Ivana estaba dispuesta a aguantar lo que fuera en su relación con Hugo
No se líen si el relato de lo que sucede en Honduras está desordenado y vemos a la pareja de Hugo e Ivana diciéndose “te amo”, regalándose mutuamente sendos collares hand made (a cuál más horroroso, debo decir) mientras tienen una romántica comida después de haber sido testigos del duro momento en que dejan la relación con una valla de por medio. Mejor dicho, es Hugo quien lo deja porque no está dispuesto a tirar de una relación en la que no cree. Su único reproche a Ivana es que se siente solo. La culpa parece de ella solamente. “¿Sentirte solo es tú problema o es mi problema?”, preguntó astutamente Ivana. Como no tuvo respuesta se lo aclaro yo mismo: es problema de Hugo.
La situación se ve tan real que casi duele. Una ruptura anunciada que Hugo expresa con cierto egoísmo, atento tan solo a su dolor, justo después de que Ivana se acercase a la valla que separa ambos equipos junto Rocío y José Antonio para cantarle una serenata. Era la canción preferida de Hugo: ‘Estoy hecho de pedacitos de ti’, de Antonio Orozco. Esa que ponía cada noche en la radio de la casa de Gran Hermano creando un momento medio catártico de comunión con el espectador. Me pareció hasta ofensivo que en plató se dijera que era la canción de Hugo y Adara sin que esta lo negara. La audiencia fiel sabe que es una mentira más.
“Yo estaba dispuesta a aguantar lo que fuera, casi. Si vos no, o no podés, yo te súper-hiper respeto”, le dijo Ivana a Hugo. No es buena cosa aguantar casi lo que sea, pero es una clara muestra de amor. Ivana mantuvo el tipo esperando que Hugo fuera claro, aunque se le veía venir. Su intención era poner punto final a la relación. De nada había valido la comida romántica, el intercambio de collares y los innecesarios “te amo”. Ese es el gran fallo de Hugo. De alguna manera, escondió el grave problema que tenían. Un problema que evidenció su pésima reacción después de que Ivana le ganase una recompensa. Parecía reclamar que se hubiera dejado ganar, cosa que él nunca hubiera hecho. No sé por qué no iban a poder ser los dos igual de competitivos.
Ivana se ofreció a darle a Hugo su pepito de ternera con pimientos si la organización se lo permitía. Aunque cuando dice que estaba dispuesta a lo que fuera no debe referirse a esto. Más que por amor creo que lo hizo para expresar lo molesta que estaba tras la infantil reacción de Hugo. Algunos espectadores pueden tener la duda de si Hugo está siendo egoísta, mirando solo por su conveniencia, o bien es simplemente una estrategia de cara a la recta final del concurso. Si lo pensamos bien, las dos cosas serían lícitas, aunque no igual de comprensibles. Descarto lo segundo porque ni siquiera creo que esto le vaya a beneficiar. En cuanto al egoísmo, diría más bien que está siendo excesivamente ‘yoísta’ y eso es un error. Pero que mire por él es casi una obligación. Si hiciera lo contrario se estaría engañando a sí mismo y estaría engañando a Ivana. Otra cosa es que lo flipe diciendo que está siendo “por primera vez en mi vida egoísta”. ¡Venga ya!
El mejor momento de Hugo, pese a todo
La ruptura de Hugana viene justo en uno de los mejores momentos del exganador de Gran Hermano. Hugo ganó anoche la prueba cuya recompensa real es más interesante y jugosa que la chistorra con pan, huevo, patatas fritas, refresco y tarta de chocolate de postre para el ganador. Ellos no lo saben, pero los ganadores de ambos equipos se convirtieron anoche en únicos candidatos a convertirse en líder mañana. El destino ha querido que se vuelva a enfrentar la pareja por haber sido quienes más aguante tuvieron ‘patas arriba’, manteniendo las piernas en vilo anoche en la prueba. Pero es que Hugo no solamente ganó la prueba y se podría convertir en el próximo líder sino que también fue salvado. Los dioses bañaron con purificadora agua a Hugo por primera vez en este Supervivientes 2020. Barranco y Jorge ya se habían salvado en ocasiones anteriores. José Antonio todavía no, pero no hay que descartar nada.
Interesante observar el rostro de Ivana cuando se salvaba Hugo. No es por criticar, pero no vi en ella un gesto de alegría, precisamente. Pese a esto, sospecho que la relación de Ivana y Hugo ha quedado cerrada en falso. No digo que vayan a volver, pero no me cabe duda de que volverán a hablar, posiblemente una vez que ambos equipos se conviertan en uno, lo cual está al caer. Lo adelantó Ivana, arrastrando las palabras para evitar dejarse vencer por la tristeza: “Nos vemos cuando… no sé… en estos días”. La cosa no puede quedar así. El relato, ordenado o no, debe ofrecernos otro final, un director’s cut, o algo. Nos merecemos un ‘chimpún’ que mejore esto, algo con lo que deshacer el nudo en la garganta.
Si no hubiera tenido poco con convertirse en candidato a líder frente a Ivana (aunque todavía no lo sabe) y salir de la terna de nominados, Hugo remató la faena anoche con la vídeollamada de su madre. Si bien creo que más importante para él debió ser ver la fotografía de su hijo. Como pasa a algunos concursantes, le costaba recordar su rostro. Pues ahí lo tiene, ya lo puede recordar siempre que quiera mirando su retrato. Aquí llegó la segunda vez que Adara nos mintió anoche, más por omisión que por acción. En realidad, creo que es la enésima mentira, pero por hoy he hecho una cuenta de tres. Fue felicitada por haber hecho llegar a Hugo la foto de Martín, el hijo que ambos tienen en común. Le hubiera costado poco aclarar que no había facilitado ella la foto. Fue el hermano de Hugo, ese chico que participa en las galas desde su casa y tiene un asombroso parecido con el Chiquilicuatre, aquel personaje del programa de Andreu Buenafuente que terminó yendo a Eurovisión.
La fábula del perro
Aparte de la videollamada para Hugo de su madre también la tuvieron Rocío y Elena con sus parejas respectivas. Elena llamaba Pere a Pedro durante GH VIP. A saber por qué ha decidido ahora castellanizar su nombre. Este señor se tomó la llamada como un ‘coaching’ y a poco estuvo de sacar unos gráficos para mostrarle el camino a Elena. Lo más cariñoso que le dijo (no cuento lo de “bombón”, que me parece casi decimonónico) es: “Te quiero un montón y no he dejado de pensar en ti ni un solo día”. En el amor igual conviene un poco de hipérbole, cuando no de desmesura, e igual hubiera acertado más diciendo que ni un solo minuto. Pero aceptamos barco como animal acuático. A partir de ahí solo habló él. “Escucha, déjame hablar y tú escucha solo”, empezó diciendo. Me llama la atención que cuando Elena describe la parte negativa de Hugo parece que estuviera describiendo a su pareja. Al menos eso me pareció anoche.
Pedro le contó a Elena que Adara está enseñando a su nieto a decir “papá”. Parece ser que esa fue la tercera mentira de Adara, de nuevo por omisión, porque el niño ya hace tiempo que dice “papá”. No fue una mentira, pero me dio mucha vergüenza ajena que Adara dijera no saber nada del dolor que tiene Hugo desde hace meses. ¡Madre mía!, que diría ella. Pero lo peor que hizo este señor fue dejar a la audiencia con la duda. “Recuerda la fábula del perro que te conté”, le dijo a Elena. Eso no se hace. Pero esto es el gato encerrado y aquí tienes en exclusiva absoluta la fábula.
Un carnicero vio entrar un perro y trató de espantarlo, pero volvió enseguida. Entonces se dio cuenta de que llevaba un sobre en su hocico. El sobre contenía un billete de 20 euros y una nota que decía: “Por favor, mándeme con el perro 1 kilo de carne picada y un par de huesos”. No sin asombro, cogió el dinero, preparó el encargo y puso la bolsa junto al perro. No se dio cuenta de que se había olvidado meter el cambio hasta que el perro empezó a gruñir enseñando los dientes. Lo hizo y el perro cogió la bolsa con la boca antes de salir de la carnicería. Impresionado, el carnicero lo siguió calle abajo y vio como esperaba sentado a que cambiase el semáforo para cruzar.
El perro atravesó la calle camino de una parada de autobús, esperó y se subió. Varias manzanas después tocaba el timbre y se bajaba del autobús. El carnicero todavía lo siguió hasta que se detuvo en una casa, colgó la bolsa del pomo de la puerta y golpeó esta varias veces. Como nadie respondió rodeó la casa, saltó una cerca, se dirigió a una ventana y tocó con sus patas el vidrio varias veces. Luego regresó a la puerta y entonces salió un hombre que comenzó a golpear brutalmente al perro. El carnicero no pudo aguantar e intervino: “¿Pero qué está haciendo? Por favor, si su perro es un genio. ¡Es único!”. El hombre respondió: “Qué genio ni qué ocho cuartos. Es la segunda vez que este perro se olvida de las llaves”. ¿Moraleja? Por muy bien que hagas las cosas siempre le parecerá poco a alguien.
Moleskine del gato
Los concursantes del futuro, aquellos para los que José Antonio afanó 3 objetos de cada equipo, resulta que son los supervivientes que todavía habitan los cayos Cochinos en la actualidad. El futuro es suyo, diría cualquier Paolo Coelho de pacotilla. Se trata de un futuro muy cercano en el que los dos equipos se convertirán en uno. Es decir, el de la reunificación. Y tan cercano es que llega exactamente mañana. Por eso habrá un solo líder, ganador de la prueba final que disputarán Ivana y Hugo. Todo bien.
Mérito especial tuvo Hugo ganando la prueba de recompensa de anoche (y, a su vez, semifinal de la prueba de líder) después de que Carlos Sobera se interesase por si llevaba puesto el collar que la había regalado Ivana, lo cual pudo desequilibrarle en el momento menos oportuno. Imposible no compartir la curiosidad de Sobera. No llevaba ninguno de los dos el collar que le regalo el otro, por cierto.
Yiya intentó hacerse un Ana María y protestar con rabia su pronta eliminación en la prueba de ‘patas arriba’. No le valió de nada. “Me comenta la organización que la pierna izquierda apoya y tiras del cordón, por lo que cae el cubo”, explicó Lara Álvarez. Costará, pero poco a poco irán dándose cuenta de que no es el camino adecuado protestar por todo. Por cierto, Rocío no gana ni tumbada.
Sobre el posible embarazo de Ivana solo tengo una cosa que decir: venga, hasta mañana.