Gemeliers: el premio a la amable perseverancia
Hoy comienzo los daguerrotipos de finalistas de esta casa de los secretos que está a punto de empezar su cuenta atrás para llegar a la final. Siempre aclaro que podría haber llamado de otro modo a estos perfiles, escritos desde mi personal y subjetiva visión. Si elegí en su día, y mantengo, esta denominación es como homenaje a una columna inolvidable de Manuel Vicent en ‘El País’. Y he decidido comenzar por los Gemeliers, en la cuerda floja esta semana aunque salvados posiblemente esta misma noche al haberse concentrado el voto en los otros dos nominados. Antes de este primer daguerrotipo haré un breve repaso de lo ocurrido ayer en la casa.
Como suele pasar a estas alturas de concurso los habitantes de la casa se dejan atrapar por la nostalgia, al tiempo que reina cierto ambiente de camaradería verdadera, no muy común en las trece semanas anteriores. Además, los lunes son días de transición, sin prueba semanal y con el único argumento de la asignación de tareas domésticas y la compra de comida. Las reuniones para ambas tomas de decisión han dado mucho juego durante casi 100 días, pero ahora apenas hace falta que las convoquen. En las tareas tenían prácticamente hablado que no iban a cambiar nada y respecto a la comida no hubo grandes discrepancias. A pesar de esta paz que describo, algún que otro roce se produce en la convivencia, y ayer hubo un incómodo encontronazo entre Jesús y Luca.
El Gemelier “bueno” no supo gestionar algo que podría haber acabado tan pronto empezó. Sin intención de ofender, Jesús llamó “hijo de (las cuatro letras)” a Luca. Aparte de ser una expresión coloquial usada en ocasiones de esa forma en otras se considera una ofensa importante. Al ser del sur siempre tienen la justificación de que ellos lo utilizan con particular facilidad sin ninguna intención de ofender, lo cual es cierto. A Luca no le sentó bien que usara esa expresión con él y se lo hizo saber muy serio. Tan tajante fue que no cabían dudas. Solo le estaba pidiendo que no volviera a llamarle así. Jesús se calló en un principio después de disculparse y explicar que no era ofensivo. “No te enfades, cabrón”, le dijo Jesús a Luca, reiterando el uso coloquial de una expresión que podría ser ofensiva.
La cosa quedó aquí, pero Jesús estaba rayado por la cortante advertencia del italiano. Lo habló con Cristina primero, y al rato volvió a la cocina para aclararlo con Luca. No debió insistir porque había quedado claro todo, pero necesitaba insistir en la explicación, lo cual era totalmente innecesario. Luca no estaba de muy buen humor y le insistió que podía llamar así a otro compañero o compañera de la casa, pero a él no. Al final, Jesús terminó diciendo: “A mí no me vaciles. Si quieres tener un vídeo con esto, pues ahí lo tienes”. No tiene mucho sentido que fuera Luca quien persiguiera un vídeo cuando era Jesús quien estaba haciendo más grande algo anecdótico, insistiendo sin necesidad en una explicación ya entendida. Luis quiso mediar ampliar lo del uso de ciertas expresiones por gente del sur, pero Luca ya no atendía a razones. Insisto: se hizo más grande todo por ir Jesús a explicar lo ya explicado.
Daguerrotipo de Gemeliers
Veo a los gemelos como fieles seguidores de esa teoría que recomienda no dejar de pedalear nunca si no quiere uno ir al suelo. Y si no lo son deberían serlo. Con perseverancia han logrado llegar hasta las puertas de la final cuando pocos apostábamos que esto se fuera a producir. Siempre pensé que saldrían en cuanto estuvieran nominados. Es más, creí entender que había muchas ganas de ver esa situación. Sin embargo, llegado el momento la suerte estuvo con ellos. Eso sí, no hay nada como que la suerte te pille trabajando, porque si andas durmiendo (como harían otros en su lugar) no hay forma de aprovecharla. En este caso la suerte fue que estuviera nominada con ellos Adara, a la que había infinitamente más ganas de verla fuera que a esta pareja de cantantes.
Si habrán sabido mantenerse en pie sin provocar mayor rechazo en sus compañeros que no han cantado en la casa ni poco ni demasiado. Es decir, cantaron lo suficiente para que no olvidemos quienes son, pero no tanto como para llegar a hartar tanto a la audiencia como a sus compañeros de encierro. Casi nunca se salieron de esa línea de amable corrección en la que perseveraron hasta el paroxismo. Si fallaron en algo fue en esa exaltación de los afectos que les llevó a colocarse bajo el manto protector de Canales o Lucía. Les perjudicó su proximidad a los dos, especialmente a esta última, tan alejada del perfil amable que ellos han representado siempre.
También fallaron cada vez que inflaban el pecho como un palomo en celo y presumían de lo vivido en su carrera musical. Han hablado del fenómeno fan, que sintieron desde el día siguiente a la emisión de su participación en un concurso de talentos de la canción. O de la relación con algunos cantantes famosos de verdad, de la presumieron en exceso. Alguna de las anécdotas me pareció sospechosa de haber sido agrandada a su favor, como cuando hablaban de riadas de seguidoras en las calles de Londres. “No lo sé, Rick, parece falso”, como dice el famoso meme basado en un programa americano de empeños.
La vanidad de Jesús y Dani les hace caer en la jactancia petulante sobre su carrera de artistas (no excesivamente exitosa, por otra parte). Eso les saca de su perfil de gente sencilla, que nunca puso pegas a la hora de trabajar por la comunidad en la casa, especialmente si les dejaban hacer lo que más les gusta: cocinar. Hace pocos días decía Jesús que dejaron la cocina por cansancio, pero todos sabemos que lo hicieron porque su novia se lo pidió en su visita a la casa de los secretos. De todas formas, nunca salieron de la cocina por completo, entre otras cosas porque sus compañeros no se lo hubieran permitido, lo cual es muestra de su buen hacer en los fogones.
Como cocineros y en los momentos de inevitable vanidad son dos gemelos idénticos, prácticamente inidentificables si no fuera porque llevan peinados y barbas diferentes, además de que los rasgos faciales de Jesús son más dulces y los de Dani algo más duros. Esto es la traslación física de lo que hemos visto en sus caracteres, porque no en todo son idénticos. Tengo dicho que Jesús es un lobo con piel de cordero y Dani un lobo con piel de lobo, pero no es tan estricto en realidad. Para mí tengo que Jesús hubiera calado más a la audiencia concursando él solo y sin su hermano al lado.
Los dos son incansables guardianes del otro, pero no tienen idéntica relación entre ellos. Lo de Dani con Jesús es auténtica adoración. Le considera mucho mejor que él en todo, lo cual no evita que le intente condicionar para que no se salga de lo que él considera el sendero correcto. Curiosamente, Dani controla y somete más a su hermano que al contrario, pero ambos hacen esfuerzos titánicos por no salirse del camino, manteniendo siempre la corrección y siendo amables con todos. Salvo por su animadversión hacia Emmy las primeras semanas, reconducida hábilmente más tarde, con el resto de los habitantes mantuvieron siempre un buen trato. Y cuando uno de ellos se sale del tiesto ya está el otro para ponerlo en su sitio.
Jesús abraza más la naturalidad que su hermano. Lo de Dani es admirable porque nunca baja la guardia, estando todo el rato preocupado de lo que les conviene. Su dualidad gemelar les permite desdoblarse y estar cada uno en un grupo cuando se producen varios focos de conflicto en la casa. Ni siquiera tienen que hablarlo, de inmediato se dividen como un resorte, no perdiendo ni un ápice de información de lo que pasa a su alrededor. Cuando Dani da un consejo a un tercero siempre hay posibilidad de que sea interesado, mientras que Jesús parece más sincero y bienintencionado con sus compañeros.
Lo sorprendente es que la perseverancia de los Gemeliers ha servido no solo para ser aceptados por sus compañeros, incluso por aquellos no tan afines a ellos en un principio. También se han terminado ganando un poco a la audiencia. O no tan poco. Creo que esto ha sido no solo por su tesón y constancia, también por contraste. Frente a otros concursantes que no han tenido ningún reparo en hacer daño a los demás, estos amables Gemeliers parecen un oasis de bondad. Les ha beneficiado tanto la comparación con concursantes como Lucía o Adara, auténticas bestias del embrollo y la ‘mala follá’, que los gemelos aparecían a veces como un espejismo de virtudes.
Dani y Jesús han sabido camelarse a sus compañeros hasta el punto de apenas levantar sospechas sobre su juego de ocultamiento y medias verdades. Y cuando este ha podido quedar a descubierto parecía demasiado tarde como para que se lo tuvieran en cuenta. En alguna medida, esta pareja de concursantes ha sido el ‘cisne negro’ de la edición. Me refiero al concepto manejado por Nassim Nicholas Taleb en su libro “El cisne negro (el impacto de lo altamente probable)”. Dice en un fragmento esta obra: “Tenemos una imagen del mundo basada en las experiencias, en lo que nos sucedió en el pasado, y durante nuestra vida solo hemos visto cisnes blancos; por tanto, hay muchas razones para pensar que si nunca se ha visto un cisne negro es que no existen, son algo inconcebible. Un cisne negro es algo que no se predice y que no se toma en consideración en la mente cuando se piensa en sucesos y en cosas que pueden suceder”.
El ‘cisne negro’ de los Gemeliers ha sido conseguir lo que parecía imposible: que dejasen de resultar molestos y hasta cueste imaginar esa casa sin ellos. Convencer a la audiencia sin llegar a conquistarla es posible, y ellos lo han conseguido. Solo con concursantes como los Gemeliers no sería fácil el experimento, aunque no es imposible como con Julen y Sandra, cuyo reto parecía ser dormir más de lo que nadie lo hizo en esa casa. Pero sí tengo claro que cuando rememoremos esta primera edición de Secret Story vendrán a nuestra memoria estas dos personas y un solo concursante. Recordaremos entonces su habilidad para evitar ser nominados o su capacidad para ocultarse detrás de otros. Y su perseverancia, sobre todo su perseverancia.
Observatorio de nominaciones
El jueves podría salir Luis Rollán en su segunda nominación. No estuvo nominado hasta el dilema de nominación-inmunidad, y al jueves siguiente volvió a salir a la palestra. Poco pudo hacer por evitarlo porque, a diferencia de los Gemeliers, él desconocía lo que habían nominado los demás. Sin ninguna pista, acertar lo que tenía que nominar para salvarse hubiera sido una carambola prácticamente imposible. Si salen los Gemeliers será en su tercera nominación. La primera fue en la semana 8 y fueron ellos quienes se cargaron a Adara, lo cual les puso en órbita haciéndoles pensar si habrían logrado invertir la respuesta a la pregunta que hicieron a la audiencia sobre si los veíamos en la final.
Solo Frigenti, Canales e Isabel salieron en su segunda nominación. Aunque más severa fue la audiencia no dejando que pasaran de la primera Bigote, Fiama y Lucía. No cuento a Chimo porque la primera semana alguien tendría que salir siendo su primera nominación. En cuanto a los expulsados habiendo estado tres veces nominados hemos tenido antes de los gemelos a Emmy, Adara y Julen. No cuento la segunda expulsión de los repescados. Si sale Sandra el jueves lo hará tras cinco nominaciones. Tantas como tuvo Cynthia antes de salir. Aunque los más nominados de esta edición son Luca (con seis nominaciones) y Cristina (con siete).
Moleskine del gato
Como dije antes, uno de los nominados para esta última expulsión se salvará esta noche. Se convertirá, por tanto, en el tercer finalista confirmado de la edición. El jueves imagino que quien no salga será el cuarto. Vamos a una edición con cuatro finalistas, aunque desconozco si todos llegarán hasta el último día. Es previsible que uno salga en la gala del martes 21, previa a la final que tendrá lugar la víspera de Nochebuena (día 23). El salvado esta noche tendrá que mantener en secreto que es finalista, igual que llevan haciendo Cristina y Luca desde el jueves. Pero en la casa no son tontos y lo dan por seguro.
Sandra y Cristina, así como Luis y Sandra tendrán sendos careos en la sala de la verdad. Imagino que será el momento para que alguien verbalice lo que se está viendo estos días, una clara división con Cristina, Luca y Luis por un lado, mientras en el otro están Sandra y los Gemeliers. Estos parecen empeñados en no dejar duda ninguna sobre a quién consideran el rival a batir, cuyo nombre de pila es Luis. Completará el menú de esta noche la línea secreta de la vida de los tres nominados, así como los alegatos en su defensa por parte de amigos, familiares o exconcursantes. Yo con que no sea María Jesús Ruiz uno de ellos me conformo.