Me pregunto si no es sospechoso que Sofía Cristo hubiera expresado su deseo de abandonar el encierro pocos minutos antes de agredir a Miguel Frigenti. Su acción provocó la inmediata expulsión disciplinaria, la más rápida y fulminante en la historia del formato. Por esta vez, Sofía más que coaching hacía pressing catch. Cualquier cosa que huela a disculpa de una agresión es sencillamente detestable. No hablo ya de apología de la violencia, ni siquiera de una justificación clara, basta con que se parezca levemente a una disculpa. Pero no considero a Sofía una persona violenta, de ahí mi pregunta.
¿Qué zarandeara a Frigenti fue realmente un acto reflejo o sabía perfectamente lo que hacía? Es sabido que desde hace años en este tipo de realities si un concursante desea abandonar debe pagar una sanción económica. Esa decisión se tomó después de alguna edición plagada de abandonos. La oportunidad es demasiado importante y grande la inversión como para que bajarse del barco en marcha sea gratis. No se puede retener a nadie en contra de su voluntad, pero quien quiera abandonar debe pagar. Siempre me ha parecido relativamente fácil saltarse esa condición: basta con lanzar un vaso de agua a la cara de otro concursante. A mi querida Indhira Galvani (GH 11) le costó la expulsión.
Sofía fue anoche menos sutil que Indhira impidiendo que Frigenti se levantase del sofá del salón, cogiéndole de las muñecas y empujándole. Una acción intolerable que le ha supuesto dejar el programa. ¡Qué casualidad! Justo lo que ella quería. Poco antes, como digo, aseguró que se marchaba, aunque no había pasado nada grave y nadie había hablado de nada que no se hubiera tratado anteriormente. Se me escapa la razón por la que Sofía quiso irse, pero puede haber mil motivos. No es extraño que los concursantes echen de menos cosas de las que el encierro les priva o personas a las que necesitan.
Me parece una duda razonable, imposible de tener si Sofía no se hubiera levantado en plena gala para expresar su deseo y decisión de marcharse. Luego vino el lamentable episodio del enfrentamiento físico con Frigenti. Es la primera vez que pasa algo así en medio de una gala. Y nunca se había resuelto una expulsión disciplinaria con tanta rapidez y contundencia, lo cual celebro. Esta vez no he tenido que experimentar la frustración de otras ocasiones en las que una actitud agresiva no fue acompañada de una decisión tan radical como necesaria. Desde Oliver durante la prueba del coche en el patio (GH 9) hasta Suso en el billar (GH 16) me quejé de que se dejasen pasar ciertas actitudes. Por eso celebro la decisión del programa anoche. Si Sofía actuó de ese modo para evitarse pagar la sanción tiene doble culpa.
La tensión máxima creada por Sofía en la casa se agravó por otras actitudes suyas antes y después de serle comunicada la expulsión. Cuando Carlos Sobera reclama a la concursante en el salón vimos cómo cruzaba el jardín con una enorme parsimonia. Sofía es suficientemente profesional para saber lo que vale el tiempo en directo y haberse apurado un poco para no prolongar tanto la espera. Mucho más larga aún fue su despedida, teniendo que reclamarle la voz en repetidas ocasiones que tenía que salir y dejar ya las despedidas con los que han sido sus compañeros. Lo de la tensión es literal, más temiendo las posibles consecuencias de que pensase aquello de “para lo que me queda en el convento me cisco dentro”.
Ya digo que no surgió en la gala nada nuevo, salvo el mal rollo que llevó a la casa Adara en sus distintos encuentros con algunos concursantes. Pero nada de esto está relacionado con la reacción de Sofía. Vieron vídeos de eso que ellos llaman “complot” y siempre se ha denominado “pacto”, así como de la mañana de ayer, protagonizada por una genial Lucía Pariente. El espectáculo que esta nos dio durante horas fue para quitarse el sombrero y está entre mis momentos preferidos en la historia del formato. Lucía es más completa que Mayte Galdeano, Bea la legionaria y Carolina Sobe juntas. Y casi tan genial como Aída Nizar. Ayer tuvo su día de gloria, con el momento cumbre en el que se escondía en el espacio entre la lavadora y la secadora.
Pongamos en antecedentes el show de Lucía ayer por la mañana. La noche anterior se había acabado la leche, pero Cristina y Luca se encontraron un brik escondido en el almacén. Celebraron el inesperado hallazgo tomando un poco de esa leche que guardaron después en el frigorífico. Se trataba de leche sin lactosa, que solo consume Luis. Este vio que habían abierto su leche y se lo contó a la virtualmente extinta Sofía. Esta, ni corta ni perezosa, también tomó de esa leche mezclada con cacao en polvo. Diría que tomó más que Luca y Cristina. De buena mañana, Lucía parecía tener ganas de jarana, lo cual demostró esforzadamente a partir de ese momento. Empezó reprendiendo a quienes se hubieran tomado la leche de Luis porque se debe preguntar antes de coger algo de la despensa. Luca pilló el mensaje y respondió que también cuando cogieron su jamón tendrían que haber preguntado. Ese jamón fue utilizado por Jesús y Sofía para hacer un plato con champiñones.
La respuesta de Luca fue en su habitual tono respetuoso y calmado, sin gritos, estridencias u ofensas. Tan solo reclamó justicia a la hora de recriminar actitudes similares, si no idénticas. En este caso, veo como diferencia que conocían perfectamente de quien era el jamón, sin embargo, la leche no tenía dueño aparente, aunque solo Luis la toma de ese tipo. El desequilibrio a la hora de valorar la comida que se consume o no es flagrante. Unos parecen tener bula y acceso a la que deseen y otros han de mendigar una salchicha o un bol de cereales. Los Gemeliers viven en este sentido a cuerpo de rey imponiendo una ley injusta. Es un disparate que compren un par de kilos de salmón ahumado (que no es de primera necesidad) y luego anden pendientes de quien toma un trago de leche o coge medio tomate.
Lucía siguió después presumiendo de lo mucho que ella hace y lo poco que hacen otros, lo cual provocó un polémico comentario de Luca. “Pues cuando salgas de aquí puedes poner un negocio de fregar platos”, dijo Luca sin prever que le llamarían clasista y machista por esto. No es un comentario inteligente porque canta La Traviata y desde mucha distancia que puede ser interpretado de muchas maneras, algunas no muy buenas. En todo caso, la cosa podía haber terminado ahí, pero Lucía tenía otros planes. Lo sucedido después hay que guardarlo porque es una fantasía para cualquier aficionado al reality. Lucía en estado puro, como un tren sin freno dispuesto a arrasar por donde pase.
Tampoco creo que este numerito de Lucía fuera improvisado. Mi teoría es que pretendía provocar reacciones que pudieran dejar mal a algunos habitantes de la casa, y no solamente a los componentes del grupo minoritario. Sospecho que los Gemeliers estaban entre sus objetivos. Obsérvese como una de las respuestas más impertinentes de Lucía se la da a Jesús cuando este le hace la observación sobre que puede estar perdiendo la razón con sus formas, a lo que responde con una pregunta: “¿Pero no te das cuenta de que lo que opinéis vosotros me da igual?”. No parecía estar hablando con un amigo. Pero es que ayer Lucía no separó amigos de enemigos.
Por la tarde confesaban Lucía y Sofía su coincidente intención de cambiar el sentido de sus nominaciones, metiendo a miembros del grupo mayoritario que no han salido hasta ahora. Sofía anunciaba su intención de dar puntos a los Gemeliers, y aunque Lucía no lo llegó a expresar se puede entender que también lo había pensado. Me cuadra con que por la mañana pusiera a los hermanos cantantes al borde del precipicio, aunque no fueran los únicos. También estuvieron en el disparadero todos los demás. Tanto fue así que Sofía le llegó a pedir que parase e Isabel afirmaba contrariada que ya estaba bien. Aunque no se atrevieran a decirlo, casi todos vieron excesivo lo de Lucía.
Aquí cada uno está a su guerra. La lamentable acción de Sofía dejó en un segundo plano el show de Lucía. Esto, a su vez, hacía que apenas tuviera eco el cambio de Sandra. Esta, tras escuchar las acusaciones de ser un mueble ha decidido sacar un poco la cabeza y lo ha hecho atacando a los Gemeliers. Lo mismo que Fiama, quien ayer mismo volvía a tener una larga conversación con Jesús plagada de reproches. Lo más llamativo fue el intento de que Jesús deje de hablar de temas personales con Miguel y Cristina. Luego dicen que se aíslan ellos solos. Parece que Jesús estuvo hablando con los apestados de la casa sobre su exnovia y eso le parece muy mal a Fiama. Si hablan de otra cosa es diferente. De locos.
También es incoherente el reproche de Sandra y Cynthia a Dani por haber participado en una conversación en la que Miguel pregunta si los Gemeliers tienen en su repertorio “Pandillera” (una clara referencia a recientes discusiones en la casa), tras lo que Sofía se puso a cantar una canción inventada de forma improvisada. Les ofendió mucho esto, pero ya se vio en la gala de anoche que Fiama, Sandra y compañía habían hecho esa misma broma. Incluso en la última fiesta pintaron camisetas con las lindezas que Miguel les ha dirigido en alguna gala.
Adara empezó teniendo un emocionante recuerdo para Mila Ximénez. En cuanto a sus encuentros sucesivos creo que Luca y Cristina estuvieron más despiertos que ella, quedando ganadores de sendos duelos. Miguel también la puso en su sitio dejando claro que seguirá siendo leal a sus amigos. Con Lucía lo tuvo más difícil porque no entró al trapo alegando que había tenido un mal día, aunque yo considero todo lo contrario. Tras la expulsión de Sofía se puede pensar que hay más posibilidades de que Adara no se vaya tras finalizar la prueba semanal. Creo que sería un error. De buscarse un recambio sería bueno que se tratase de sabia nueva, alguien poco visto anteriormente en realities. No solo a este gato le parece mejor opción, también puede ser preferible para una parte de la audiencia.
Pues no dice Lucía que Cristina no tiene un bagaje profesional y Luca vive de braguetazo en braguetazo (televisivo, eso sí) gracias a los realitys. Pues resulta que Cristina es periodista y a Luca poco le queda para ser odontólogo. ¿Cuándo le han dado el premio Nobel a Lucía? Yo solo la conozco por participar en dos realities.
Pues no dice Miguel que Belén Esteban y Alba Carrillo se deben estar matando por su culpa. De acuerdo que él, Cristina, Luca y Lucía están siendo grandes protagonistas de este reality. Pero ninguno ha logrado todavía que llegue la sangre al río.
Pues no dice Jesús: "Esta semana a quien me toque el aceite lo mato". Tocar el aceite merece la muerte para Jesús y vacilar a su hermano merece cortar los pies para Dani. El aceite es lo primero.
Pues no pregunta Cynthia el significado de la palabra “anodina”. Cuando se lo explicaron hizo una pregunta que forma parte de mis frases preferidas en este reality: “¿Yo sin personalidad?”.
Emmy hizo su línea de la vida y a pesar de la premura impuesta me pareció un buen modo de conocerla algo mejor. Creo que omitió conscientemente un episodio importante para no revelar su secreto.
Adara tendría que haber elegido anoche al líder de la tribu Morronuí (que vienen a ser los señores) que decidirá sus componentes y los de los Pringanuí (que vienen a ser los sirvientes). No dio tiempo por lo de Sofía, por lo que seguramente lo harán hoy. Luca y Cristina intentaban de madrugada convencer a Frigenti de que hablase con Adara para pedirle que le hiciera líder a él. Su intención es hacer miembros del grupo privilegiado a ellos tres más Lucía, Canales e Isabel. Deben querer a Lucía para separarla de los Gemeliers, con lo que igual le hacen un favor. Creo que tras tres semanas Miguel ha olvidado todo lo que sabía del realities porque le viene mucho mejor a su minigrupo ser Pringanuí. No hay ni que explicarlo.
Luca fue salvado de la expulsión. Por el momento, es minúsculo el grado de rechazo que despierta. Un 0,3 % de los votos puede estar cerca de batir el récord de pocos votos. Antes de la salvación los porcentajes ciegos oficiales estaban así: 57,6 %, 42,1 % y 0,3 %. Deseando que llegue el jueves…