Están en la sobremesa y Miriam apoya su cabeza sobre la mesa. Mónica recoge los restos del almuerzo. Sin que nadie pudiera preverlo lanza la bayeta a la mesa, junto a donde está Miriam. Luego le tira encima los restos que estaba recogiendo. La basura le cae en la cabeza a Miriam sin comerlo ni beberlo. Ni estaba provocando, ni cantaba, ni siquiera estaba usando el espejo que tenía en la mano y tanto parece molestar a algunos. Miriam se queja, lo cual podemos interpretar como algo normal o bien una exageración propia de alguien poco tolerante. ¿A quién no le han tirado los restos de la comida por encima alguna vez? Es lo más normal del mundo.
Mónica opta después por hacer algo totalmente lógico: le vuelve a tirar las sobras encima. Si no quieres caldo, que te den dos tazas. Y como sé que te gusta el arroz con leche, por debajo de la puerta te meto un ladrillo. O algo de eso. El enfado de Miriam va a más. ¡Qué exagerada! Parece como esos niños que primero se dan el coscorrón, luego miran a su alrededor a ver si alguien ha sido testigo de su drama, y en caso afirmativo lloran desesperados y sin darse cuenta de que han tardado demasiado en empezar a lamentarse.
Debe ser que Miriam se queja por cualquier cosa. Eso sí, Mónica sigue pinchando. “Si me tocas te echan”, dice. Diría que eso mismo se lo escuché a Miriam el domingo mientras Suso chillaba totalmente fuera de sí y ambos se insultaban. Todos en torno a la mesa observan la escena, impávidos y silentes. Si acaso sonríen levemente. Asraf, Tony, Techi, Omar, Suso, Makoke, Verdeliss… como estatuas de sal. Me parece haber escuchado luego a esta última decir que no lo vio, pero las imágenes no mienten. Tampoco los espejos. Y esa casa está llena de espejos. Si los espejos hablasen.
El gélido silencio encerrado en su azogue no es más riguroso que el de los habitantes de esa casa. Callan como si no pasase nada cuando alguien le tira la basura a otro. Diría que no solo la están marginando, tampoco se puede decir que la estén tratando bien. Bueno, también puedo estar exagerando. Ya tú sabes.
A veces pienso si no miramos la realidad por los espejos del callejón del Gato (precisamente), en los que Valle-Inclán vio la tragedia de España. Decía Ramón Gómez de la Serna sobre esos dos espejos de una calle madrileña: “Uno cóncavo y otro convexo, deformaban en don Quijote y Sancho a todo el que se miraba en ellos”. “El esperpento”, afirma Max Estrella en ‘Luces de bohemia’. Y le responde don Latino: “¡Miau! ¡Te estás contagiando!”. A veces pienso que debo estar viendo una realidad deformada. Decir grotesco es quedarse corto. No puede ser verdad.
No puede ser que tras la escena de la basura por encima Mónica diga que Miriam “viene de fuera” y Techi la llame “fresca”. No puede ser que Suso se queje de que Miriam haya entrado en su dormitorio por la mañana cuando ya había sonado la música con la que se han de levantar y estaba la luz encendida. No puede ser que mientras varios buitres sobrevuelan el jardín de la casa Suso diga: “Miriam, vienen a por ti”. No puede ser que este mismo concursante afirme alegremente que va a ir a por Miriam y no va a parar hasta que lo echen. No puede ser que Suso llame a Miriam “hija de …” (las cuatro letras).
No puede ser que Mónica bromee con escupir en unos aperitivos que Tony había pedido para los clientes del hotel en la prueba. Ya lo había avisado antes: “Pedir, que ya veréis los escupitajos cómo van, qué rico vais a comer”. No puede ser que Asraf hable de la residencia de donde viene Ángel y amenace: “Como se me cruce le destrozo la vida”. No puede ser que Asraf tenga cruces de cables para todos: “Como se me cruce un cable aquí no come ni Dios”. No puede ser que Suso le diga a Aurah: “Tengo que servirte a ti y a todos los desgraciados que van contigo”. No puede ser.
Con todo, son mayoría en esa casa quienes hablan de lo mucho que les molesta el espejito de Miriam. Mónica le tiró la basura por encima porque no para de provocar con el maldito espejo. Todo muy normal. Se me antoja necesario ver este esperpento por un espejo e imaginar que nada es real.
El comienzo de la prueba semanal no ha podido ser más disparatado, ni más decepcionante. Lo más importante no son las actitudes o si la van a superar o no (que ya digo yo que no), sino que hasta el momento nos han robado la que considero mejor prueba de cada edición. La prueba más esperada, algo menos estricta en esta ocasión que en alguna anterior. Esa prueba en la que Belén Esteban se las tenía tiesas con Olvido Hormigos y Kiko Matamoros pedía de madrugada una tortilla de 8 huevos a Carlos Lozano. En la que Rappel parecía el director más estricto de un hotel de lujo y Alyson Eckmann reía de forma contagiosa. Sin embargo, esta vez solo hemos visto en sus primeras horas desplantes, chulería y mal rollo.
En resumen, esta madrugada los clientes estaban encerrados desde poco más tarde de medianoche en su dormitorio para poner las cosas fáciles a los empleados, mientras estos se bañaban, disfrutaban del gimnasio y vaciaban la despensa comiendo hasta casi reventar. Ahora bien, si a los clientes se les ocurría pedir algo de comer les mandaban a la mierda. Es textual. En las primeras horas han acumulado tantos fallos de prueba que aunque quisiera enumerarlos no tengo espacio, ni tiempo, ni ganas.
Omar, Suso y Asraf comían hamburguesa como si fueran clientes del hotel. Pero son los empleados. Omar no quiso hacer hamburguesa a los clientes. Cuando estos llamaron irrumpía en el dormitorio vestido solamente con un calzoncillo y respondía de forma ofensiva. Según las normas deben dar a los clientes cualquier cosa que pidan mientras lo haya en la despensa, les deben tratar con respeto y siempre con su uniforme puesto. Y no es en este caso un incómodo uniforme de botones sino que parecen salidos de ‘Vacaciones en el mar’.
Que Omar se niegue a hacer hamburguesas a los clientes y luego se las coman los empleados no es lo más llamativo. Suso decía que se le había cerrado el estómago preocupado por Aurah, lo cual no se notó de madrugada. Y no olvidemos que Asraf ha estado pidiendo a Ángel un menú especial porque tiene intolerancia a la carne. Ángel no es tonto y ya se había dado cuenta de que era mentira. Sería bueno que ahora pudiera comprobarlo en uno de esos vídeos de la convivencia que ven algunos martes. También estaría bien ponerles el vídeo de Mónica tirando los restos de la comida a Miriam.
Suso intenta hacer ver que está intentando cumplir con la prueba, lo cual parece estar creyendo el Koala, con su escasa perspicacia habitual. Sin embargo, anoche les decía a Omar y Asraf: “Si no lo queréis hacer bien yo lo entiendo”. Al momento, él y Omar aparecían vestidos con ropa de hacer ejercicio haciendo pesas en el gimnasio. A escasos metros estaba Tony en el jardín. El servicio no puede pisar las zonas comunes mientras no estén todos los clientes acostados. El ‘súper’ se lo advertía a Suso y Omar, pero la respuesta de Suso fue: “Tú sigue, perdemos la prueba. Que venga alguien a sacarme de aquí”. Suso y Omar siguieron con su gimnasia pasando del ‘súper’.
Los clientes también han cometido errores. Vimos al Koala o a Darek entrar en la cocina. Posiblemente alguno más. No pueden hacer nada que corresponda a los empleados y más de una cosa hicieron ayer. Las reglas de la prueba son tan sencillas que basta con pensar en lo que haría en un hotel de verdad un cliente y un empleado para saber si corresponde. Ahora bien, no es lo mismo cometer fallos que ir directamente y de forma consciente a boicotear la prueba.
La actitud de Omar, Asraf y Suso tendría gracia si se tratase de una gamberrada que no afectase a la prueba en su integridad. Precisamente por eso no tiene gracia ninguna, porque de la prueba no queda nada; se la han cargado de un plumazo la primera noche. Mónica empezó advirtiendo a los clientes que no podían vejar a los empleados. Sin embargo, no la he oído decir nada sobre que tres de sus compañeros se estén burlando de todo y pasándose la prueba por el arco del triunfo. Es el mundo al revés.
Mientras la campaña de Mónica contra Miriam arreciaba en las últimas horas (habló hasta con Verdeliss), porque esa sigue pareciendo la principal preocupación ahí dentro, estamos ante un boicot de la prueba y nadie protesta por ello. Solo lo hizo anoche Ángel, antes de hablar agitadamente en sueños, y el Koala o Tony pretendían hacerlo callar en lugar de apoyarle. La prueba dura hasta el domingo, pero si antes no pasa nada podemos darla por terminada. Espero que algo cambie o la decepción será mayúscula.
El gato responde
Alguien a quien tengo puesto un bloqueo en Twitter debió pedir a una amable seguidora que me transmitiera su queja por ello. Lo interpreté como una petición de que levantase el bloqueo y se me ocurrió contestar con un aforismo inventado, aunque tampoco me sorprendería si descubriera que ya fue dicho por un filósofo en la antigüedad. Decía algo así: "Combate al enemigo e ignora al intermediario".
Solo quería hacer saber a mi interlocutora que prefería ignorar su mensaje. Pues bien, recibí por respuesta que ella "solo preguntaba", lo cual acompañaba de unos emojis más o menos oportunos. Ante esto preferí no aclarar que yo solo respondía.
Ayer propuse una encuesta rápida en Twitter sobre si el programa debía tomar alguna medida extraordinaria ante la situación vivida en la prueba semanal recién empezada. ¿Debe tener consecuencias que incumplan constantemente las reglas, desobedezcan al súper y hayan decidido varios perder la prueba de forma consciente? Cuando escribo estas líneas lleva casi 3.000 votos y el resultado es definitivo. El 96 % opina que sí debe haber consecuencias, frente a un escueto 4 % para quienes con que pierdan la prueba es suficiente. Puede participar el lector si así lo desea.
Moleskine del gato
Ayer lunes fue el día que vimos los porcentajes ciegos durante el Última hora de Lara Álvarez. Las cosas estaban así repartidas entre los cuatro nominados de esta semana: 51,5 %, 34,6 %, 8,4 % y 5,5 %. Considerando muy probable que el porcentaje más abultado pertenezca a Omar y el siguiente a Asraf, bastante poco destacado me parece el castigo a Omar por su intolerable proceder. A pesar de que el 83,7 % decidió que este concursante quedase nominado de forma directa e inmediata, parece que no hay tanta coincidencia en que debe estar fuera y ser él mismo quien responda de lo dicho. Dado que esta noche serán salvados los dos nominados que tienen porcentajes mínimos, no me extrañaría que en un duelo entre Asraf y Omar se salvase este. Y eso sería muy triste.
Ante los porcentajes ciegos observa Omar que hay 14 votos de diferencia entre el primero y el segundo. ¡14 votos! El día que explicaron porcentajes no fue a clase. Por otro lado, para mí tengo que no lo dice porque le parezca poco. También que está convencido de su permanencia en la casa tras la expulsión del jueves. Seguramente piensa como Techi que se irá Asraf, aunque no sé si por las mismas razones. Techi da por hecho su expulsión porque no quiso liarse con ella. Una cobra en la ducha puede suponer que esta concursante te haga la cruz del gato. Si al final eso sucede vamos a verla muy subidita. Del verbo subir, sí.