Lucía necesita de los demás para apoyar en ellos su protagonismo. Algunos llevamos los 41 días que lleva el concurso defendiendo que se trata de una concursante valiosa por su generosidad a la hora de dar contenido. Es verdad que lo ha dado, pero siempre a costa de las tramas de otros. Lo suyo ha sido criticar a Luca y Cristina, criticar a Adara, criticar a Frigenti, criticar a Emmy, criticar a Cynthia, criticar a Isabel… y digo criticar por no decir despellejar. Sus tramas son las de los demás porque no tiene una propia. De acuerdo que todos critican y hablan de todos (incluso despellejan si se tercia). Pero nadie ha disparado contra más de media casa en poco más de un mes. Tampoco se conoce estilo más bronco e irrespetuoso con quienes son, en definitiva, sus compañeros de piso.
Lucía Pariente da mucho contenido, pero está haciendo un concurso pésimo haciendo protagonistas a sus antagonistas. Lo cual logra exagerando sus diferencias con esos compañeros, sacando de quicio conclusiones con escaso entusiasmo. El ejemplo más claro es Isabel Rábago, una concursante hasta hace poco insustancial a la que ha aupado hasta el máximo interés un Julen poco sincero y menos valiente a la hora de afrontar al intercambio en las pasadas nominaciones. Pero también gracias a Lucía y su cambio de actitud con ella. El colmo es lo de Cynthia, a la que sus discusiones con Lucía me provocan unas ganas irrefrenables de ponerme de su lado y, por primera vez, siento hasta algo de pena por ella.
Ser capaz de hacer protagonistas a Cynthia e Isabel debería hacer reflexionar a Lucía sobre la oportunidad de mantener tan torpe estrategia. Todos exageran cosas porque en esa casa se mira a través de otro prisma. Es como si vieran a través de un espejo que desfigura la imagen y muestra la realidad a una escala diferente. Esto disculparía a Lucía sino fuera porque algunas de las polémicas que utiliza para mantener su protagonismo son auténticas tonterías del calibre del bolígrafo con el que Cristina escribió una nota con un escueto “perdona” que entregó en el almacén a Luca. El programa intervino de inmediato y no consideró que tuviera mayor importancia, misma conclusión que sacaría cualquiera, incluso en esa casa.
Anoche Lucía pudo ver sus imágenes descalificando a algunos compañeros de concurso, primero junto a Cristina y Luca, luego con Isabel y Adara. Aunque no lo reconocerá nunca, vi en su cara la vergüenza. No me cabe duda de que estaba abochornada ante lo visto, lo cual disimuló con relativo éxito. Y eso que la selección de las imágenes la protegían enormemente porque no incluían algunas de las más hirientes. Porque Lucía Pariente es hiriente en sesión de mañana, tarde y noche. Esta madrugada, sin ir más lejos, ridiculizaba ante su claque el baile de Cristina, terminando con el siguiente comentario: “Mucha teta y mucho culo”. Y así todo el rato.
La benevolencia de las imágenes evitó que se formase en la casa un dos de mayo ante comentarios que afectan al hijo de una concursante. Me refiero a Adara, con quien anoche intentaba conciliar afirmando que no tiene nada en su contra desde hace mucho. Sugería Lucía que los problemas con la última persona en incorporarse al encierro surgieron solo al principio, pero los hirientes comentarios a los que me refiero son bien recientes, tanto como que no tienen ni una semana. Sus descalificaciones a Adara han seguido sin descanso.
¿Por qué ese pretendido cambio de Lucía hacia Adara? Por dos razones bien claras. Veo clara la influencia de la información proporcionada a Jesús por su novia. Desde entonces, tanto el Gemelier como Lucía ven las orejas al lobo y deciden hacer caso a esa valiosa información que proviene del exterior. Es la razón por la que si a Lucía le viene mal enfrentarse con alguien en la sala de la verdad es, precisamente, con Adara. El otro motivo es que están las dos nominadas y Lucía llevaba razón al presuponer que la expulsión sería un duelo entre ella y Adara. Por tanto, no le conviene apretar más las tuercas a la concursante con la que se está midiendo en el voto popular porque podría salir muy perjudicada.
El nivel de dramatismo de Lucía y su defensora en plató es hasta ridículo. Anoche Alba parecía ofendida porque Cristina hubiera dicho que está orgullosa de su madre (con quien, por cierto, se encontró un rato después). Esto pareció a madre e hija (Pariente y Carrillo) ofensivo, sin embargo, no hicieron en ningún momento idéntica valoración sobre algunas palabras de Lucía, como cuando dice de Cristina que “no la quiere ni su familia”. Si todo lo que dice de sus enemigos está tan poco fundamentado en la realidad apaga y vámonos. Sea como sea, es más ofensivo y de manera mucho más directa que lo de Cristina. Lucía es uno de esos casos en que ella misma es su peor enemiga, pero a muy poco distancia le sigue su hija. Si miramos a las defensoras en plató de las dos nominadas y analizamos su papel en la gala de anoche, tenemos a una Elena que rema a favor de obra y una Alba que parece puesta ahí por el peor enemigo de Lucía. Si será difícil de perjudicar más a esta concursante que Alba Carrillo pedía anoche su expulsión.
Frente a la pretensión de su entorno, Lucía parece estar muy segura de que no se irá mañana. “Yo me voy a quedar, siento daros el disgusto”, decía tras la gala con una prepotencia y una seguridad que no son ni medio normales. El panorama era en ese momento muy distinto en dos partes distintas de la casa. En la cocina estaban hablando de sus cosas personales, aparentemente divertidos, Luca con Cristina, Adara, Luis, Cynthia y Jesús. Sin embargo, en el dormitorio naranja estaba Lucía soltando poco más o menos que el sermón de la montaña frente a Sandra, Julen, Canales y Dani. Todos callados, escuchando las consignas de la capitana. Por cierto, demasiado evidente resulta lo de los Gemeliers, cada uno en un grupo para no perder ripio.
Si Isabel se ha salvado de la nominación es porque se ha polarizado el voto entre Lucía y Adara. Pero posiblemente hubiera tenido un porcentaje más alto de votos (no llegaba al 4 %) sin la ayuda de Lucía y, sobre todo, de Julen. A la colaboradora de televisión no solo ha podido ayudarla el absurdo y forzado enfrentamiento con una Lucía celosa porque no forme parte de la claque en sus sermones de la montaña en el dormitorio. También ha ayudado a que vea con mejores ojos a esta concursante la torpeza infinita de un Julen que ayer quedo en evidencia por completo. Y tan solo viendo la casa las imágenes del intercambio en las nominaciones.
Julen falta a la verdad cuando asegura ante Luca que nunca le había llamado mentiroso. El mismo jueves, en una conversación con Canales, decía Julen: “¡Que no se invente gilipolleces! Está grabado cómo me quedo cuando pregunta Jorge a quién subíamos”. Acusar a Luca de inventar gilipolleces y llamarlo mentiroso viene a ser lo mismo. Si Jesús me parece un lobo con piel de cordero, con frecuencia espoleado por el lobo con piel de lobo que es su hermano Dani, con Julen tengo la sensación de que se le está empezando a caer la careta de buen niño y mejor nieto. Ante el aprieto vivido hemos podido ver su lado más macarra.
Ver las imágenes íntegras y sin cortes no aporta al grupo toda la información. Todavía les faltaría por saber que había nominado a Isabel con el primero de los pimientos picantes. Esto elimina cualquier posibilidad de que se equivocase luego. Menos mal que Isabel ha sabido interpretarlo bastante bien y anoche decía: “Ahora entiendo porque Julen me subió. Siempre hay en todos los vídeos al menos dos personas escuchándola (por Lucía). Ahora entiendo muchas cosas”. Es lo que este gato lenguaraz ha dado en llamar el sermón de la montaña.
Ante mis comentarios positivos hacia Adara y el contraalegato que hizo su madre desde el plató una amable seguidora me respondía anoche con el siguiente tuit:
Me tomo esto como elogio y no como crítica porque demuestra que comento cada reality según lo que sucede en el mismo, sin dejarme influir por mi propia opinión en otros anteriores. Adara me gustó bastante en GH 17 y bastante poco en GH VIP 7. En la casa de los secretos me está pareciendo bien hasta el momento, veremos si sigue así hasta el final o no. Esto se llama opinar sin prejuicios.
Pues no dice Cynthia que igual fue elegida por la audiencia para hacer la demo de la prueba. Es que da hasta ternura.
Pues no dice Lucía que "si yo me pongo una falta corta, tengo los pelos muy largos". No entiendo la frase, pero me recordó a aquel chiste en el que una adolescente le pregunta a su madre si lleva demasiado escote y esta le inquiere: "¿Tienes pelos en el pecho?". Cuando la niña aclara que no, termina de responder la madre: "Pues entonces sí, es demasiado escote".
Pues no dice Sandra que está en nivel loca, al que cuando llega no hay quien le tire para atrás. Es lo que pasa cuando se hace el tercer reality en un año después de decir que no se quiere saber nada de la televisión.
Antes de la salvación de Isabel los porcentajes oficiales ciegos estaban así: 55,5 % 40,8 % y 3,7 %. Con razón algún concursante expresaba anoche su extrañeza porque Lucía llevase tan solo poco más de la mitad de los votos. Esto quiere decir que no contemplan otra opción que la expulsión de Pariente. Incluso que el porcentaje mayor parece escaso para ella.
Tengo la duda razonable de si el que un concursante revele en la casa su propio secreto u ofrezca pistas definitivas para descubrirlo va o contra las normas del concurso. Incluso si fuera “legal” no parece un comportamiento fiel al espíritu de la competición. Lo digo porque Lucía ayer revelaba algunas pistas sobre su secreto a Jesús. En primer lugar dijo que estaba vinculado a su profesión. Además, un tatuaje de su hermano Dani está relacionado con ese secreto. Luego advertía que se trataba de una información no transferible, aunque se me antoja que tampoco debería conocerla el Gemelier elegido. Este asunto traerá cola. O debería. Desde luego, parece mucho más trascendente que la tontería del bolígrafo de Cristina.
Conciliábulos como el de anoche en la casa de los secretos, a juego con los de noches precedentes, son de los que crean afición. Aunque también resultan matadores y a algunos nos están dejando con sueño durante todo el día siguiente. No sé si conviene más que salga Lucía o que no, pero tengo claro que ahora mismo la cosa está de dulce y no es fácil que dure mucho tiempo. Este formato es lo más, amigos míos.
Sospecho que se cayó de la escaleta de anoche la resolución del reto de baile, así como la consiguiente obtención de una pista por parte del grupo ganador. Curiosamente, me parece que quien mejor bailó fue posiblemente Jesús. También Cristina, a pesar de su exceso de entusiasmo y aunque en la casa generase burlas, posiblemente producto de la envidia.
El momento más emotivo de Cristina en la gala de anoche no fue ni su curva de la vida ni el encuentro con su madre, sino su recuerdo emocionado de Miguel Frigenti. Dice que Luca no le puede dar cosas que sí tenía con ese compañero. Aun recuerdo la primera noche de programa y el encuentro entre estos dos grandes amantes del formato. Frigenti dice que vio verdad en los ojos de Cristina y yo vi que esa alianza llegaría lejos. Y así fue, a pesar de la temprana salida de Miguel.