inmensa calidad humana que ha atesorado durante toda la aventura. En su despedida demostró una vez más esa categoría. “Este es mi premio, no llegar a la final”, dijo señalando a Lola. Como sucede a veces, fue la expulsada quien tuvo que levantar los ánimos a los ganadores: “Tengo una sensación de felicidad porque se queda Lola, que quiero que llegue a la final y luche con toda su fuerza”. Lola confesó que esa misma tarde había dicho a su amiga que no sabría seguir sin ir de su mano. “¿Qué voy a hacer ahora?”, se preguntaba insistentemente. Pues ganar. Está claro, ¿no?
Omar fue testigo de la despedida más bonita y, a su vez, más dolorosa que nunca se ha visto en este reality. A su lado estaba Anabel Pantoja, con quien se había encontrado minutos antes. El surfista supo respetar la despedida de las dos amigas y ocupó un discreto segundo plano después de recibir la sorpresa de esta segunda oportunidad en el concurso. Él también daba por hecho que sería el expulsado definitivo. No voy a decir que merezca quedarse menos que nadie. A estas alturas todos lo merecen, aunque el triunfo no sería igual de justo en cualquier caso.
Omar ha deseado irse tantas veces, llegando incluso a pedir la nominación a sus compañeros, que su continuidad en el concurso al precio de perder a Palito parece una broma de mal gusto. Llegó a playa Destierro hundido y fueron Lola y Palito quienes hicieron el milagro de convertirlo en otro concursante. Para ello necesitaron menos de una semana. Ya el pasado domingo tenía Omar otro aspecto. Su dimensión como concursante es considerablemente menor que la de Palito, por lo que ese duelo solo tenía una posible ganadora. Pero la audiencia es soberana y posiblemente Anabel haya sabido jugar bien sus cartas en una votación exprés con la que pudo salvar a su novio.
El encuentro entre Anabel Pantoja y Omar Sánchez me recordó a aquel otro entre Rosa Benito y Amador Mohedano. Digamos que están los dos en la modalidad croqueta sobre la arena. Confieso que temí por la integridad de Omar cuando Anabel le aprisionaba en un abrazo pasional. Hay pasiones que terminan en urgencias de un hospital. Ya lo dijo Anabel: “Parecemos Asterix y Obelix, ¿verdad?”. Bueno, pero con menos gracia. Por suerte, Omar está entero e imagino que todavía superando la sorpresa por seguir en el concurso. No tiene la excusa de tener la mente obnubilada por esta impresión porque fue antes cuando dijo que quería casarse cuanto antes. Apuntado queda. Anabel lloró al pisar cayo PalomaAnabelcayo Paloma, la más mítica de las ubicaciones en los cayos Cochinos. “Quiero que la oportunidad que yo perdí la tenga él”, afirmó. Aviso que Omar lleva 76 días de aventura. O sea, ya estaría.
Salimos anoche de dudas sobre si al final Olga y Melyssa confesarían haber dicho las frases sobre Lara y Tom respectivamente. Sin poner ningún suspense ya digo que no, aunque las negativas fueron ligeramente diferentes. Mientras Olga negaba con rotundidad haber dicho lo de que prefería tener a Lara como amiga que como enemiga, Melyssa negaba haber dicho que a Tom le había invadido el demonio, pero aceptaba la posibilidad de no recordarlo. El juego de ‘Quién dijo qué’ ha seguido coleando y dejando cositas tan curiosas como llamativas.
Curioso me resulta que Gianmarco diga primero que él sí había escuchado lo de Lara, pero luego se desdiga. Si me extraña que Olga no lo recuerde lo mismo me sucede con Gianmarco, el otro integrante de aquella conversación. También en eso es diferente el caso de las dos amigas porque la frase de Melyssa fue hace unas ocho semanas y solo han trascurrido dos desde la de Olga. Por tanto, más difícil parece que no lo haya olvidado esta que aquella. Por último, la frase de Melyssa es de esas cosas que se dicen de forma figurada, por lo que parece más complicado de recordar. Decimos “te voy a matar”, “es tonto de remate” o “le ha invadido el demonio” sin intención homicida y siendo muy poco satánicos (por no decir nada).
Lo más llamativo de todo es cómo Olga no solo deja callada a Lara diciendo que no ella no dijo la frase, sino que llega a convencerla de que la frase no era cierta. Es decir, al final Lara se piensa que no era una de las frases que efectivamente habían dicho sus compañeros. El nivel de manipulación alcanza tales cotas que termina mereciendo mi admiración. Lara empieza preguntando quién había dicho la frase y termina pensando que no fue nadie. Máximos respetos a quién es capaz de conseguir tal cosa. Me apunto su nombre y le pediré ayuda cuando tenga una inspección fiscal para que convenza al funcionario de que está todo correcto.
Moleskine del gato
En la prueba de recompensa el equipo formado por Melyssa, Gianmarco y Tom se ganaron elegir artículos en un mercadillo donde podían gastar los puntos que sumaban las bolas encestadas desde las alturas por Melyssa. Tom tomó el mando del grupo y entre toda la oferta del mercadillo eligió un brócoli (2 puntos). ¡Un brócoli de recompensa, amigos! ¿Quién narices elige un brócoli? ¿Cómo es la mente de ese ser? Solo me cabe pensar que el hambre les está afectando preocupantemente a la cabeza o que Tom sufrió ayer una insolación. ¡Un brócoli! No salgo de mi asombro.
Hoy la prueba de líder será disputada por Olga y Melyssa una vez más. Y otra vez el duelo será en la noria salvaje. Por los antecedentes se puede adelantar que muy probablemente ganará Olga. Otra cosa es que Lara no sea desterrada y ejerza su derecho a la ventaja que le da el séptimo amuleto: robar a un compañero el collar de líder. Repito algo que ya dije ayer: esta edición es de las mujeres.
Esta noche tenemos una fiesta, aunque donde realmente la vivirán va a ser en playa Destierro. Allí llegarán los seis concursantes que quedan en playa Uva, aunque solo se quedarán cinco. Anoche al final no hubo salvación, con lo cual el destierro se decidirá entre Lara, Tom y Alejandro. Durante al menos una semana el destierro se pasará en la amplia cayo Paloma y los cinco concursantes aún en juego estarán apiñados en la minúscula playa Destierro. Que escondan el machete porque a alguno le darán ganas de usarlo con dudosas intenciones.
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