El infortunio se ceba con ambos lados de playa Uva. Siervos y Mortales están viviendo días de pequeños desastres completando en este Supervivientes 2020 las dos primeras semanas más caóticas que se recuerdan en la historia del programa. Barranco y Nyno hacían balance de lo pescado desde el comienzo de esta aventura. “En 16 días ha pescado Ferre un pescado”, recordaban. Una sola captura por el momento. Es desolador. La pesca está siendo una ruina que se une a todo lo demás que les está pasando.
Recopilemos cuales han sido los últimos motivos para el desánimo general: de madrugada subió la marea y les ha desperdigado las chanclas, el tendedero ha sido engullido por el mar y casi toda la ropa tendida ha desaparecido, a los mortales se les ha quemado la lona que usaban para proteger el fuego, y a los siervos se les ha apagado el fuego. Al lado de esto, que en isla Desvalida se le escapen los cangrejos de la olla a Pavón es una nimiedad. Eso sí, la tontería le ha dado a Yiya para reclamar su cuota de protagonismo indultando a uno de los cangrejos porque dice que le recuerda a su “brócoli”. Se refiere a su novio, que al parecer es de raza negra y el cangrejo también es oscurito. Con esa pantomima debió estar un buen rato. Lo que da de sí un cangrejo, ¡madre mía!
Que Yiya llame “brócoli” a su pareja es tan singular como que José Antonio hable del “gobierno” para referirse al chico que le gusta, con quien dejó pendiente iniciar una relación antes de volar a Honduras. Al menos el periodista ha explicado el porqué de esto tan curioso. A Yiya no le he escuchado explicación alguna, aunque me reí el día que les dieron de recompensa un brócoli, precisamente. Dice José Antonio que los andaluces cuando tienen pendiente tratar algo dicen “hablaremos del Gobierno”. Como él dejó pendiente una conversación con ese chico por el que está interesado se le ocurrió llamarlo “gobierno”. Me temo que no sabe de dónde viene la expresión y por eso dice que es algo que se dice en Andalucía.
En los años 70 hubo un programa en TVE llamado ‘625 líneas’ que adelantaba las novedades en la programación de la siguiente semana y donde durante una época la mítica pareja de cómicos Tip y Coll tenía una sección de humor. Ahí es donde hicieron popular la frase “la próxima semana hablaremos del Gobierno”, que pronunciaban cada semana al despedirse como una especie de amenaza y señalando al frente con su dedo índice. Era una inocente broma que no sentó muy bien al poder en esos inicios de la transición democrática, razón por la cual fue suprimida la sección de un plumazo. Debían pensar que de tanto advertirlo algún día iban a hacerlo en realidad, o sea, hablarían del Gobierno. La supresión del espacio de Tip y Coll ayudó a que quedase en el recuerdo la frase, que tan solo era una broma, igual que decimos con frecuencia “hasta aquí puedo leer” para indicar que no podemos contar más o “¿cómo estaba la plaza?” para referirnos a un sitio abarrotado. Cosas que nos ha dejado la pequeña pantalla.
Volviendo a los náufragos más desgraciados que se recuerdan, diré que no sé bien cuál de entre todas las desgracias supone mayor desastre. Aunque es posible que nada de lo contado sea tan molesto y difícil de sobrellevar para ellos como las lluvias nocturnas. Ya avisé antes de empezar que el clima tropical es especialmente duro en estos meses. Días soleados y noches de tormenta que hacen descender los termómetros y les obligan a dormir mojados. Un pequeño infierno que se está repitiendo demasiados días. Quienes han estado allí dicen invariablemente que es mucho más duro aguantar la tormenta que el hambre. Lo malo es que una cosa y otra están relacionadas. Si llueve y se apaga el fuego tienen aún más complicado alimentarse, aunque sea con la escasa dotación de arroz proporcionada por la organización.
Lo decían el domingo en Conexión Honduras: “Estamos sin comer desde hace dos días”. No es mi intención dar lecciones a los concursantes, entre otras cosas porque no me van a poder leer, pero se me ocurre alguna cosa con la que podrían evitar desastres como los antes señalados, ocurridos todos ellos en una misma madrugada. Por ejemplo, podrían hacer turnos y permanecer cada noche en vela un concursante distinto, quien cambiaría sus horas de sueño por las de la mañana o cuando fuera. Así el vigilante nocturno estaría pendiente del cuidar el fuego y evitar que la marea les engulla. Si no llega a ser por Ferre, que despertó a los mortales para advertirles de que había subido la marea, igual se les lleva a todos una ola y nos quedamos sin programa.
Ya sabemos que Fani cuando duerme no se despierta ni aunque haya un terremoto (es lo que les falta, por cierto). Algo parecido le pasa a Hugo, y también a Ferre, aunque en este caso se entiende porque vive bajo techado, con muchas menos preocupaciones que el resto. El que más y el que menos tiene el sueño algo profundo, lo cual puede tener fatales consecuencias. Si se quema la lona no tienen con que tapar el fuego, si no tapan el fuego se puede apagar con la lluvia, y si no hay fuego no hay comida. Es el único pez mordiéndose la cola que van a ver en mucho tiempo. Pocas cosas tienen como para arriesgarse a que se las lleve la marea. No entiendo que no se les haya ocurrido la solución del vigilante nocturno. Es una labor dura, pero mucho peor es seguir acumulando desgracias.
El gato responde
Descubrí ayer un gran escepticismo en relación con el abrazo que le dio Elena a Hugo, con el que interpreté que estaban sellando la paz. Tal vez esté siendo tan inocente como algunos creéis y fuera solamente un gesto de cara a la galería. Es cierto que tenían delante una cámara, pero es que ahí lo que sucede sin cámaras es como si no existiera. A saber qué motiva a Elena para dejar de hacer burlas sobre la relación entre Hugo e Ivana. Ahora defiende con aparente convicción que entre ellos puede haber amor. Según José Antonio, Ivana tiene novio fueraIvana tiene novio fuera y contó que tuvo relaciones con él el día antes de viajar a Honduras. A lo que Elena advierte sobre la diferencia entre amor y sexo. Lo de Ivana puede ser un follamigo y en los cayos puede estar apareciendo el amor.
Me creo menos la repentina interpretación benevolente de Elena sobre esa carpeta que el abrazo de marras. Lo siento, pero creo que nos está tomando un poco el pelo. Otra cosa es la tesis que defienden algunos sobre que Elena se muere por los huesos de Hugo. Me parece verosímil lo que me dicen sobre que ese abrazo fue un poco como el beso de Judas o que pronto dará Elena una puñalada trapera a Hugo. Pero lo de que beba los vientos por el padre de su nieto es muy de telenovela. Y para telenovela ya tenemos a José Antonio. Y, si me apuran, a Yiya, que sobreactúa todo el rato.
La otra polémica de ayer fue si trabaja menos Fani o Rocío. Es cierto que la primera siempre aparece en plano tumbada y el pretexto de que se encarga de hacer la comida es una broma. ¿Perdona? ¿Qué comida? Pero es que ver a Rocío “ayudar” con la leña transportando unos palillos que parecen mondadientes también tiene delito. No me voy a pronunciar, en todo caso. En plató había hasta ahora overbooking de defensores de Rocío. Y ahora ya está Belén Rodríguez para dar el contrapunto. Pues que se peleen entre ellos.
Moleskine del gato
La marea no solo engulle cosas, también devuelve alguna. Es el caso de esa prenda sobre la que discutían José Antonio y Rocío para determinar si era braga o calzoncillo. “Debe ser de Hugo”, concluyó José Antonio. Igual lo perdió el pirata Morgan cuando todavía hacía la colada.
Esta noche hay ceremonia de salvación. A ver si alguno se atreve a apartarse para no recibir el maná de los dioses en forma de líquido asqueroso. Creo que se puede salvar Alejandro por ser el que más pena da. Cristian, ese concursante al que le costó entender la explicación sobre los cuatro puntos cardinales y ahora dice que chupándose un dedo sabe por dónde pega el viento, pagará sus errores como dios de la isla. Por otro lado, me temo que Ana María y Fani no despiertan demasiadas simpatías. Será más difícil la elección de los dos que pongan rumbo a isla Desvalida que la salvación de esta noche.