Cuando vi que Sofía Suescun iba a ser concursante de Supervivientes pensé que volvería a ver a la concursante que conocí en Gran Hermano 16, esa concursante caprichosa y de mohín retorcido a la que todo le daba lo mismo. Creo que solo repitió la jugada de colgarse de algún compañero, probablemente porque pensó que le iría bien hacerlo. En todo lo demás fue una concursante diferente, mucho menos pasota e inocente. Se hizo con el premio las dos veces, pero con armas diferentes. Conocimos, por tanto, dos caras de la misma Sofía, dos concursantes complementarias que demuestran lo imprevisible que es la experiencia de un reality.
He tomado a Sofía como ejemplo por pura comodidad, pero no es el único caso. Otros concursantes con más de un reality a sus espaldas han demostrado igualmente que no debemos dar nada por supuesto. Lo mismo ha pasado con concursantes de una edición de famosos, a los que conocíamos sobradamente antes de encerrarse en una casa. O eso creíamos. Cuando empezó GH VIP 4 pensé que Carlos Lozano sería el típico concursante cuñado, complaciente con todos y extremadamente preocupado por mantener la buena imagen de presentador de éxito que había llegado a tener. Bastaron dos días para darme cuenta de mi error.
Gracias a Gran Hermano he aprendido a huir de aprensiones, obcecaciones y convencionalismos. Los prejuicios tan solo conducen por el camino de la equivocación. Por eso intento enfrentarme a cada edición sin escrúpulos ni recelos, sospechando de pocas cosas. Analizar sin prejuzgar para intentar no equivocarse y recelar más bien poco. Y aun así, predecir lo que pasará es casi un imposible. Ni los mismos concursantes son capaces de saber qué concurso harán. Si pudieran planificarían todo al milímetro, algo imposible porque nadie sabe lo que va a pasar.
¿Quiero decir que Sofía fue una concursante diferente en su segundo reality por pura casualidad? No exactamente. Fue distinta porque se planteó el concurso de otra manera, también porque había madurado y perdido parte de su inocencia de la primera vez. Y, desde luego, porque todo era diferente. Cada concurso tiene sus peculiaridades y ha de ser planteado de manera diferente.
En Supervivientes el concursante puede ser mucho más obvio porque no está siendo observado por el espectador durante las 24 horas del día. Conviene que sus decisiones y movimientos queden bien marcados para que no pasen inadvertidos. Es algo parecido a lo que le pasa al actor, que debe maquillarse de formas distintas para una película o una función de teatro. El espectador observa desde más lejos en el teatro y conviene hacer bien visibles los gestos con el maquillaje.
Sofía supo entender la diferencia entre un reality y otro, pero ahora repite experiencia en la casa de Guadalix. No me cabe duda de que será, de nuevo, una concursante diferente. Somos distintas personas dependiendo de quién tenemos al lado. Lo hemos visto muchas veces cuando un concursante ha parecido otro tras la salida de la casa de algún compañero. En el último GH VIP escuché varias veces al Koala hablar de su preferencia por ser cabeza de ratón antes que cola de león. Aparte de lo mucho que esta preferencia, o la contraria, dice de una persona, me sirve la frase para explicar que algunos concursantes son una cosa u otra dependiendo de su compañía. De improviso, un concursante que ha estado en un segundo plano durante semanas emerge y parece diferente. Sucedía que otro compañero (o compañeros) le tenía (o tenían) anulado. Sencillamente eso.
Cuando hablamos de parejas tóxicas en la mayoría de los casos nos estamos refiriendo a que uno de los dos está anulando al otro y, por tanto, lo está intoxicando. Cuando se trata de la vida en sociedad, la personalidad fuerte de un concursante puede anular la de otro sin pretenderlo. Obviamente es más fácil que esto suceda cuando coinciden una personalidad anodina y otra arrogante, pero mi tesis es que no se trata de eso. El que puede ser visto como anodino dejará de serlo cuando se libere de quien le oprime.
La única manera de evitar esto de forma segura es que los concursantes decidan colaborar en lugar de competir. No estoy hablando del concurso y su obligado desenlace. Está claro que nadie va a renunciar a luchar por el premio, ni eso sería deseable. Se puede colaborar en la convivencia en lugar de competir sin abandonar el objetivo de ganar el concurso. Reconozco que este planteamiento no es fácil de explicar ni de entender, pero abriría las puertas a una manera diferente de entender este concurso.
Estamos a punto de asistir al nacimiento de un Gran Hermano diferente. No es la primera vez. En su momento vimos nacer la edición VIP, ya veterana, y también hemos compartido otras experiencias más ocasionales. GH Dúo se vivirá doble, dice la promoción del programa. Prefiero no dejar volar la imaginación porque esto puede querer decir demasiadas cosas. Y no descartaría que simplemente se refiera a que los concursantes entran en pareja. Escuchando algunas quinielas de posibles parejas me di cuenta de que no se había entendido bien la cosa. Son parejas que tengan, o hayan tenido, una relación sentimental. No cabe otra cosa.
Solo conocemos la mitad de los concursantes. Tres parejas completas y dos concursantes desparejadas por el momento. Viendo el plantel ya conocido se explica por qué he estado hablando de concursantes con experiencia en varios realities. Apenas conocemos a Irene Rosales ni a Candela Acevedo, pero hemos visto antes en algún reality a sus parejas, Kiko Rivera y Antonio Tejado. Lo mismo pasa con Yurena, Ylenia Padilla, Alejandro Albalá y Sofía Suescun. Esta última me ha servido de ejemplo en mis explicaciones. Visto sobre el papel se podría pensar que es más de lo mismo. Craso error.
Nunca es más de lo mismo. Aclaro que me estoy refiriendo a este programa y no otros que llenarán sus minutos de contenidos relacionados con GH Dúo. En lo que respecta a la propia experiencia de convivencia ante las cámaras estoy convencido de que vamos a descubrir a otro Kiko u otra Ylenia (ellos dos coincidieron en GH VIP 3, por cierto). Incluso a una Sofía distinta de la que ganó sus dos realities anteriores. Nada será igual a las veces anteriores, lo cual no significa que tenga mucha fe ante la posibilidad de que Kiko Rivera aguante semanas en el concurso. Ojalá me equivoque, pero sus huidas anteriores le convierten en candidato para un futuro abandono. Antonio Tejado también tiene experiencia en abandonar, aunque con peor historial.
Supongo que entre esta noche y el jueves conoceremos la mecánica de este GH de parejas. Mi principal duda es ahora mismo si entran en pareja, pero concursan por separado. Si así fuera puede ser interesante ver a los dos miembros de una pareja compitiendo entre ellos. Se me antoja como otro de sus alicientes comprobar si todos seguirán siendo pareja cuando salgan de la casa. Me refiero a las parejas actuales, por supuesto. Entrar como pareja y salir cada uno por su lado es la operación inversa a la que tantas veces se ha dado en GH: concursantes que entran por separado y salen emparejados. No es por ser malo, pero la posibilidad de ver romperse una pareja me ha gustado un poco. Me relamo.
Moleskine del gato
Esta noche tenemos una fiesta. Será la apertura de un nuevo Gran Hermano. Yo ya veo doble.
Para no perder la costumbre planteo antes de empezar la primera encuesta del GH Dúo. No voy a negar que ya tengo ganas de echar a alguien, ¿y tú?