María Jesús: “Me quieren matar” (virtualmente, claro)
“En todos los programas de convivencia cuando hay una minoría que se victimiza empieza a salir todo el grupo grande uno detrás de otro”. La autoría de esta frase tan certera no es de alguien que se dedique a analizar realities, sino que fue pronunciada dentro de la casa de Guadalix hace tan solo tres semanas. Está claro que alguien lo tiene muy claro entre los concursantes que todavía siguen en liza. Tanto que poco después de demostrar su conocimiento de la teoría está dedicando sus esfuerzos a ponerlo en práctica. La víctima es, en este caso, María Jesús. Viendo la deriva que siguen las votaciones esta semana, está claro que no solo sabe bien la teoría, también acierta con la aplicación práctica.
Por sorprendente que parezca, más de la mitad de la audiencia se cree a María Jesús, o al menos está dispuesta a validar con sus votos la permanencia de esta en la casa. También puede influir que Ylenia, la otra nominada, genere más rechazo. Los puntos que gana por su carácter espontáneo y sincero puede perderlos por esos arrebatos con ciertos aires de diva y la exageración de situaciones como lo de la almohada con el culo en la cara que contaba hace unos días, y poca relación tiene con la realidad vista en las imágenes de ese momento. Como todo hijo de vecino, Ylenia comete errores. Si María Jesús estuviera nominada junto a Irene es muy posible que las cosas fueran distintas y mañana no tendríamos la sensación de que una mayoría se ha tragado la falsa marginación de la que presume.
“Si las mentiras tuvieran patas tú caminarías de culo” (De la canción “Mentirosa”, de Kiko Rivera).
Dice María Jesús que lleva 5 semanas consecutivas nominada y con toda la casa poniéndose detrás de ella en los posicionamientos. Veamos cuánta verdad hay en esa doble afirmación. Esta semana es la tercera semana consecutiva que está nominada, no la quinta. Son, por tanto, 3 nominaciones consecutivas de las 5 que estuvo en la palestra. La primera en la frente. Sobre lo de los posicionamientos, cuando hizo esa afirmación no se habían producido los de la presente semana, que fueron en el Última hora de anoche. De las 2 anteriores, una fueron posicionamientos a favor y otra en contra. ¿Qué paso esa semana de posicionamientos en contra? Pues que detrás de María Jesús solo se pusieron 3 concursantes (Irene, Alejandro y Antonio).
Terminemos de comprobar si tiene base real esa afirmación de “toda la casa detrás de mí” (dijo “detrás mía”, pero es que la guerra contra el uso del posesivo está perdida completamente). Veamos lo que pasó las otras dos semanas que estuvo nominada, que tuvieron posicionamientos en contra. La semana 3 solamente se puso una persona detrás de María Jesús. Adivine el lector de quién se trata. Sí, curiosamente fue Antonio. Y la semana 4 se hicieron los posicionamientos cuando habían sido salvados cuatro nominados (y Julio expulsado disciplinariamente), quedando solo Sofía y María Jesús. Idéntico número de compañeros, concretamente 5, se pusieron detrás de ambas. Estamos ante un nuevo caso, relativamente común en este programa, de realidades paralelas. María Jesús exagera la realidad para hacerse pasar por víctima.
Tampoco pueden sorprender algunos de los trucos de esta concursante para dar pena. Al principio del concurso me sorprendió verla una noche de gala sin maquillar. Estaba entonces enfrentada a Julio y parecía interesada en intensificar el drama presentándose con peor aspecto del que estamos acostumbrados a verla. Esta semana María Jesús se está olvidando, otra vez, de una de sus rutinas matinales diarias y anda durante todo el día sin maquillar. De nuevo el objetivo es dar pena. Por eso anoche estaba de bromas con el grupo, riendo con Kiko, e incluso con Antonio, pero fue empezar la gala y se sentó con cara larga y particularmente seria. Ella maneja bien el tiempo, y también el gesto.
"She's a liar, liar, you can't trust her, no, no, no" | “Es una mentirosa, mentirosa, no puedes confiar en ella, no, no, no”. (De la canción ‘Liar, liar’ dedicada a Theresa May, jefa del Gobierno británico).
“Me quieren matar, súper”, dice María Jesús en una de sus espectaculares sesiones en la sala de confesiones. Con voz atiplada, llorando en múltiples modalidades (sin lágrimas, con lágrimas en un solo ojo o en ambos), se marca unas confesiones que están entre lo mejor de esta edición. Si saliera esta noche lamentaré mucho no volver a verla en momentos que me producen tanto pasmo como hilaridad. Es un auténtico descojone, déjenme que lo diga así de claro. “¿Por qué me odian tanto? Es que no voy de víctima, ¡es verdad, coño! Son malos e idiotas y Antonio Tejado… ¡madre mía!, por favor, si ese es un bicho, y de los malos. ¡Me quieren matar, ‘súper’! Soy una apestada”, dice visiblemente alterada y con una voz que no es la suya.
En sus ‘confes’, María Jesús entra como en trance y le cambia la voz. Solo le falta poner los ojos en blanco y hablar en otro idioma que ni siquiera conoce, como las buenas médiums. Pone a Antonio en su punto de mira y eso sirve de gran ayuda. Imposible no hacer sangre con una persona así. No puede haber cosa más fácil. Lo meritorio sería tener que sacarle pegas a Irene, única que en los últimos días ha cerrado la boca a María Jesús poniéndola frente a su realidad sin decir una palabra más alta que otra. Pero con Antonio se puede uno cebar sin esfuerzo. Sale con la gorra.
Si fuera posible hacer una concursante ‘Frankestein’ con partes de Irene y partes de Ylenia es posible que obtuviéramos algo parecido al concursante perfecto. Aunque no supiera cantar bien ‘Puttin' on the Ritz’ (para entender este chiste hace falta ir a ver el musical ‘El jovencito Frankenstein’, obra que recomiendo incluso más que ese ‘El rey león’ tan pesado que todo el mundo viene a ver). Aunque esa perfección impediría que viéramos llanto de telenovela, y un drama del que solo es capaz una reina del drama. “El Oscar para la repisa”, dice Antonio. “Para Almodóvar y Penélope Cruz”, afirmó en otra ocasión. De Gil Parrondo o José Luis Garci no se acuerda nadie. Por no hablar de Juan de la Cierva y Hoces, que ni siquiera era cineasta.
“Ahora que vamos despacio, ahora que vamos despacio, vamos a contar mentiras, tralará, vamos a contar mentiras, tralará. Vamos a contar mentiras. Por el mar corren las liebres, por el mar corren las liebres, por el monte las sardinas, tralará, por el monte las sardinas, tralará” (De una canción popular infantil).
Vuelvo a lo mío, que me pierdo. Se confiesa María Jesús: “Yo no quiero provocar a estas fieras, Carolina le he dado mil oportunidades, pero es mala. No lo quiere remediar, es mala. Y lo de Ylenia… si no me porto mal con ella y le ayudo con todo lo que puedo”. De que Carolina le deja su ropa no dice nada. Igual es en venganza, porque me puedo imaginar que le va 3 o 4 tallas grande. El drama visto en la gala del martes vino tras una tarde jugando al escondite como si estuvieran en un campamento de verano. Queridos concursantes, se espera de vosotros que os estéis apuñalando por la espalda, no jugando al escondite.
“Nadie sabe lo que es vivir con personas que te quieren matar, esto es un infierno, una pesadilla. Me hacen la vida imposible, yo no les hago nada”, dice entre sollozos María Jesús. Está claro que se refiere a la muerte virtual. O sea, quieren que se abra, verla desfilar, fuera de la casa, expulsada. Se entiende, ¿no? No hay que tomar todo al pie de la letra, lo cual vale para todos. También cuando Antonio dice “aquí apesta”. Ella utiliza las analogías con tanta facilidad como cambia de versión. Dijo primero que Antonio estaba enfrentado a ella desde que volvió Candela. Como esta ya se fue ahora cambia el discurso y es desde que no quiso tener sexo con él.
“Ojalá me pusieran a picar piedra, sería más fácil que aguantar todo esto”, dice María Jesús. Y mira, esto sí que no. Aguantar a Antonio debe ser un tormento, pero peor que picar piedra seguro que no. “Todos me odian, todos le tienen miedo a Tejado”, sigue diciendo. Me recordó a ese chiste de un paciente que le dice al médico: “Doctor, odio a mi mujer, odio a mis hijos, odio a mis vecinos, le odio a usted, doctor”. Y este responde: “¿A mí qué me dice, oiga?”. “¿No es usted el médico del odio?”, pregunta el paciente y responde el médico: “Del oído, hombre, del oído”.
Dos apuntes más, el primero sobre el culebrón más desangelado de la televisión mundial, protagonizado por Sofía y Alejandro. Anoche tuvieron otra charla y siguen recelosos y desconfiando entre sí. Me están convenciendo de repetir el reproche de que al otro le importa más el concurso que la relación de los dos. Estoy cada vez más convencido de que es así, lo cual no quita para que se tengan cariño, amor o lo que sea menester. Pero que entre el amor y el interés por intentar ganar este concurso prevalece esto último lo tengo clarinete.
Y lo de Juan Miguel es cada vez más sospechoso. Parece que no se entera de nada, como si viviera en su mundo de peines, cepillos y laca (sobre todo mucha laca), ajeno a todo lo demás. Pero no es así. Cuando tiene que hacer su grupo el martes elige nada menos que a María Jesús, Antonio e Ylenia. Debe ser para que se maten entre ellos y vayan sacando luego los cadáveres. Es como el Claudio de Robert Graves, ese miembro de la curia romana tartamudo y aparentemente idiota, pero en realidad más inteligente que los demás. O ese Abraham Lincoln de niño, años antes de llegar a ser presidente de los Estados Unidos, al que le enseñaban una moneda en cada mano para que eligiera la que quisiera. En una mano era una moneda de medio dólar y en la otra una de dos dólares. Pues bien, siempre se quedaba la de medio dólar y todos pensaban que era tonto. Después de un tiempo le preguntaron por qué lo hacía y contestó que si llega a coger la moneda de más valor ya no se lo seguirían ofreciendo para reírse de su elección. Con la tontería, fue haciendo un pequeño capital moneda a moneda.
Moleskine del gato
Los porcentajes ciegos estaban así anoche: 51,1 % y 48,9 %. Por el código de colores de las barras se iba Ylenia. O sea, nuevo sorpasso.
En los posicionamientos se cumplió el deseo de María Jesús y la mayoría se pusieron detrás de ella para acrecentar su falsa imagen de víctima. Solo Irene y Juan Miguel se posicionaron contra Ylenia.
De momento llevan al minuto la prueba de los relojes de arena. Veremos si aguantan mucho tiempo así.
A Juan Miguel le ha durado el diente lo que dura una fiesta. O ni eso. Esta madrugada su nuevo diente se le ha caído también. Si trabajase el Ratoncito Pérez la zona de Guadalix de la Sierra, andaría estresado subiendo las curvas por el diente de Juan Miguel.
Esta noche tenemos una fiesta. Y un duelo. Despediremos a la diva máxima Ylenia o la reina del drama María Jesús. A esta hora he de confesar que las amo. A las dos. En silencio. Son amores realiteros, que duran poco y nada. Tan ingratos que prefiero tenerlas lejos. Porque no quiero que salga ninguna de las dos. ¿Dónde está Appgree cuando se la necesita? ¿No se puede suspender la expulsión? Un fallo no haber aprovechado que Juan Miguel salía al dentista para dejarlo fuera un mes. Aproximadamente.