Hugo se disgusta por no poder hacer la escaleta del programa
Estando los concursantes disfrutando en una localidad cercana a Madrid de la estancia en un complejo hotelero de bungalows a Hugo se le ocurrió pedir que le cambiasen a uno diferente al que habitan los otros concursantes que anoche vivieron la primera parte de la final, preámbulo de la segunda y definitiva parte que tendrá lugar el próximo jueves. ¿Por qué iba Hugo a compartir vivienda con sus compañeros de concurso? Es un poco escandaloso que quisieran obligar a ello. Del mismo modo que resulta una afrenta no ser tenido en cuenta a la hora de confeccionar la escaleta del programa. Pero, vamos a ver, ¿quién iba a hacerlo mejor si no es Hugo? Anoche terminó la gala enfadado, cosa poco usual en él, por no ser quien decidiera la manera de organizar la gala.
Todos llevamos dentro un seleccionador nacional de fútbol y un programador de televisión. Bueno, últimamente ha brotado también un epidemiólogo con profundos conocimientos en pandemias mundiales, lo cual compite en nivel experto con la especialización en tácticas futbolísticas y, por supuesto, en elaborar programaciones televisivas y organizar escaletas, especialmente de finales de reality. Puestos a elegir un concursante que decidiese el orden de los contenidos de la primera parte de la final no hay duda de que ese tendría que ser Hugo. Lo mismo para la segunda parte, claro está.
Le ofendió profundamente que fuera el último en tener un encuentro con alguien querido, sin llegar a valorar que las grandes estrellas siempre salen los últimos. Jorge, Barranco, Rocío y Ana María fueron sus teloneros. Pero si se coló incluso una Elena cuyo encuentro familiar con sus dos hijos no terminé de entender, dado que ya no es concursante. El colofón final (valga la redundancia), la apoteosis de esta gala, era para Hugo encontrándose con su hermano justo antes de ver y escuchar un vídeo (solo él) de su hijo Martín, que ya corretea y dice “hola” (según contó un rato antes su madre). En los festivales musicales el grupo estrella se hace esperar y sale al final, como anoche Hugo. Pero a este concursante le ofendió no tener su momento antes de la prueba de líder. Porque debe estar convencido de que el profiláctico abrazo a su hermano le habría proporcionado el equilibrio necesario para ganar a Ana María.
Si me detengo en analizar todo lo anterior me dan las mil y una. Que Hugo no quiera compartir bungalow con sus compañeros porque “somos adversarios” significa que no sabe el tipo de programa en el que ha estado participando los últimos tres meses. Un reality de supervivencia en el que conviven los concursantes. Ponga el lector todas las comillas y negritas que quieran a la palabra “convivir”, lo cual para Hugo resulta en cierto modo un inconveniente. Su probada capacidad para entender el concurso no parece ir acompañada de un mínimo conocimiento televisivo. La escaleta del programa es como es por una serie de razones, y no es casual que su encuentro familiar fuera reservado para la parte final del programa. El cálido abrazo con su hermano tenía suficiente valor para hacer esperar al espectador hasta poderlo ver, del mismo modo que el frío encuentro de Jorge con sus dos pequeños podía servir para ir calentando al espectador al principio de la gala. Si Hugo y su legión no son capaces de entenderlo es que poco saben de televisión. Es posible que por decir esto su hermano me vuelva a bloquear en redes sociales, pero puede que ni me entere.
También Barranco podría haberse quejado porque se encontró con su madre cuando ya había sido expulsado. Igual si su encuentro se produce antes de cerrarse las votaciones todo hubiera sido diferente. No digo que hubiera influido en su resultado, pero al menos le podría valer para afrontar ese momento con otro cuerpo, el ánimo que proporciona un momento emotivo como ese del abrazo sin contacto físico directo. Anoche llegué a leer que Rocío había vuelto a pillar (ya se sabe que ella siempre pilla) por haber tenido doble encuentro, a saber, con su novio y Gloria Camila, aunque esta iba más bien por su defendida Ana María. Porque, claro, a Jorge no le llevaron dos hijos en lugar de uno, Ana María no tuvo el encuentro con Gloria y un vídeo de su hijo, o Hugo no pudo ver también al suyo después de abrazar a su hermano. Al final el gran perjudicado va a ser Barranco, que solo tuvo a su madre.
Lo que no se ha planteado Hugo es esa sensación de mal perder que transmite siempre. El espíritu deportivo que justifica expresiones como “la concha de su madre, estoy recaliente”, frase dicha tras no ganar la prueba grupal de recompensa, no explica su mal estilo a la hora de quejarse y las ridículas razones que lo motivan. Y, sobre todo, debería convencerse de que la escaleta del programa no es cosa suya. El ridículo llega a su máxima expresión cuando se alega que pusieron una prueba de equilibrio porque se le da mal a Hugo. ¿Y la semana anterior? ¿Acaso no era una prueba de aguantar colgado? Recuerdo que desde el principio del programa Ana María dijo que tiene un problema en un hombro. ¿Pusieron esa prueba para que la ganase Hugo? Las pruebas no son a medida del concursante. Si no aguanta el hombro o se le da mal el equilibrio, pues ajo y agua, que quiere decir “a aguantarse”, o algo así.
Abrazos profilácticos
De los encuentros me llamó la atención el diferente estilismo a la hora de los abrazos. Para quien no lo viera explico que cuando hablo de abrazos profilácticos es porque les pusieron un aparataje para que pudieran abrazarse con una separación de plástico y metiendo los brazos en manguitos de plástico. Y eso que les hicieron nada más llegar la prueba serológica y dieron negativo. Pero a sus familiares no, claro está. En todo caso, la cuarentena podrá acortarse al saber que ni están contagiados del virus ni lo han estado nunca. El caso es que algunos concursantes decidieron meter sus brazos por los manguitos inferiores, otros por los superiores y, en un alarde de originalidad, Hugo y su hermano metieron un brazo arriba y otro abajo. Debo decir que este último fue el abrazo más sentido, nada que ver con lo de Rocío y su novio, que ni siquiera se apretaron. Si hasta tuvo que animarles Jorge Javier a que se dieran un beso (plástico por medio). “El pobre chico es la primera vez que sale por la tele”, le disculparon en plató. ¡Excusas! Uno de los hijos de Jorge le dijo: “Papá, te está votando toda la Guardia Civil”. Lamento que el realizador no ofreciera entonces un primerísimo plano de Hugo. Seguramente hubiera preferido que le clavasen una estaca en el pecho, antes de recibir semejante información.
Creo que Rocío disfrutó más echando la bronca a su novio en directo que abrazándolo con condones en los brazos. “Ese pendiente ya te lo estás quitando”, le dijo. Y luego fue a por su peinado: “Ese rapadillo… Te hace más chico”. Quería decir “te hace más quillo”, pero se cortó en el último momento. También tuvo su momento de pánico al no encontrar el tatuaje que lleva a medias con ella. El de él dice “que todo fluya” y el de ella “y nada influya”. En realidad lo pone en italiano: “Che tutto scorre e niente influenza”. Tatuajes a medias es una idea peligrosa porque cuando te separas la frase queda a medias para siempre. Rocío también se abrazó con Gloria, como dije antes, aunque era la invitada para Ana María. Anoche esta concursante parecía una imitación de sí misma por Los Morancos. Semejante sobreactuación empieza haciendo gracia y a los dos minutos termina dando un poco de lástima.
Expulsado Barranco
Los dos expulsados parecían igualmente disfrazados de náufragos. La misma barba descuidada y semejante delgadez, aunque está claro que uno empezó con más peso que otro. Jorge ha perdido 23 kg y Barranco 10,9 kg. Rocío perdió 15,6 kg, Ana María 9,6 kg y Hugo 14,8 kg. Parece esto una lonja y yo cantando el peso de los atunes. Estaba cantado que las aspiraciones de Barranco terminarían en esta primera parte de la final. El enfrentamiento con Jorge era una lucha desigual. No se puede luchar contra la Benemérita. Mucho menos contra muchos niños dispuestos a reventar sus huchas de 500 euros. Se abrazaron y Jorge le dijo a Barranco que era su ganador. Pues se ha quedado con las ganas.
Observatorio de nominaciones
La prueba de líder en un balancín y teniendo que hacer una torre de prismas era mucho más complicada de lo que pudiera parecer. Ana María logró hacer una torre de 7 piezas, las mismas que Hugo. La única diferencia es que mientras Hugo lograba mantener su torre 4 segundos, la de Ana María aguantó 6. Por tanto, se convertía en líder por primera vez en todo el concurso. Si Hugo hubiera abrazado a su hermano antes de la prueba la torre hubiera estado en pie un par de minutos, tirando por lo bajo. Esto lo saben hasta los chinos.
Ana María se convertía en inmune, podía nominar directamente a un compañero y, según se dijo, tendría un punto extra para nominar, lo cual no terminé de entender ni se corresponde con lo que sucedió finalmente. Así fueron estas auténticas últimas nominaciones de la temporada:
Rocío > Hugo
Jorge > Hugo
Hugo > Jorge
Estaba claro que si Hugo no era líder sería el nominado del grupo. De igual modo que entre Rocío y Jorge la líder Ana María nominaría directamente a este último. Por tanto, llegarán nominados a la segunda parte de la final Hugo y Jorge.
En el improbabilísimo caso de que Jorge hubiera nominado a Rocío en lugar de a Hugo se habría producido un triple empate que la líder no podría resolver de otro modo que nominando a Jorge o Hugo, para después nominar al otro contendiente. Más o menos lo que sucedió la semana pasada con Hugo, quien tuvo en su poder la decisión de dejar nominados a Jorge y Barranco. Está claro que estos dos concursantes no se salvarían siempre y cuando fuera líder Ana María.
Moleskine del gato
La queja más graciosa que leía anoche en redes aseguraba que la semana pasada se dijo que serían las últimas nominaciones, pero en realidad el rótulo del cebo en el programa tenía dos pantallas. En la primera se podía leer: “Últimas nominaciones”. En la segunda: “Antes de llegar a Madrid”. Había que leer las dos seguidas.
Nyno llevaba anoche un estilismo indescriptible. “Esto te lo has mandado hacer, ¿no?”, le preguntó Jorge Javier, y remató después: “¿No te has preguntado por qué no lo tienen en las tiendas?”. Tocado y hundido.
Todo un detalle que un miembro de la tripulación del avión (aka pepinazo) que les trajo de Honduras advirtiese a Ana María y Rocío de la obligación de mantener la distancia de seguridad entre ellas dos. Porque, claro, es justo lo que han estado haciendo durante estos casi tres meses que llevamos enclaustrados.
Pues ya sabemos que la final será el jueves. Antes de eso tendremos un A propósito de Supervivientes este domingo, que presentará Sonsoles Ónega, a quien doy la bienvenida. El lunes lo comentaremos en este rinconcito. Y luego, durante la semana, haré un repaso a los cuatro finalistas que quedan en juego. Para, finalmente, despedir temporada el viernes repasando lo que haya dado de sí la final. En resumen, quiero decir que no me abandonen todavía porque quedan unos días. Y cuídense.