El nuevo Julen contribuye a que Sandra no llegue a la final
Estaba claro que no se saldaría ninguna cuenta pendiente. No pasa nunca, menos aun cuando los exconcursantes que vuelven a pisar el suelo de esa casa lo hacen con el único objetivo de vejar, desacreditar e insultar a aquellos que la audiencia ha querido llevar hasta la final. Lejos de querer saldar cuentas pendientes lo que pretendían era sofocar su rabia y frustración por no poder estar dentro para algo más que una eventual y fugaz visita. Descartado el fin de saldar cuentas al menos podría haber servido para dar un buen espectáculo, pero tampoco fue el caso.
En el recuerdo queda aquel juicio de la tercera edición de GH VIP, donde todo se desarrolló con orden y concierto. Anoche asistimos a una ingobernable sucesión de discusiones acaloradas en las que se pisaban hablando a la vez todo el rato ante la desesperación de un Jorge Javier al que ni siquiera respetaban cuando pedía un poco de tranquilidad en medio de tanta baraúnda. No se puede hablar de careos porque no estuvieron en igualdad de condiciones. Luca no pudo hablar sin que le tapara la voz histérica de una exconcursante canturreando con el único fin de que no se escuchara su respuesta. Ante semejante despropósito cualquier esperanza de poder asistir a algo parecido a un intercambio de ideas se desvaneció bien pronto.
Los sucesivos emparejamientos, en algunas ocasiones dobles, dejaron todos la misma sensación de desbarajuste, desconcierto y confusión. Todo el rato el mismo pandemonio que más bien parecía una competición de incongruencias, aparte de denotar una escandalosa ignorancia en algunos aspectos. Por ejemplo, cuando los repescados reventados Adara y Frigenti acusaban a Luca de haber llamado “zorra” a la exconcursante o haber jugado con una enfermedad como la bipolaridad igualmente en referencia a ella. Hubiera bastado que consultasen a cualquier italiano el uso habitual y generalizado del término italiano “stronza” para darse cuenta de que consultando un buscador de Internet ni se puede diagnosticar una enfermedad ni conocer un idioma. Lo otro es una ridícula demagogia que no merece siquiera aclaración.
El nivel de todas las intervenciones de los exconcursantes visitantes fue decepcionante y reventaron el detector de hipocresía, aunque la mayor parte del tiempo ni siquiera sirvió para llegar a conclusión de ningún tipo porque era imposible entender nada entre tanto fárrago. No sabría decir si me pareció más lamentable el verbo esforzado de una Adara incapaz de conectar dos frases con sentido o la sucesión de insultos de baja estofa que destiló Frigenti. Tampoco si prefiero la descarga de rabia que mostraba en cada frase un Julen incapaz de asumir que perdió la partida a sus enemigos, o el atolondrado palabrerío vacuo de la otra exconcursante, más interesada en contar sus batallitas de horas antes en Twitter que en algo de mayor interés para la mayoría de los espectadores.
Lo que comento tuvo el inexplicable colofón de unas encuestas dando como ganadores de todos los enfrentamientos a los visitantes. Imposible entender ese resultado, no solo por el lamentable espectáculo que ofrecieron, sino porque hubo tal desigualdad que a veces solo hablaban los visitantes, sin dejar que concursantes finalistas dieran una réplica posible de escuchar. Las votaciones dieron el triunfo a la falta de inteligencia y la negación del diálogo. Pasaré página aquí ya que es imposible rascar algo más de estas cuentas pendientes que no fueron saldadas por la falta de ganas e intención de ambas partes.
Sandra Pica fue expulsada perdiendo su enfrentamiento con Luis Rollán de igual modo que una semana antes le había pasado a su novio Julen. Sin despeinarse, Luis se ha terminado cargando a la parejita, primero uno y después el otro. Sin quitar méritos a este concursante del que tengo la mejor de las opiniones, la realidad es que no fue él quien terminó con las aspiraciones que albergaba Sandra de llegar a la final. Tengo total convencimiento de que lo hubiera logrado de no ser por el cambio mostrado por Julen una vez se vio expulsado. Lo iba barruntando las últimas semanas, como si le estuviera costando mantener el papel de niño bueno que mantuvo durante tres meses. Una vez fuera surgió inesperadamente otro Julen.
Con la fuerza acumulada de tres meses vividos en su mayor parte sin modificar la posición de descanso, cargado de la fuerza otorgada por tanta horizontalidad durante un tiempo tan prolongado, y después de haber estado una semana fuera, fue Julen a la casa para no volverse de vacío. Se trajo consigo a Sandra después de la semana en la que conocimos ese otro Julen, mucho más chungo, pendenciero y bravucón. Sandra hubiera superado su duelo con Luis a pesar de que en mi opinión este merece mucho más ser finalista. Pero Julen logró que anoche fuese Luis el ganador haciendo una de las cosas que peor tolera la audiencia: traicionándolo. Cómo sería su mala conciencia para que anoche intentase compensar sus dos puñaladas sucesivas: el tuit y el contraalegato. Primero lo remató, para luego hincarle la puntilla, como escribí en su día. Anoche quiso cuidarle un poco las heridas.
Falto de compasión, Julen ni siquiera se ablandó al ver como Luis sufría el primer día leyendo su tuit. Tras acusaciones insostenibles que se resumen en que antepuso el concurso a sus ideales, terminó concluyendo que no merecía llegar a la final. Pues ahí lo tienes: Julen en la calle con su novia y Luis dignísimo finalista de la casa de los secretos. El crédito de las palabras del penúltimo expulsado se explica solo. La audiencia no ha estado con él, haciendo finalista a ese amigo al que decidió traicionar faltando menos de dos semanas para la final y logrando que su novia fuera la última expulsada.
Si por algo celebro que fuera expulsada Sandra es por librarme de hacer un daguerrotipo en el que me hubiera costado pasar del segundo párrafo, e igual estoy siendo demasiado optimista. Poco se puede decir de su concurso, lo cual es casi lo peor que se puede decir en un reality. No hace falta recurrir a recordar si enseñó o no vídeos de su expareja a todos los colaboradores y en reuniones del Deluxe, como le acusó Frigenti, con las malas artes que acostumbra a usar. Tampoco si fue pillada o no en algún intento de montaje, como también dijo el repescado en su primer paso por el concurso. Y mucho menos voy a discutir si es una “adosada”, o “siesa y un pan sin sal que no aporta nada”, como la definió ese mismo compañero.
No es necesario hurgar en el pasado porque basta con juzgar su concurso. A su favor, que fuera casi siempre a lo suyo sin estar muy pendiente de lo que hacían los demás, justo lo contrario que su novio Julen. En contra, que intentase en varias ocasiones reescribir la historia, como cuando afirmó recientemente que las primeras semanas había estado distante con Julen. La realidad es que se acostaron juntos la primera noche después de haber estado tonteando las horas anteriores (justo las primeras de la edición) y pidió una hora sin cámaras (que él no quiso aceptar) llevando poco más de tres semanas de encierro.
La convivencia con Sandra fue casi siempre fácil en esa casa, por no decir siempre. Y no se puede decir que haya sido poco trabajadora sin ser profundamente injusto. En esto hubo siempre cierta confusión. Cuando alguna vez he señalado que la he visto levantarse muchos días a las cuatro de la tarde para volver a meterse en la cama a las seis es porque lo han visto estos ojos de gato. Lo cual no quiere decir que durante la parte del día que estaba en pie no demostrase ser más currante que la mayoría. Las cosas como son. Su historia de amor con Julen es una demostración palmaria de que no todas las ‘carpetas’ valen. Aparte del generalizado escaso gusto por los prefabricados (no olvidemos que esa pareja venía hecha de fuera), es importante que la pareja transmita algo. Excuso decir no era este el caso.
El gato responde
Clamaba la madre de Sandra por la injusticia de las votaciones de pago en los realities. Como bien le señaló Jorge Javier esto es algo sabido, que los concursantes aceptan cuando firman contrato para participar en uno de ellos. Por tanto, no cabe reclamación posterior. Pero me interesa pararme un instante en su defensa del modelo italiano de las votaciones gratuitas. El motivo de esta defensa es porque algunas votaciones gratuitas han tenido resultados radicalmente opuestos al de las votaciones de pago. Por ejemplo, que Adara fuera elegida como repescada para volver a expulsarla tan pronto fue posible. Pero para defender el modelo italiano conviene conocerlo.
En nuestro modelo se vota pagando mediante una llamada telefónica o mensaje de texto con una limitación de 200 votos por participante y día, según figura en las bases legales enlazadas de manera permanente en esta misma web. El modelo italiano permite votar con mensaje corto de teléfono, a través de la página web, la app y la smart tv. Es decir, se trata de un modelo mixto de votos de pago y gratuitos. Pero aquí viene su característica principal: se limita a 50 votos por participante y día. Sin entrar en pormenores, este hecho y un control bastante estricto que hace menos fácil el uso de bots, hace que las votaciones sean muy distintas a las gratuitas que nosotros conocemos. Lamento decir que con ese modelo ni Adara hubiera sido repescada ni anoche hubieran ganado todas las votaciones los que venían de fuera.
Moleskine del gato
Se repartieron por fin los números para votar en positivo por el ganador de esta primera edición de la casa de los secretos. La casualidad quiso que Luca tenga el terminado en 1, día de su nacimiento; y Cristina el 4, su número. Los gemelos obtuvieron el 3 y Luis el 2. Espero que al haber llegado ya la fase final, quedando tan solo una semana para proclamar un ganador, deje de reinar el ambiente a reyerta y las ansias de venganza. Y si lo hay que sea entre los que han llegado hasta ahí, sin volver a los tuits, alegatos, contraalegatos, cuentas pendientes y cualquier otra cosa que aliente desde fuera el mal rollo. Solo pido un poquito de paz, por favor. Que no pido para vicios ni para drogas. Y es peor robar que pedir.