Julen tenía doce esferas no premiadas
Los Gemeliers consiguieron su objetivo metiendo porquería en la cabeza de Luca sobre su relación con Cristina durante los cinco días horribilis que amenazaron con el fin de la pareja. Tras la gala de anoche volvían a discutir por el enfado de Luca al haberse enterado de algunas confidencias que en aquella situación le hizo Cristina a Jesús. Estará orgulloso el lobo al que hace días se le cayó la piel de cordero de la eficacia de su discurso. No creo que llegue la sangre al río y, muy probablemente, lograrán llegar al jueves siendo pareja todavía. Al final, son tal para cual y después de que Cristina se quejase de que Luca no paraba de levantarse e ir de un sitio a otro mientras charlaban era ella misma la que decidía irse a desmaquillar. Esta vez Luca no lo tuvo en cuenta y fue detrás.
Volveré más adelante a las razones de esta postgala agridulce, pero antes toca hablar del caprichoso azar que ha querido darle a Sandra un premio de 50.000 euros por tener en su poder la esfera número 2. Durante la gala fuimos conociendo las esferas no premiadas hasta que solo quedaba un número en el sobre del que Carlos Sobera fue sacando las papeletas. El número de la esfera premiada estaba en otro sobre, depositado por la notaria en una urna a la vista del público en plató poco después de comenzar la gala. Al final quedaron solo dos números, curiosamente correspondientes a una de las bolas de Julen y la única en poder de Sandra. Julen tenía doce esferas no premiadas porque en el sobre la urna estaba el número 2, la esfera de Sandra.
Una sucesión de casualidades tuvo como consecuencia que Sandra haya sido la ganadora de este otro premio, de igual cuantía al del ganador que conoceremos mañana. La esfera número 2 estuvo inicialmente en posesión de los Gemeliers, que la eligieron el domingo posterior a la gala de presentación. Esa noche todos eligieron esfera salvo el faraón Bigote, al que correspondía la sobrante. No sé si fue a propósito, pero los gemelos se llevaron la única esfera con número par. Todas llevaban números primos, y todos los números primos, excepto el 2, son impares. Esto más que una casualidad parece toda una pista.
Visto con la perspectiva actual parece bastante evidente cuál era la esfera a conservar. Y eso fue lo que no lograron los Gemeliers, que anoche tenían la esfera 13 porque perdieron la 2 la sexta semana de concurso. Antes de eso habían ganado la 11 a Julen acertando su secreto (“tengo una anomalía física que denomino delfín warrior”), la 31 a Sandra adivinando también el suyo (“en la infancia me llamaban bola de sebo con patas”) y la 5 a Isabel en el juego de ‘mueve tu cucu’. Tenían, por tanto, cuatro esferas que les arrebató Luca adivinando su secreto (“somos dueños de un marquesado”). En ese momento Luca tenía la esfera 17 (elegida inicialmente), la 41 (heredada de Bigote) y la 43 (heredada de Frigenti), lo cual le hacía poseedor de siete esferas en total.
Teniendo Luca siete esferas ganaba Sandra un juego que consistía en enrollarse a una cuerda alrededor de su cintura. Lo hizo con sorprendente pericia, lo cual le permitía elegir a quien arrebatar una esfera. Podía elegir el compañero, pero no la esfera y con buen criterio se decantó por Luca, aquel que más tenía en su poder entonces. Llegado el momento de la entrega, Sandra le pedía a Luca la esfera 31, con lo cual recuperaría la inicialmente en su poder. Pero el italiano no quiso darle el gusto a su compañera y en lugar de ese número prefirió darle la esfera con el 2. O sea, la única par. Y, también, la única con premio.
En la imagen sobre estas líneas se puede ver la sucesión de acontecimientos que marcaron el devenir de la esfera con el número 2, que pasó por las manos de Gemeliers y Luca antes de terminar en las de Sandra. Y es literal, porque llegó al importante momento de anoche con la esfera en sus manos. Julen no podía cogerlas todas al ser doce y permanecieron durante toda la gala en un atril próximo al concursante. Esta es otra de las curiosidades del asunto. Que Luca entregase voluntariamente la esfera premiada no es tan importante porque de no hacerlo habría terminado perdiéndola igualmente. En ese caso, muy probablemente habría sido Julen el ganador. Porque lo más destacable es que anoche ganó 50.000 euros Sandra teniendo solo una esfera y se quedó sin premio Julen a pesar de las 12 en su poder.
El debate de fin de campaña estuvo bien organizado, con tiempos marcados para cada intervención y sin espectáculos vergonzosos como los protagonizados por exconcursantes el pasado jueves. En la parte negativa que no dejaba de ser dar vueltas a lo mismo, siendo en su mayoría cosas no tan importantes. Lo de “hijo de (las cuatro letras)” ha tenido trascendencia por producirse en los últimos días, porque en otro momento habría sido superado por los acontecimientos enseguida. En todo caso, tanto en esto como en la relación de Cristina y Luca se vio que los Gemeliers habían planificado bien sus intervenciones escogiendo con acierto aquellas cosas que más daño podían hacer a sus rivales. En este caso el objetivo era Luca más que Cristina, principalmente porque en caso de dar en el blanco las consecuencias podían ponerse contra ella.
Ya dije el viernes pasado que es muy sucio lo que está haciendo Jesús en esta recta final. Tanto que hasta su madre confesaba anoche que preferiría ver a los gemelos manteniéndose políticamente correctos hasta el final. Más que políticamente correctos pienso que Jesús y Dani han sido controladamente ambiguos. Nunca me ha gustado ese quiero y no quiero de los ambiguos que me deja bastante indiferente, si no es que me exaspera. Fernando Savater decía sobre la ambigüedad: “La ambivalencia hacia las dos tendencias nos paraliza. En la tentación sentimos culpa. Pero si sentimos miedo, ambivalencia y culpa, no nos permitimos sentir nada. La ambigüedad nos envuelve en equívocos complicados y estados de vaguedad bastante confusos”.
Ese estar con el culo entre dos sillas, pretendiendo ser a un tiempo bruto y delicado es un ideal para algunos, pero pienso que nunca trae buenas consecuencias. Los Gemeliers han sido ambiguos y cambiantes con el fin de permanecer en el concurso, en la idea de que eso es lo importante. Se trata de una idea muy de artistas, habitualmente obsesionados con que lo importante no es llegar sino mantenerse. Reconozco que lo han hecho siempre con gran habilidad, esforzándose en aclarar cualquier roce por ellos provocado. También cuando nominaron a la cara. Y si lo hacían en la privacidad del cubo luego lo iban diciendo, especialmente a sus no nominados, como contó anoche Cristina.
A diferencia del comportamiento visto en los gemelos durante toda la edición, ahora no se cortan en llevar el estandarte del conflicto. Tampoco se preocupan en ir después a dar largas y tediosas explicaciones. He llegado a ver a los gemelos pillados en un renuncio e intentando arreglar las cosas hablando con la persona interesada hasta el amanecer. Ahora ya no les hace falta: no se nomina. Digo que ellos son responsables del conflicto en estos días finales que podrían estar viviendo todos tranquilos y sin mayor tensión que la de esperar la llegada de los momentos decisivos en la final.
Los Gemeliers se han visto con posibilidades de ganar y no han dejado pasar la oportunidad de arremeter contra Cristina, muñeco de pimpampum en esa casa desde tiempos inveterados. Como estrategia no le pongo un pero, aunque nunca podré aceptar el juego sucio de un Jesús que se aprovecha de unas confidencias de Cristina hechas en la (equivocada) confianza de que se trataba de una persona con principios que no iba a utilizar esa información en ningún caso. Pero más llamativo me resulta ese cambio de personalidad acorde con el momento del concurso. Los ambiguos maestros de lo políticamente correcto se convierten de la noche a la mañana en sabuesos nada dispuestos a soltar la presa una vez que está en sus fauces.
Que Luca vuelva ahora a molestarse por lo que Cristina contó o dejó de contar durante su mayor crisis vuelve a hacer relucir el peor de los Luca que hemos conocido. Ella ya sabe ahora que fue un error confiar en esa persona, pero incluso si lo hubiese sabido entonces es entendible que se desahogase. Con alguien lo tenía que hacer y Jesús estuvo más dispuesto que Luis en este caso. Sacando ahora esas confidencias sabe el cantante que puede poner en peligro la pareja de nuevo. Por si eso no fuera suficiente, juega con la sospecha de que Luca pueda ser violento (otra vez con esas) y machista. A nadie se le escapa lo que sugiere esa explosiva combinación. Basta con poner un término tras otro. Asusta tanta mala intención. Ni el cheque de los 50.000 lo justifica.
Luis salió de la casa anoche quedándose sin entrevista, como yo me temía. Al menos tuvo las imágenes con sus mejores momentos que se me hicieron cortas, no por su duración sino por haber sido tantas las veces que me alegré de que hubieran decidido proponerle concursar. No merecía salir a dos días de la final, pero esto mismo pensaría parte de la audiencia respecto a cualquiera de los finalistas. Luis no tuvo que responder a ningún ataque en el debate final, y tampoco aprovechó para intentar dejar mal a nadie. Esto hacía pensar que sería el cuarto clasificado, pero también debe ser un orgullo para él haber demostrado que otro tipo de concursante es posible.
Moleskine del gato
Tuvimos anoche actualización de porcentajes ciegos oficiales para ganar el concurso. El titular es que no hay variaciones sustanciales respecto a lo conocido el domingo. El más destacado sigue por encima del 60 %, habiendo cedido tan solo 1,3 puntos desde el domingo. Lo mismo pasa con el segundo, que solo había crecido anoche 3 décimas. Menos variación en la segunda plaza que en las otras dos, que habían subido medio punto cada una. Como digo, poca variación, lo cual parece indicar que hay ganador o ganadora con rotundidad. Estos eran los porcentajes poco antes de salir Luis Rollán: 60,5 %, 34,7 %, 3,8 % y 1,0 %. Si eliminamos el porcentaje de Luis quedaría así: 61,1 %, 35,1 % y 3,8 %.
Si tomamos como referencia GH VIP, el porcentaje ganador está un poco por debajo de la media de sus siete ediciones, que sería de un 63,6 %. Es decir, ni tan alto como Marlène Moreau (72,1 %) o Miriam Saavedra (71,1 %), ni tan bajo como Adara Molinero (56,3 %) o Laura Matamoros (57.8 %).
No sé si son fakes o se corresponden con la realidad las capturas que circulan en las que se convoca la asistencia mañana a las instalaciones de Mediaset para el escrache a Cristina mediante abucheos (utilizando incluso algún instrumento ruidoso), o bien para aplaudir y vitorear a esta misma concursante. Los métodos no son bonitos en ambos casos, aunque más reprobable parece lo del escrache. Sea verdad o mentira, a alguien se le ha tenido que ocurrir la idea. Menudos lumbreras.