Si hubiera un premio para el concursante que más toma el sol estaría muy reñido. En días como ayer se nota la ausencia de algunos concursantes. La casa ha ido vaciándose y poco a poco se apodera de ella el silencio. Antonio hablaba demasiado, pero ahora le echo de menos. También a Ylenia. Sin ellos una fiesta es menos festiva. El silencio es especialmente omnipresente en días de descanso de la prueba semanal en los que apenas hay nada reseñable. Hicieron la compra Alejandro y Kiko con el escaso presupuesto disponible y poco más. Como comprenderán, no voy a castigarles con el relato de la breve compra y este lunes al sol.
Por todo esto que cuento, o más bien lo que no podría contar hoy, he aprovechado para darme un garbeo por los últimos escritos de los concursantes, donde llama la atención lo productivo que es Juan Miguel. No perdona casi nunca su correspondiente página de una especie de diario que ha ido tomando cuerpo durante su encierro. Cuando le veíamos sentado con tanta frecuencia delante del ordenador era por algo. Todo lo contrario que Irene, cuyo último escrito es de hace justo una semana.
Juan Miguel combina en sus escritos mensajes a familiares y conocidos con el relato bastante pormenorizado de lo que está pasando en la casa. Está escrito casi en tiempo real y algunas veces, como ayer, recoge un par de días consecutivos en el mismo texto. Por ejemplo, hay páginas en su diario del viernes, sábado, domingo y ayer lunes. Es sistemático y detallista. Igual tiene espacio para acordarse de la falla Cardenal Tarancón como para glosar las maravillas de la primavera que está a punto de llegar.
Escribe Juan Miguel: “Siempre que empiezan las galas estamos muy nerviosos porque no sabemos lo que puede pasar, pero estamos preparados para todo porque de aquí no podemos salir”. O sea, que de alguna manera vive el concurso como una encerrona. Dice que están preparados para todo porque no pueden salir de ahí. Hombre, poder sí pueden, y en casos como el suyo me atrevería a decir que debería hacerlo, pero eso está en manos de la audiencia votante, a la que debe entusiasmar ver a un concursante comunicándose más por escrito que con la palabra, lo cual resulta extraño en un programa de televisión.
No deja pasar Juan Miguel la oportunidad para soltar algunas indirectas muy directas, como cuando habla de la última prueba no superada. Dice así: “Yo contando bolitas y al final no la hemos pasado pero bueno, ha sido Alejandro. Si llego a ser yo, la que me lían a mí es muy grande”. Haciendo honor a la verdad, no se ha dado el caso en toda la edición de que a nadie le hayan montado una liada por fallar en una prueba. Disculparé la exageración por el estado del autor, que relataba este sábado: “Llevo dos noches con sudores fríos y fiebre, todos los pijamas empapados. No sé qué virus habré cogido, pero se pasa muy mal cuando se tienen esos escalofríos y se me duermen las manos, lo paso muy mal”. Vaya faena, espero que se recupere pronto.
A Juan Miguel le pasa un poco lo que a mí hoy, tiene que meter un poco de relleno en sus escritos para no defraudar a esos ávidos lectores que están esperando su relato de cada día. Por eso de repente se acuerda de una provincia igual que podría hacerlo de una preposición, y le dedica un parrafito: “Murcia, esta prueba es a vuestra salud. Os la dedico a vosotros. Murcia me encanta, muy buena gente, siempre que voy disfruto muchísimo. Es una ciudad que me encanta. Me despido. Hasta mañana. Os adoro con toda mi alma”. Remate perfecto para uno de sus escritos. Estoy deseando descubrir si hay sucesivas provincias afortunadas que vaya a mencionar y hasta lamento no haberle leído desde el principio.
Lo de escribir es como una terapia para Juan Miguel. “Cuando escribo me relajo, es el único momento que parece que me teletransporte”, afirma. Y añade: “Aunque no os vea os siento”. Escribir es sentir, de eso no hay ninguna duda, aunque en ocasiones fallan las musas y escasea la inspiración. Juan Miguel lo sabe bien y por eso escribe: “Más tarde os hablo, que hoy no estoy muy inspirado”. No te preocupes, tendrás días para seguir teletransportándote. En la casa no hace falta que digas nada, tú solo escribe, que así te ha ido bien hasta ahora. Con un poco de suerte te hacemos ganador, campeón.
Carolina es mucho menos prolífica ante el ordenador. Eso sí, promete “salseo del bueno" y se dirige a sus “cariñis”. De repente me ha parecido que estaba leyendo a Ylenia. No en vano esta concursante es algo camaleónica y, sobre todo, tiene una extraordinaria capacidad de adaptación. Empezó siendo inseparable de la reina del “tiki tiki miau miau” y de Sofía. Ahora que la primera no está y ha cambiado su opinión de la segunda su mejor amigo es Alejandro. Quienes dicen que la política hace extraños compañeros de cama no conoce Gran Hermano. El cambio de Carolina es para mejor cuando pasa de considerar a Sofía miembro de su ‘Toto World Tour’ a decir que su concurso siempre se basa en hacerse la despechada y discutir con alguien.
Se dirige Carolina a “todos lo que llevan el ‘la’ y ‘el’, como se habla en los barrios o código postal como mi 28018”. Lo que viene a ser el Puente de Vallecas, o sus aledaños, en Madrid. Después de esto temo tener que interpretar cada párrafo como si fuera un jeroglífico. Pero no, porque ella mezcla los mensajes intrincados con populares frases de anuncio ("estoy in love en esta casaaaaaa”) o bromas más o menos tomadas por los pelos (“gracias por ese porcentaje del 36 %, que, ya sabéis de toda la vida, es el mismo de mi talla”). Y creo que copia de Miriam Saavedra lo de definir a los compañeros con hashtags (que a su vez la peruana había copiado de una estrella de la televisión mexicana). Así Juan Miguel es #NoMeEnteroDeNada, y María Jesús alias #VictimaDeNada. Ella se despide con #CariñisDeLaSobe.
Reconozco que es un poco cansado leer e interpretar cosas como esta sobre Alejandro: “El pobre pasó una semana con más tensión que la cara de una recién operada por el efecto del huracán Suescun. Son los dos más pesados que una lavativa de garbanzos con su ‘ahora sí, ahora no’. Y no sabéis lo que me pude alegrar de que finalmente fuese líder, porque de no serlo, le hubiesen dado por todos los lados, con la excusa de ‘uy, por descarte’”. Carolina sí que es un huracán, y no Sofía. Luego dice que Alejandro se ha venido arriba por ser líder y termina con esta frase lapidaria: “Pobre mío, qué lástima de persona humana”. Y eso que es su nuevo mejor amigo.
Uno de los últimos escritos de Carolina está dedicado por entero a Ylenia, de quien dice que es “el gran descubrimiento de este reality”. Me quedo con este párrafo: “Nunca pensé que alguien tan pequeño podía tener un corazón tan grande. Ylenia, muchos dirán que tienes carácter y que eso te pierde, pero de eso tenemos todos y hay que sacarlo de vez en cuando. Lo bueno de ti es que cuando sabes que metiste la pata no te cuesta pedir perdón, cosa que me encantaría aprender para apartar el rencor que guardo a muchas personas que pasaron por mi vida y me hicieron daño”.
Con Ylenia se deshace Carolina en el elogio, pero no pasa lo mismo con María Jesús, de quien escribe esto: “Cómo le gusta un directo a varios de aquí para quedar de lo que no son. Madre mía, no se dan cuenta de que con mentiras no se llega a ningún sitio, ¡oigan! Tengo que decir que me empieza a preocupar seriamente el nivel de actuación y mentira que mueve a María Jesús. ¿Cómo alguien puede creer que se puede mantener una mentira tan grande como la de que se la está apartando y tratando mal en la Casa?”. Lo deja meridianamente claro.
Voy de forma más escueta con los que faltan. Empiezo con las damnificadas de Carolina. María Jesús parece barruntar lo que va a pasar mañana con la gala de visitas de familiares y escribe esto: “Me encantaría que empezaran ya las sorpresas y me encantaría ver a mis niñas, aunque sea en una foto, un vídeo o lo que sea. Sueño escuchar su voz y eso sería un sueño aquí dentro. Mi madre, mi padre, mis hermanos… os echo tantísimo de menos”. También expresa dudas sobre su concurso: “No tengo ni idea si lo estoy haciendo bien, si por el contrario estáis disgustados conmigo o yo qué sé qué puede estar pasando fuera”. Pues verás, es cuestión de opiniones. La mía es que lo estás haciendo de pena.
Sofía analiza sus insinuaciones sobre Alejandro diciendo que no lo son, para a renglón seguido insistir en lo mismo: “Simplemente quise explicar a la audiencia que esos episodios desagradables de celos enfermizos los había vivido de alguna manera anteriormente, ya que se ve perfectamente en el vídeo como lo trato con normalidad. ¡Punto, nada más! Yo no taché a Alejandro de nada, como él quería dar a entender. De todas formas, creo que no habrá un vídeo mío haciendo cuatro mortales cayendo de pie. Con esto quiero deciros que la justificación suya de ‘yo no soy así’ no me vale. Quizás te arrepientas, te avergüences o no te gustes en un vídeo, pero de ahí a querer justificarte con ‘yo no soy así’ no me vale”. Otra puñalada más.
La respuesta de Alejandro está en su último escrito, y dice así: “No me esperaba que me intentaran atacar con temas tan delicados y la verdad que me dolió bastante, la verdad que yo soy de los que pienso que para defenderse no hay que atacar a la otra persona sino defenderse uno mismo, y más si supuestamente me quieren como dicen”. Y más adelante sigue: “Yo me equivoqué, sí, es cierto. Una vez en 25 años. Me arrepiento, pedí perdón e hice todo lo posible. No puedo hacer más, lo único demostrar que no ocurra más y que la gente vea cómo realmente soy, que es como venía siendo en el concurso”. Y le dedica parrafito a su compadre Antonio, de quien dice, entre otras cosas, esto: “Un buen tipo, de los que quedan pocos, con un gran corazón y que me ayudó hasta el último día”.
Me queda la única pareja oficial y verdadera que queda en el concurso. Posiblemente los que menos escriben. Kiko habla con vaguedades interpretables por cada uno. Así dice “se empieza a ver a los verdaderos concursantes”, o “hay cosas que he visto y me he callado por no crear ningún conflicto o discusión que me hiciese la convivencia más complicada, pero ya en verdad hay cosas que me parecen demasiado fuertes”. E Irene es tan conciliadora por escrito como la hemos conocido. Hasta de episodios como el recochineo de la famosa cena de la semana pasada termina diciendo: “Pero bueno, no se les tiene en cuenta porque quizás la emoción de que coman algo distinto les ha podido”. Conclusión: se nos puede conocer por lo que escribimos.
Moleskine del gato
Algo he debido perderme, pero me extrañó ver ayer a Kiko tumbado en la cama de la suite. No me había enterado de que Alejandro lo había elegido compañero en su liderato, haciendo competencia directa a Irene. Solo falta que los dos amigos, anteriormente cuñados, discutan por una salsa de tomate, o similar.
El pasado domingo escribí esto en Twitter:
Y, ¡oh, sorpresa!, se ha hecho viral. Dice Twitter que 549 personas están hablando de esto. Pero no se engañen, no todos a favor. Ni todos con respeto. Eso sí, los más de 2.000 “me gusta” me dan la pista de que igual Sofía no tiene tan a mano el maletín como algunos han creído ver tras las últimas dolorosas expulsiones. No solo me sobra a mí, por lo que se ve.
Hasta aquí. A los que vayan a decir que hoy me lo han escrito los concursantes que lo vayan mejorando.