Segunda tanda de videoconferencias de concursantes con sus familiares. En esta ocasión les tocó a Ivana, Nyno, Yiya y Ana María. Para poder hablar tuvieron que explotar globos con un capirote rematado en un clavo y sacar las llaves que había dentro, que su vez… bueno, un juego de esos para pringarse de barro, jabón y harina. ¡Con lo escasos que vamos de harina! Ivana y su madre protagonizaron la conversación más curiosa de la noche. Con emoción contenida, casi como si se hubieran visto ayer, Ivana casi se vio obligada a pedir la opinión de Analía sobre Hugo, después de que ellos dos hubieran hablado hace un par de semanas. Al uruguayo le pareció entonces que la señora era tan seria como su hija, lo cual no sé si es bueno o malo. No quiso Analía decir nada comprometido: “Si tú eres feliz, yo soy feliz. No me meto en las relaciones de mis hijos, ya lo sabes”.
Entonces Ivana, con una gran sonrisa en su rostro, dijo lo siguiente: “Como es la primera vez que estoy con alguien tan grande (mayor)... Os voy a tener que llevar al geriátrico juntos. A ver si me hacen un dos por uno”. No voy a opinar sobre la frase de Ivana por si luego me dicen que es disléxica y en realidad no quería decir “geriátrico”. Si tengo que creérmelo en el caso de Elena y su “guevo” igualmente tendría que hacer con Ivana y su peculiar sentido del humor. Me dicen que es una broma muy común entre argentinos. Bromas de geriátrico, todo un clásico del humor en el cono sur. También es cierto que Ivana ha pasado más tiempo viviendo en las afortunadas islas Canarias e Italia, pero no dejes que la realidad te estropee una buena excusa.
Después vinieron las conversaciones de Nyno con su padre, Yiya con el suyo y Ana María con Ortega Cano. Detrás del padre de Nyno fueron desfilando la madre y un hermano haciendo gestos a la cámara. “Juega tus cartas como hacen los demás”, le dijo a su hijo. Un consejo que no sé interpretar bien. Más prolijo en el consejo fue el padre de Yiya. Que si no diga palabrotas, que no se meta en conflictos y, lo más fuerte de todo, que se lleve bien con Nyno porque es un tipo muy saladillo. ¿Dijo saldillo o saladillo? Porque saladillo no me parece, aunque poco jugador tampoco, por mucho que diga su propio padre.
La ronda terminó con Ana María y Ortega Cano, al que todo el mundo se empeña en llamar “maestro”. ¿Maestro de qué? Tal vez deberíamos dejar atrás esa antigualla y no confundir a la peña sobre lo que es en verdad un matador de toros. Si fuera maestro me ofendería. Después de haberme procurado la enemistad de muchos aficionados a los toros diré que Ana María amenazó a su marido con volverse a casar (menuda perseverancia) y tener una hija suya cuando vuelva. Menos mal que aclaró este importante punto, ya que a distancia iba a ser más complicado. Aunque hoy las ciencias adelantan que es una barbaridad, como dicen en la zarzuela ‘La verbena de la Paloma’. Ortega confesó que estaba cargadito. Le faltó decir que tiene los testículos a rebosar. Pondré todo esto en el apartado de las cosas que no necesitaba saber.
El juego de recompensa de anoche mola mucho. Era como un juego de esos de ir llevando una pelotita por el laberinto hasta meterla en la casilla del centro, pero aumentado el tamaño por lo menos 20 veces. Los concursantes de cada equipo debían subirse a los bordes de la estructura y moviéndose a un lado y otro ir inclinándolo para mover la bola. La recompensa era unas natillas que también estaban aumentadas en tamaño una barbaridad y bizcocho para mojar. Eso da para toda la tarde, pero tuvieron que comerlo a toda prisa como bestias en un abrevadero. Ganaron los siervos a pesar de Hugo y su manía de ponerse a dar órdenes como si fuera el mayor experto en todo tipo de juegos. Lo cierto que es estos tardaron 5,3 minutos y los mortales 2,2. Pero los mortales hicieron trampa.
Decía Rocío que no paró la bola con la mano aposta, pero las imágenes mostraron otra cosa. No es que se agarrase al borde del laberinto y tocase la bola accidentalmente. Era innecesario agarrarse a ese lado de la estructura. La bola se detuvo en ese punto por la mano de Rocío y eso les ayudó a completar el juego con gran celeridad, por lo que fueron eliminados. Drama de enormes proporciones en el equipo cuando Lara les comunicó la decisión del programa. Ana María e Ivana ahogaban las penas con sus lágrimas, y Rocío discutía la decisión porque no hubo intencionalidad. No lo dudo en absoluto. Pero es como si en fútbol un defensa evita gol deteniendo el balón con la mano. Suplantar al portero no está permitido, ni aunque sea un lance fortuito.
El juego de mejores y peores tenía trampa porque los concursantes no sabían que esas listas les iban a comprometer. ¡Y de qué manera! Cada equipo tuvo que consensuar quiénes eran los mejores en la pesca, el fuego, la leña, las caracolas y la cocina. Una vez completada la lista vuelta a empezar, en este caso para determinar los peores en cada una de esas labores. La decisión definitiva debía ser del líder del equipo, que debía decidir después de escuchar a los demás. Al final, las listas sirven para que durante semana esas labores solo las pueda realizar el elegido como peor, asistido y aconsejado por el elegido como mejor. Es decir, solamente Nyno, elegido como el peor en la cocina, podrá cocinar esta semana, y para ello estará asistido por Yiya. Cuidado con las casualidades, porque estos son dos concursantes enfrentados al extremo. Pero no fue ese el único caso de emparejamiento curioso. También entre los siervos, Hugo asesorará a Elena con la leña.
Entre los mortales se emparejan de forma llamativa Barranco y José Antonio, teniendo este último que encargarse en exclusiva del fuego. Y en el lado bueno estará que Ana María logre que pesque Rocío, quien a su vez ha pescado al ayudar a Barranco en la recogida de caracolas, algo que sí se le da bien. El reparto fue en parte obligado porque nadie podía repetir tarea. Si llega a ser por Yiya y Hugo la tablilla con el nombre de Nyno hubiera ocupado todas las posiciones. “Es un cero a la izquierda”, dijo Yiya de su compañero, mientras este hacía sonidos más de animal que de persona. A Hugo le molestó que Jorge le pusiera como el peor en el fuego, pero creo que no hubiera estado contento con ninguna decisión.
Como estaba previsto, Barranco se salvó de la expulsión. Siendo justos, de los cuatro nominados es quien está demostrando ser mejor superviviente. Si fue elegido el mejor en el fuego no es porque lo cuide como nadie sino porque el equipo en el que esté siempre tendrá fuego porque atesora una gran habilidad para conseguir hacerlo por fricción, algo que pocos concursantes han logrado. También destacaban anoche mismo sus compañeros la facilidad que tiene con la pesca. “En cuanto se mete saca un pez, sin hacer nada más”, decía Ivana con admiración y envidia a partes iguales. Normal y justo, por tanto, que Barranco se salvase y quede fuera de la terna de nominados de esta semana.
Ahora resulta que Adara ha decidido defender a Hugo. Rotondeando, ¿no? Por su parte, Elena le ofreció a Hugo su casa para que duerma con el niño cuando salga. Pero vete a saber si quiso decir eso o lo contrario.
“Tienes mucha maldad y eres muy mala”, le dijo José Antonio a Rocío. Porque él tiene mucha sinceridad y es muy sincero.
El domingo pedía Jordi González que si alguien sabía a qué se refería José Antonio cuando hablaba con Rocío del “día de marras” se lo contase. En plató estaba Antonio David, que no quiso ayudar al presentador, aunque debía saberlo de sobra. Anoche quedó claro que se refiere a algo sucedido entre la concursante y su madre, a la sazón exesposa de Antonio David. Pero no diré más sobre el tema porque ya explicó este que el tema está judicializado y han puesto querellas a quienes lo han contado. Y, como comprenderán, lo último que deseo es tener una querella de según quien.