Dos grupos sin líder, que en realidad no lo son
Cuando Verdeliss habla de que se siente minoría frente a un grupo mayoritario le responde Mónica que no son un grupo, y no le falta razón. Entre las definiciones de grupo la que mejor cuadra con el que se suele observar en este concurso es aquella que hace referencia a lo militar. Dice así: “Unidad compuesta de varios escuadrones o baterías, y mandada normalmente por un comandante”. Como no estamos en la milicia, en nuestro caso se trata de varias personas que tienen una cierta unidad de acción, al menos a la hora de nominar, y con un líder. La lectura más simple sería que hay dos grupos en la casa, el mayoritario y uno mucho más pequeño, compuesto en un principio solo por Miriam. Pero, como digo, es una lectura excesivamente simplista.
Miriam está menos sola ahora, eso es cierto. El sábado juntaba sus manos con las de Ángel, Verdeliss y el Koala, a iniciativa de este último. No era ningún ritual, eso también es una lectura simple. En realidad, era un acto de confraternización como el que pueden hacer unos amigos en un campamento. Y no hacían previsión de que serían los finalistas de la edición, sino que expresaban su deseo de serlo. Ese acto sencillo les hace lo más parecido a un grupo, aunque siguen sin serlo. En la otra parte también faltan muchas cosas para que podamos decir que son un grupo.
No se ponen de acuerdo para nominar, aunque en varias ocasiones algunos concursantes hayan nominado igual. Cuando Aurah dice que está contando votos por si puede beneficiar a su grupo, en realidad solo tiene dos objetivos: evitar quedar nominada y asegurarse de que Miriam vuelve a estarlo. Si acaso, también protegería a Suso. En lo primero sí se comportan como grupo porque tienen un enemigo común. El enemigo es Miriam y aunque en un principio resultaba difícil adivinar por qué lo era, ahora se han cargado de razón tras verla salvarse siempre y constatar que en alguna ocasión lo ha hecho con un parvo porcentaje. La excusa ahora está clara: porque es fuerte.
Flaquea principalmente el supuesto grupo mayoritario en que no tiene un líder. Por oposición a Miriam hemos podido considerar que era el grupo de Mónica. Ambas tienen una enemistad que forma parte de las condiciones previas de ambas concursantes, esa mochila con la que entran todos. No es Mónica líder de nada, entre otras cosas porque en cuanto puede pone en un brete a sus compañeros. Una prueba fue su discusión con Suso, a quien no traga y disimula poco desde hace mucho. También que haya sido la única en advertir al resto de empleados, particularmente a Asraf, cuando su comportamiento ponía en peligro superar la prueba semanal.
En los dos ejemplos anteriores Mónica llevaba toda la razón, al tiempo que aprovecha para que se note. Por eso le dice a Suso que se ve muy mal en los vídeos su actitud, por si no nos habíamos dado cuenta. Por otra parte, si Mónica se lleva mejor con Techi que con Aurah es precisamente por eso. La personalidad ególatra y narcisista de Techi le hace olvidar en un suspiro respuestas o comentarios de Mónica, como cuando dice: “Menuda película tenéis montada entre los cuatro”. Mónica da en el clavo cuando habla de la película que tienen montada entre Techi, Asraf, Omar e Isa. Es esa “película” lo que ha puesto en la calle a Isa y a Omar. La misma por la que Techi será expulsada este jueves, como todos suponen en la casa.
El comentario de Mónica es certero, pero no es el comentario de una amiga. Aurah consiente menos ese tipo de comentarios aparentemente inocentes, que Mónica hace con una sonrisa en la boca y apariencia de broma entre colegas. Pero las bromas dejan casi siempre un poso de verdad. Detrás del comentario de Mónica hay una mala intención evidente. Dejando aparte a Miriam, con quien ha demostrado tener algo muy parecido a una obsesión, Mónica va repartiendo amables puñaladas a todos.
Con la sonrisa del gato de Cheshire, Mónica mira siempre a cámara mientras va intentando quedar por encima de los demás. Y, como ese personaje que tan bien retrató Lewis Carroll, no se sabe si Mónica está más muerta que viva o más viva que muerta. Es obvio que me refiero como concursante. Probablemente ni ella misma sabe si le viene bien ser casi más hiriente, aunque sea de forma sutil y breve, con los de su ‘no grupo’ que con los del otro. Ella hace ‘no grupo’ igual que el conejo de ‘Alicia en el país de las maravillas’ celebra los ‘no cumpleaños’. Mónica no es líder del grupo mayoritario porque no es un grupo. Ella está más preocupada en desacreditar a sus amigos, y nadie más parece dispuesto a asumir ese papel.
A Tony le preocupa llevar un mes de reality sin tontear con una chica. Techi, por contraste, ha tonteado demasiado, al menos más de lo que la audiencia parece dispuesta a tolerar. Aurah y Suso tienen bastante con mantener su propio sainete, eso sí, que no les pidan madrugar, ni trabajar mucho tampoco. A Makoke solo parece divertirle enfrentarse a Verdeliss en las galas. Asraf come y da por saco. Y Darek es también como el gato de Alicia, en este caso cuando desaparece y ni siquiera le vemos la sonrisa. No le pidas peras a Darek, que bastante tiene con mantener la verticalidad unas cuantas horas al día.
Ante este panorama desolador, hablar de liderazgo es toda una utopía. No hay intereses comunes, salvo uno que mantienen desde la primera semana: cargarse a Miriam. Un interés que ha ido en aumento, incorporando nuevos objetivos sin proyecto de poner la mira en otro lado. Verdeliss y el Koala son ahora objetivo común junto a Miriam. Y Ángel tiene cada vez más papeletas. Cuando hacían corrillo en esa especie de pacto entre estos cuatro concursantes, aparecía en el dormitorio por sorpresa Tony. “La hemos cagado”, decía el Koala. Habían sido descubiertos, lo cual puede ser definitivo para que Ángel haya sido juzgado y condenado.
Entre los apestados que están en el objetivo de la mayoría no hay unidad a la hora de nominar. Ni siquiera se lo han planteado en ningún momento. La semana pasada el Koala expresaba su teoría de que debían quedar nominados quienes no lo han estado hasta ahora. Tal vez se equivocaba compartiendo la estrategia precisamente con la parte afectada. Suso, por ejemplo, decía entenderle, lo cual no significa que estuviera de acuerdo. No en vano nominó el jueves a Verdeliss, el Koala y Miriam, mismos nombres que los pronunciados por Mónica.
Asraf también está en el punto de mira de sus supuestos compañeros del supuesto grupo mayoritario. Lo nominaron cuatro de ellos. A saber: Darek, Tony, Makoke y Aurah. De sus 10 puntos procedían 7 de ese grupo. Lo dicho: un grupo con pies de barro, sin líder ni más objetivos en común que cargarse a Miriam, Verdeliss, el Koala y me temo que pronto irán también a por Ángel. Son los cuatro jinetes del apocalipsis, entre los que se concentran todos los males. Tampoco tienen estos mucho de grupo. De momento, Verdeliss se desmarca diciendo que se siente distinta a todos sus compañeros. Y eso se lo está haciendo pasar fatal.
No molesta que Verdeliss diga sentirse diferente (“Eres diferente, diferente al resto de la gente que siempre conocí. Por eso al conocerte me enamoré de ti”, decía Estela Raval en una canción de mitad del siglo pasado). Lo que molesta es esa falsa modestia de considerarse inferior, cuando en verdad todos sabemos que se siente superior. Entiendo lo que siente Verdeliss y no me parece raro. Pero dejo de empatizar con esta concursante cuando empiezo a pensar que alguna de las cosas que la hacen distinta le están proporcionando una cierta situación de privilegio en el concurso.
Como poco, a Verdeliss no le afecta como al resto perder una prueba semanal y llegó a ser jefe de la casa dos veces sin participar en una prueba que sí debieron pasar los demás. Solo esto ya la hace diferente. De acuerdo que no es su culpa porque las pruebas podrían estar adaptadas a sus capacidades. Pero tal vez debería ser algo más discreta y no poner tanto el foco en su diferencia, algo que siendo inteligente (y ella lo es) debería imaginar que puede suscitar algunas suspicacias.
No superaron la prueba y los clientes tuvieron que elegir al mejor empleado. La mayoría se decantó por Makoke, a quien dieron opción de elegir compañía para una cena con menú elegido por ella. Mónica fue la agraciada. Antes de eso el ‘súper’ les echaba un buen rapapolvo por la actitud que han tenido en la prueba. El mensaje iba para todos, pero más para los empleados. Se han tomado a broma la prueba, lo cual debían saber. Bien por la reprimenda, pero no alcanzo a entender el premio. De forma que los empleados han estado peor, pero dos de ellas van a disfrutar de una suculenta cena. Es el mundo al revés.
Dice el tango ‘Cambalache’, de Enrique Santos Discépolo: “Vivimos revolcaos en un merengue y en el mismo lodo todos manoseaos… ¡Hoy resulta que es lo mismo ser derecho que traidor!… “. Y sigue diciendo esa maravillosa letra: “¡Ignorante, sabio, chorro, generoso o estafador!… ¡Todo es igual! ¡Nada es mejor! ¡Lo mismo un burro que un gran profesor! No hay aplazaos ni escalafón, los inmorales nos han igualao. Si uno vive en la impostura y otro roba en su ambición, da lo mismo que sea cura, colchonero, rey de bastos, caradura o polizón… ¡Qué falta de respeto, qué atropello a la razón! ¡Cualquiera es un señor! ¡Cualquiera es un ladrón!”.
Naturalmente no hay ningún ladrón en esa casa, aunque lo puede parecer cuando Suso dice que deben robar comida porque eso es lo que se hace siempre en Gran Hermano. Como mucho sería hacer un uso privativo de un bien común, pero no robar. El tango de Santos Discépolo me vale para destacar lo inútil que resulta intentar hacer las cosas bien ante un grupo de aprovechados que no quiere trabajar ni respetar las reglas de una prueba necesaria para poder tener comida suficiente la siguiente semana. También la injusticia de un premio a los empleados, que han demostrado un enorme egoísmo comiendo a dos carrillos mientras les negaban continuamente lo que pedían a los clientes.
Por solo poner un ejemplo, ayer el Koala pedía un plátano y le ponían pegas alegando que solo quedaba uno. Un rato antes se había visto a Asraf comiendo un plátano y al tiempo que el Koala hacía su petición a los empleados se metía en el almacén para engullir ese último que guardaban en la despensa. Ya no había plátano, estaba en la barriga de Asraf. Y así, suma y sigue. Como dice el tango: ¡qué atropello a la razón!
Moleskine del gato
En los posicionamientos solo el Koala apoyó a Miriam y Ángel a Verdeliss. Entre los otros dos nominados hubo igualdad, con tres apoyos por cabeza. Mónica, Makoke y Aurah con Techi. Por último, Suso, Darek y Tony con Asraf. Hubo pocas sorpresas, aunque Miriam decía en el ‘confe’ no tener esperanzas de que nadie fuera a apoyarla, mientras en la casa les estaban escuchando. No creo que eso condicionase el apoyo del Koala. Creo que se lo hubiera dado en todo caso.
La emoción de Miriam seguro que es sincera, pero me parece algo exagerada. De igual manera que me parece forzado no apostar por el apoyo de nadie, ni siquiera del Koala. Tal vez Miriam esté empezando a caer en la tentación de explotar su desgracia. Lo que venimos a decir que se está victimizando un poco. Suerte que la mayor parte de tiempo cante y se divierta pasando de todo, porque aguantar durante más de un mes la presión que tiene encima debe ser agotador.
El otro fallo en las previsiones de los nominados fue que Verdeliss apostó por el apoyo de Darek, quien finalmente se lo dio a Asraf, como ya he contado. La apuesta de Verdeliss es totalmente lógica y normal porque el jueves Darek no la nominó y, sin embargo, le dio sus 2 puntos a Asraf. ¡Nada menos que 2 puntazos! De manera que el jueves desea su expulsión diciendo su nombre a la hora de nominar y anoche desea que se salve posicionándose a su favor. El concursante casi inanimado la pifia a poco que tiene que hacer alguna cosa. Aunque Tony no se queda atrás: le dio los mismos puntos a Asraf el jueves.
Los porcentajes ciegos estaban así anoche: 74,0 %, 16,4 %, 6,8 % y 2,8 %. Techi no batirá récord salvo que este martes se salven dos concursantes, como pasó la pasada semana. En tal caso es posible que al menos supere la barrera psicológica del 80 %. Anoche su exnovio volvía a hablar con ella por teléfono para sugerir que ha tardado bien poco en rehacer su vida y, por tanto, no siga pensando en él. Creo que se le queda pequeño lo de que no hable de él, ahora directamente desea que ni lo tenga en su cabeza. Reconozco que Techi me da más pena que otra cosa.