Luca: no podía ser tan perfecto
Hoy toca daguerrotipo de Luca Onestini, el italiano que entró siendo el hermano de Gianmarco y se me vislumbra que al salir será este quien merecerá el tratamiento de hermano de Luca. Antes de eso una sola cosa de ayer, que es en realidad un eco de lo sucedido en la gala del martes. No sé si la estrategia de los Gemeliers les va a dar buenos resultados en cuanto a la valoración que haga la audiencia, pero en mi opinión han echado por tierra buena parte de lo conseguido en las últimas semanas. Digo estrategia porque así interpreto el cambio de actitud que les ha situado en claro enfrentamiento a dos de sus más duros rivales. Que los gemelos hayan preferido llegar a la final enemistados con Luca y Cristina en lugar de teniéndoles de su lado me parece una torpeza importante.
Si fuera cierto que Luis Rollán se ha posicionado al lado de la pareja de la edición para aprovecharse de la buena aceptación que tendrían entre la audiencia, no me parece mal plan. Su punto flaco sería que fuera descubierto por esa misma audiencia, pero en este caso lo considero dudoso cuando menos. Dudoso que una mayoría de espectadores lo piensen y, sobre todo, que sea verdad. En todo caso, es más inteligente que lo de los gemelos. Estos sí que han sido pillados. De otro modo no se entiende la actuación de Jesús en el cubo la tarde del martes mismo. Ni su acerado enfrentamiento con Luca, que acabó con los dos cantantes llamándole “machista” y “agresivo” en el pasillo de vuelta a la casa. Lo mismo que hicieron llamando “guarra” a Adara.
Jesús y Dani están señalando a Cristina y Luca como los rivales más fuertes. También transmiten esa idea los exconcursantes que al unísono se manifiestan en contra de esos dos concursantes mientras exaltan la figura de Sandra inventándose una evolución inexistente. Esta solo ha tenido un enemigo en la casa, y se llama cama. Es inútil que lo niegue, la prueba es que no se atrevió a llevarle la contraria sobre esto a su propia madre cuando pedía a Julen y a ella que no pasaran tanto tiempo tumbados. El todos contra uno (dos en este caso) tiene siempre un efecto rebote que no ha debido valorar ese ejército de exconcursantes y colaboradores que a veces parece que actuasen como una sola (y única) voz.
Daguerrotipo de Luca
Parecía tan perfecto que no podía ser real. De no haber cometido ni un solo error en todo el programa habría deseado que fuera el ganador, al tiempo que me habría planteado si no era un cyborg programado por las más preclaras mentes salidas de la Universidad de Stanford o el Instituto de Tecnología de Massachusetts. En el lado bueno de que haya demostrado que no era tan perfecto es que ahora lo veo más auténtico. En el malo que ya no es mi ganador. Luca habla siempre con tanta claridad como mesura. Es un hombre tranquilo, incluso cuando han intentado sembrar la duda sobre sus formas. Casi siempre se defiende argumentando y sin apenas alterarse. Envidio su capacidad para mantener la sonrisa sin levantar la voz ni alterar el tono incluso en los momentos más difíciles.
Poco a poco fue demostrando Luca que se trataba de una persona leal y con principios, además de no albergar sitio en su interior para el rencor. Lo demostró con Emmy las primeras semanas, o después con los Gemeliers, que acaban de decepcionarle no sé si definitivamente. Sabe diferenciar bien hasta dónde llegan las discusiones y dónde empieza la convivencia. En ese sentido, sabe que es prioritario no poner grandes obstáculos a las buenas relaciones entre un grupo que debe verse las caras todo el día durante un tiempo prolongado.
Una de sus habilidades más admirables es la capacidad para dominar una lengua que no es la suya. Tiene el don de la palabra y su dominio del castellano es sorprendente para no haberlo estudiado nunca. Solo una mente privilegiada es capaz de tener tanto vocabulario en tan poco tiempo. Es una esponja a la hora de ir aprendiendo los secretos del idioma. En todo caso, sea en una lengua o en otra, tiene una facilidad pasmosa para decir la palabra perfecta en el momento adecuado. En 97 días no se ha dado el caso de que le hayan pillado sin saber qué decir o dudando de la oportunidad de sus palabras. Con todo, no se trata de un embaucador que utilice las palabras para enmascarar la realidad u ocultar sus sentimientos. Todo lo contrario, con la palabra deshace nudos y abre vías al entendimiento.
Luca es sensible y duro al tiempo, lo cual supongo que requiere una enorme estabilidad emocional. Tan pronto puede emocionarse de manera inesperada como mostrarse frío e impenetrable, especialmente cuando está verdaderamente dolido. Confieso que me ganó la noche de la primera expulsión de Miguel Frigenti. Cuando este se despedía desde el plató me quedé atrapado por la emoción de Luca. Las lágrimas que brotaron de sus ojos repentinamente me parecieron cruciales para saber que se trata de un tipo especial, permeable a las relaciones inesperadas y dispuesto a dejar que otras personas dejen su huella en él. Este episodio es clave para mí y me hace empatizar con el italiano lo que para mí es una muestra imperdonable e inexplicable de ingratitud por la otra parte. No lograré entender como se puede olvidar semejante muestra de emoción real. Si amas el reality te quedas con ese momento.
Cuando le tocó ser objeto del juego de los adjetivos eligió estos tres para definirse: sensible, divertido y optimista. Por su parte, Cristina no pudo parar tras los tres primeros y le dedicó nada menos que dieciséis. A saber: conciliador, capaz, valiente, trabajador, brillante, educado, leal, afortunado, simpático, atractivo, generoso, sensible, sincero, optimista, inteligente y culto. No estoy seguro de haber podido comprobar que los comparto todos. Digo más, no podría expresar con un adjetivo su cualidad más importante, aquella por la que me ha llamado la atención particularmente como concursante. Me estoy refiriendo a aquello que más he valorado en Luca: lo bien que ha leído el concurso casi siempre.
No sé si Luca falló en su lectura del concurso o sencillamente dejó de pensar en ello para moverse exclusivamente según lo que le dictaba el corazón. Me parece sensato renunciar a saber si su enfado con Cristina tras el dilema nominación-inmunidad fue a consecuencia de un ofuscamiento transitorio o se equivocó al valorar que esa reacción era lo que más podía beneficiarle en el concurso. Considero razonable la duda porque nada de lo que vi en Luca durante esos cuatro o cinco días se corresponde con lo observado el resto del tiempo. Me cuesta reconocer en él un error tan mayúsculo. Más aún adjudicarlo a un movimiento estratégico equivocado o a una parte de su personalidad no mostrada anteriormente.
Preferiría que Luca hubiera equivocado la estrategia concibiendo durante un tiempo la oportunidad de alejarse de Cristina para transitar en soledad el corto tramo que resta hasta la final. Porque si se dejó llevar por su impulso espontáneo y natural es mucho peor. Lo que mostró esos días me gusta menos que poco. Que plantease a Cristina un callejón sin salida donde le resultaba imposible complacerlo me pareció una prueba demasiado dura, que solo con gran fortaleza mental y teniendo las cosas muy claras se puede superar. Por suerte, Cristina fue capaz de hacerlo. No entendí el prolongado enfado de Luca, tampoco su repentino cambio y esa histriónica reconciliación en primetime, donde parecía estar representando una tragicomedia griega.
Luca no habría necesitado enamorar a una compañera de concurso para robar, poco o mucho, el corazón a la audiencia. Por otra parte, los comentarios sobre que pueda tratarse de una relación forzada o hasta falsa se caen por su propio peso. No parece nada difícil que sientan atracción mutua dos personas con cuerpos esculturales, que han conectado desde el principio y pasan juntos la mayor parte del día. Además, llevan ahí encerrados, manteniendo la abstinencia (al menos en compañía), desde hace más de tres meses. Lo extraño sería que tuvieran que forzarlo. La noche del primer beso de verdad lo hubiera entendido si en lugar de darse el lote en el cuarto de baño llegan a montar una orgía que ni Nacho Vidal.
He llegado a decir que Luca es tan perfecto que ni siquiera daba rabia por ello. Y tengo dicho que a partir de ahora desconfiaré de los que no dan rabia siendo así de perfectos. Aparte de los cuatro días aciagos en los que su actitud me impide darle un pase, pocas veces me decepcionó. Si acaso cuando pudiendo defender a Cristina no lo hizo porque no iba con él (como si lo que le pasa a tu pareja pudiera no ir contigo). Contrasta mucho lo rápido que salta cuando la cosa le afecta personalmente con la falta de premura cuando va con otro. En esos casos ni siquiera entra normalmente.
Luca ha logrado no tener enemigos en el concurso, lo cual es mérito de su inteligencia principalmente, aunque en alguna medida también del parapeto que está siendo Cristina para él. Sus rivales son capaces de tratarle bien, e incluso inundarle de piropos, con tal de dejar mal a su pareja. Siendo un rival temido, que apunten casi todos de esa manera a Cristina le hace perder posiciones ante la votación final. En todo caso, no le quito méritos. Concursantes como Luca hacen mejor cualquier reality. Pocos hay como él.
El gato responde
Han expresado algunos medios cierta extrañeza porque la final de esta primera edición de famosos de Secret Story sea la víspera de Nochebuena, día 23 de diciembre. Debe ser que no han mirado los calendarios de anteriores realities de parecido formato. Por ejemplo, GH 6 celebró su final este mismo día, igual que GH 16. Aún más metido dentro de fechas navideñas fue la final de GH 9, que tuvo lugar un 27 de diciembre. Eso sin contar que los concursantes pasaron las navidades enteras encerrados en la casa en GH 5, GH 10, GH 11 y GH 12 (las tres últimas son mis tres primeras ediciones en esta casa). Por todo lo dicho, no veo nada extraño en la fecha.
Me hago eco de este comentario que defiende a Julen atacando a Luis, aunque diga que no lo hace. Es un vicio que tenemos a veces.
Me revelo ante bulos como este, según el cual Luis no habría estado junto a Sofía en el doloroso momento de su salida de la casa tras haberle sido comunicado que estaba expulsada disciplinariamente. “Luis no estuvo con Sofía”, se dice y se repite. La propia Sofía ha contribuido a este bulo, presupongo que producto de un olvido dado lo tenso del momento más que por perjudicar a su amigo. Porque lo cierto es que Luis se convirtió en la sombra de Sofía en buena parte del prolongado rato que siguió en la casa antes de abandonarla. Tanto tiempo pasó que pudo incluso hacer su maleta, de lo cual se han encargado sus compañeros por indicación del programa en otras ocasiones.
Luis sí estuvo con Sofía en todo ese doloroso proceso. No así en el momento de su gesto agresivo porque le pilló fumando. Pero una vez terminó la gala le vi ayudando a hacer la maleta de la expulsada y fue con ella hasta despedirla en la puerta de la casa. Para que nadie me tome por loco o me acuse de mentiroso, he hecho unas capturas de esos momentos en los que Luis no se separó de Sofía (arriba de estas líneas). Esta es la verdad.
Moleskine del gato
Hoy tenemos una fiesta, con Jorge Javier como maestro de ceremonias, y lamento decir que será de las últimas en esta temporada. Sandra o Luis tienen la opción de ocupar la plaza de cuarto finalista o, todo lo contrario, protagonizar la última expulsión. Solo sea por el injusto trato a Luis esta semana me alegraría de que fuera finalista y no expulsado, pero la audiencia es soberana y se hace el moño donde le da la real gana, que diría Jordi González.
Como ya adelanté ayer, subirán a la casa exconcursantes para saldar cuentas pendientes. Todos sabemos que nunca se resuelve nada de este modo, pero hagámonos ilusiones una vez más. Ayer dije que volvían los tres repescados reventados. Es decir: Adara, Frigenti y Lucía. Se me olvidó mencionar a Julen. Todos ellos llevarán munición para las mismas dos personas. Adivinen quiénes son.
A los cuatro finalistas les asignarán número de teléfono y se abrirá la votación en positivo para ganar el concurso. Me temo que va a ser lo único positivo que veamos esta noche.