Si se quiere contar algo con alguna credibilidad lo último que se debe hacer es empezar el relato diciendo “érase una vez”. En ese caso, inevitablemente parecerá que se está contando un cuento. Lo que vino después del “érase una vez” de Elena en el puente de las emociones no fue nada parecido a “en un reino muy lejano” sino una historia dura perteneciente a su infancia. Los correazos de una madre duelen décadas después y por respeto a ello no puedo ser muy impertinente. Pero lo comento porque es ella la que ha decidido contarlo. Me pareció que lo llevaba bien pensado, supongo que después de haber sabido en lo que consiste el puente de las emociones, algo parecido a la curva de la vida de las últimas ediciones de Gran Hermano. La hermana de Elena en plató no parecía muy conforme con el relato.
Elena cuenta que su madre usaba la correa para intentar que hiciera las cosas bien. Lo cuenta en tercera persona, lo cual sigue haciendo que parezca todo un cuento. “Cada correazo que me daba mi madre me hacía más pequeña. Hacía que yo dejara de existir y que hubiera un monstruo que me atormentara diciendo que no iba a ser capaz de hacer ni decir nada”, añadió. Tras escuchar esto no se entiende bien la afirmación posterior de su hermana respecto a su infancia. Dijo así: “Nosotros adoramos a mi madre. Elena puede contar lo que quiera. Yo he tenido una infancia muy feliz. Yo sobre eso no me quiero pronunciar. Adoramos a mis padres. Han sido unas personas muy trabajadoras, han trabajado mucho por sacar una familia humilde adelante”.
A la hermana de Elena le preguntaron si estaba molesta y respondió que no, pero tampoco quiso decir si conocía la historia que acabábamos de escuchar. “De eso debe responder mi hermana”, afirmó. No voy a poner en duda nada de lo escuchado, pero el contraste entre el relato de Elena y la respuesta de su hermana es importante. Esta posiblemente pretendió proteger a sus padres, en cuyo caso lo destacable es que Elena hizo precisamente lo contrario. Se agradece que los concursantes se desnuden y compartan con la audiencia sus historias de vida. Ahora bien, ¿hacía falta que dejase en entredicho a su propia madre? No sé bien el motivo que puede haber para hacer algo así. Puede que una gran generosidad y entrega hacia el programa. También la ambición de conseguir el triunfo.
El drama del resto de concursantes no se quedó atrás. Jorge se alejó de su padre porque no cuidaba de su salud, a su madre le cuesta mucho expresar los sentimientos y se arrepiente de no haber pasado más tiempo con su abuela. ¿Alguien más de la familia a quien mencionar? Confieso que en este puente de las emociones a veces me parece que hicieran esfuerzos importantes por contar algo. Me recuerda a lo que pasaba cuando en mi colegio te llevaban por primera vez a confesar a la parroquia, días antes de hacer la primera comunión. Nadie se inventaba nada, pero forzabas la confesión de cosas que nunca habían tenido demasiada importancia para tener algo que decir. “No me porto bien con mi mamá cuando le pido que no cante mientras plancha y a veces le pongo crema de cacao de sobra a las galletas”, y cosas así.
Ana María no se quedó atrás y contó el infierno vivido en su infancia. “Mi padre era una bestia inhumana que torturó a mi madre durante años”, decía emocionada. Me cuesta decir si exageró o no con lo siguiente: “Desde que tengo uso de razón he querido tener un cuchillo en la mano para matar a mi padre. Para ser lo suficientemente mayor y matarlo, pero nunca llegaba el día”. Por suerte, he de decir. Hombre, el ‘club de la dramedia’ este pasa ya de castaño oscuro. Una cosa es detallar la violencia materna o paterna y otra expresar impulsos asesinos. Algunas cosas me parece que sobran. Lo que no le sobró a Ana María fueron lágrimas. Diría que no apareció ni una durante sus duras revelaciones.
Me pareció que Rocío era la que menos preparado lo llevaba, lo cual me agradó por contraste con la impostura del resto de sus compañeros. Su historia es la más conocida, por lo que tal vez tenía menos interés. Rocío es sensata y mide mucho sus palabras, lo cual puede ser malo de cara al espectáculo, pero bueno para su propia imagen. Anoche, como otras veces, se apartó de la exageración y renunció a aprovecharse de una historia tan dura y dolorosa como las demás. Las relaciones familiares también fueron argumento en su puente. Habló primero de su hermano y luego de su padre, pero sabemos que con ellos dos tiene una excelente relación. Esperó al peldaño del distanciamiento para hablar de su madre. Tal vez decepcionó por no ponerle mucho drama, pero personalmente le alabo el gusto. A mí Rocío me ha ido ganando durante el concurso.
Rocío fue anoche la protagonista involuntaria de la prueba de recompensa. Se jugaban una torre de tortitas con sirope, de esas muy americanas. Para ello tenían que pasar una serie de obstáculos con los ojos tapados por parejas que habían sorteado previamente hasta llegar a un puzle. ¡Cómo no! El puzle era esta vez un cubo hecho con piezas que parecían del Tetris, el cual tenía cada cara de un color. Salieron primero Hugo y Ana María, después Elena y Barranco, para terminar con Rocío y Jorge. Las dos primeras parejas completaron todo en algo más de cinco minutos, justo lo que tardó la última en pasar el primer obstáculo. Jorge lió la cuerda de tal manera al pasar que se lo dejó muy complicado a Rocío.
Jorge se quedó esperando a que terminara su compañera, sin ocurrírsele ir a ayudarla hasta que se lo sugirió Lara Álvarez. Al final necesitaron de más ayuda y hasta les dejaron destaparse los ojos. Pero ya habían superado el tiempo de sus compañeros. La liada de la cuerda de Rocío fue el momento más divertido de una noche con demasiado drama. Al final fue Hugo quien dio la clave para que lograsen superar ese primer obstáculo, solo por el prurito de no dejarlo sin pasar. Ganaron Hugo y Ana María, que aunque tenían cuatro minutos para comerse las tortitas se tiraron a ellas con el ansia y las prisas habituales.
Hugo y Ana María comenzaron la noche con suerte ganando la prueba de recompensa y luego se convirtieron en finalistas de la prueba de líder (ver próximo epígrafe). Entremedias, Hugo volvía a salvarse un martes másvolvía a salvarse un martes más. Los dioses de la salvación escupieron su barro primero sobre Elena. Más tarde era descartado Jorge, luego el salvado era de nuevo Hugo. La salvación de Hugo vuelve a demostrar que a Ivana no la echaron los adaristas ni los posiblemente inexistentes seguidores del de las piadinas. La legión de huguistas ha tenido el control sobre las votaciones hasta ahora, veremos si sigue así la cosa.
En la prueba de líder tenían que sujetar un objeto pesado que colgaba de un sencillo mecanismo. Sencillo, pero complicado de mantener en equilibrio. La prueba es que fue cayendo con cierta rapidez hasta que quedaron tan solo Hugo, Jorge y Ana María. Dio la sensación de que esta última apoyaba el peso en su cuerpo. No solo nos pareció a muchos en casa, también a Lara, que estaba a poco más de un metro. Cuando anoche pedí que revisaran las imágenes para comprobarlo una amable lectora me contestaba lo siguiente:
Lo bueno si breve dos veces bueno. “No ha apoyado nada”, dice el mensaje. Un poco tarde, he de decir, porque a esas alturas ya había contado Lara que tras revisar las imágenes el programa concluía que Ana María no había apoyado. Ya estaba aclarado. Parece que esta tarde-noche veremos en el resumen diario y en el Última hora esas imágenes. No me cabe duda de que habrá otro tiro de cámara, porque si nos dejamos llevar por el que ofreció anoche la realización diría con seguridad que Ana María tenía el peso apoyado en su cuerpo, como se puede ver en la imagen.
Rocío se despierta enfadada en la isla afirmando: "Extirpaba a todos los pájaros". Quiere decir que los exterminaría. Todo porque le molesta que canten por las mañanas. Tal cual. Si se enteran los animalistas va a fliparlo. Por mucho menos alguno ha tenido que cerrar sus redes sociales. O marcharse del planeta, en serio te lo digo. Que no puede haber gente más pesada.
A Carlos Sobera le preocupa que la cabra de la madre de Hugo tenga los cuernos negros. La frase anterior es incomprensible para quien no haya visto el programa anoche. No es que la señora está como una cabra. Lo explico. Resulta que la señora saca últimamente un cartel que pone “legión” y una cabra de peluche. Por la cabra de la legión. El peluche es una cabra blanca con los cuernos negros. Bueno, no pasa nada, pero igual la performance de la cabra ya está hecha. No hace falta repetir la broma, vamos.
Les dieron cañas y cuerdas para que construyeran una barca a cambio de comida. Quieren que vuelvan a España no tan desnutridos, porque con esos materiales era casi imposible que la barca se hundiera en el poco tiempo que les pedían. Pero mucho más tampoco iba a aguantar el peso de los seis concursantes que siguen en juego.
Por cierto, mañana es la última gala que hacen desde Honduras. No se dice todavía la fecha de la final, pero igual tampoco es necesario que haga un croquis, ¿verdad?