Elena llorando por todo puede estar intentando un peculiar plan de choque antiexpulsión
Elena está nominada y llora. Aunque no sea por eso, ella llora. Llora porque ella no puede salir todavía. Ha dejado todo en Alemania para entrar en la casa de los secretos, así que no es posible que se vaya la segunda. No tiene donde ir hasta que reconstruya su vida. En Madrid está su madre, con la que se lleva especialmente mal. Pero Elena piensa que igual le ha retirado el saludo después de la hora sin cámaras con Alberto, sus precedentes y lo que vino luego. Por eso ni se plantea ir a vivir con su madre, porque presupone un recibimiento explosivo. Incluso prevé que pueda no abrirle la puerta o no cogerle el teléfono. Es todo preventivo, como ven.
Pero no llora solo preventivamente Elena, mientras espera una reacción de familiar adversa. Ayer lloraba también porque estando ocupada de la lavandería (a petición propia) le hubiera pedido Laila que lavara sus bragas. Estaremos casi todos de acuerdo en que la ropa íntima es preferible lavarla cada uno, aunque confieso que siendo poco escrupuloso no tendría inconveniente en hacerlo. El asunto hubiera tenido un fin rápido y poco traumático si Elena aclara que ella no lava más bragas que las suyas. Pero, claro, hubiera evitado el drama y todo sabemos que en la tele se rentabilizan muy bien las lágrimas.
No es ningún disparate interpretar las lágrimas de Elena como parte de su particular campaña para evitar ser expulsada. La categórica afirmación “No puedo salir todavía” es lo que le faltaba para completar su plan de choque antiexpulsión. No puede salir porque no tiene casa en Alemania, su madre puede que esté molesta y llamándole “futón verbenero” y, por si no fuera poco, salir la segunda le parece demasiada humillación para alguien tan divina como ella. Héctor vale, igual que si fueran Rafa, Carmen o Alatzne. Todos ellos pueden ser expulsados, pero ella no. Parece como si hubiese puesto en su contrato una cláusula que le impidiera ser expulsada antes de pasar cuatro o cinco semanas.
Nada debe impedir a Elena ni a ningún otro concursante ser expulsado cuando así lo decidan los votos. En realidad, parece que estuviera queriendo condicionar a la audiencia para garantizar su permanencia. Ayer siguió repitiendo que ya no tiene casa en Alemania y cree que su madre no querrá saber nada de ella, ocultando el ofrecimiento de Alberto. Este le dijo que en su casa la acogerían, lo cual resuelve el problema planteado. Pero Elena no deja que la realidad le estropee un buen drama. Además, como las lágrimas se amortizan rápido y bien está llorando por los rincones ante quien le quiera escuchar. Con tanto drama parece que solo estuviera nominada ella, lo cual no le viene nada bien en el fondo. Permanecer en segundo plano cuando peligra su permanencia en la casa es lo que suelen hacer muchos concursantes. Considero un error que sea ahora cuando levanta la cabeza y se deja ver, después de muchos días en los que había quedado absorbida alternativamente en el pecho de Alberto o en la cama.
Lo de las bragas también es una contradicción porque Elena no pisó ayer la lavandería con el pretexto de que Carmen le dijo que no valía para esa labor. “Me ha echado de la lavandería”, decía Elena, jugando un poco con la ambigüedad de las palabras. Digo que es contradictorio haber decidido por su cuenta abandonar la labor de la lavandería y agarrarse casi un trauma por tener que lavar las bragas de Laila. Hubiera bastado con decirle que ya no estaba haciendo tal labor. Pero entonces se hubiera perdido un llanto más. La discusión de Elena con Carmen ayer tenía el guion parcialmente escrito por adelantado. Alberto le había aconsejado que hiciera un acercamiento con ella para poder decir después que no había aceptado las disculpas.
No hubo el acercamiento promovido por Alberto entre Elena y Carmen. Fue cuando esta última se había acercado para aclarar el tema de la lavandería que Elena aprovechó para volver a sacar el tema del inexistente empujón, ahora reconvertido en “me rozó”. Tanto en un tema como en otro sale mal parada Elena. Que ficcionase la situación del cuarto de baño inventándose un empujón hace que dé por buena la versión de Carmen sobre que no la echó de la lavandería. Según esta, solamente le hizo una broma. Elena vendió, una vez más, algo que nunca existió.
Después de desviar el tema para recuperar lo del empujón inexistente, acusaban a Carmen de volver a sacarlo, lo cual formaba parte de un plan urdido previamente, como ya he explicado. Querían poder decir que no había aceptado unas disculpas que en puridad nunca pidieron. Estoy hablando en plural porque no fue un Carmen versus Elena pues se sumó a esta Alberto. De manera que si Carmen sale en defensa de uno de sus aliados en la casa le dicen que las discusiones se deben tener individualmente y no debe meterse nadie en medio. Sin embargo, Carmen tuvo que lidiar con Elena y Alberto al tiempo.
Hasta esa conversación iniciada por Carmen y no por Elena, nadie se había acercado a aquella durante el día para esbozar unas disculpas al menos. “Ni Elena, ni Nissy, ni Cora”, decía Carmen quejándose de ello. Se dejaba a Brenda, que instigó al grupo tanto como Cora para convencerles de sus provocaciones basándose en cosas que nunca sucedieron. Curiosamente, ayer varios concursantes consideraban a Nissy mucho peor que Carmen. Esto da muestras de que si hubieran estado nominadas las mellizas habrían tenido ellas parte de los votos que se llevó el cuarteto. Dice Adrián que cuando se pilla tranquila a Carmen se puede hablar con ella, pero con Nissy no hay manera. Debe ser porque tranquila, lo que se dice tranquila, no está nunca.
Marta también piensa que se está midiendo con diferente vara de medir a Carmen y a Nissy, habiéndolo hecho mucho peor esta. Seguro que a Carmen le gustaría saber que Marta opina así, pero también llega a destiempo. La propia Marta reprochaba ayer a Elena no haber reconocido en la gala que las imágenes mostraban claramente que no hubo empujón, ni roce siquiera. Pero tampoco hubiera estado de más que Marta pidiera la palabra a Sobera para defender su opinión. Lo mismo digo de Adrián o Colchero. Los tres se pronunciaron en petit committee, pero habría estado bien que también lo hicieran en público abiertamente.
La traición de Álvaro a su grupo está siendo administrada por dosis, como la vacuna. Tendrán la pauta completa cuando se enteren de que le contó a Brenda los planes de nominarla. Y recibirán la dosis de refuerzo cuando sepan que no solo está compartiendo con la audiencia en el cubo su supuesto enamoramiento de Carmen, sino que también se lo contó a Brenda. Esta vacuna de Álvaro les puede servir para saber como proceder cuando se enteren de lo que este les ha estado inoculando. Me cuesta entender a quienes niegan que sea una traición. A ver, queridos, pactar las nominaciones con tres personas y luego contárselo a una de las personas a la que se pretende dar puntos es lo que es. Todo lo demás parece accesorio, solo esto ya convalida en el máster de traidor.
Si Rafa y Alatzne no se fiaban ya de Álvaro ahora mucho menos. Siguen pasando juntos mucho tiempo, pero las cosas ya no son lo mismo. El lenguaje corporal de Álvaro es muy significativo. De momento, en la gala se colocó en al extremo del sofá, detrás de sus tres teóricos aliados. Durante el día de ayer también le vi marcando un poco de distancia. Y exagera nimiedades como que sus amigos no le apoyaran suficientemente ayer cuando protestó porque no había camiseta de su talla para ensayar la prueba (se la prometieron para hoy). Cualquier cosa vale como excusa para irse apartando del grupo, algo que hace sin ocultarse en otras ocasiones. Por ejemplo, en la conversación entre Carmen y Elena, con Alberto agregado, se puso claramente de un lado. Y no es el de su ¿”hamada”?
Secretos
Alatzne y Rafa eligieron a Brenda para que el grupo conociera una pista de su secreto. El privilegio conseguido con una prueba es claro: por un lado eligen ellos el compañero del que tener pista y por otro se están protegiendo al no descubrirse una pista de sus propios secretos. La pista de Brenda es visual y muestra un tenedor y un cuchillo cruzados. Lo fácil sería que tuviera relación con este secreto: “Fui una persona obesa que no salía de casa”. Ya se había comentado en la casa y hasta Elena cree haber visto muestras de que Brenda llevase un balón gástrico. Demasiado obvio me parece.
Pues no dice…
Pues no dice Carlos que sería injusto que les robasen la ropa porque eso favorece a Rafa. Lo dice porque asiste a las galas con ropa de estar en casa, si no en pijama.
Pues no dice Adrián que si se sincronizan las reglas de siete chicas en la casa terminarán volando los cuchillos. Activista del feminismo no parece.
Pues no dice Carmen que Brenda debe estar comiéndole la cabeza a Alatzne. Qué poco conoce a su socia. Demasiado terca la veo como para dejarse influir por nadie, menos por una compañera que bien no le cae.
Moleskine del gato
Tenemos ya porcentajes ciegos oficiales de expulsión. Prontísimo hemos sabido que hay candidatura abierta para superar el récord de Nagore Robles. Están son las cifras: 84,0 %, 10,0 %, 3,1 % y 2,9 %.
Rafa no sería el mismo sin Alatzne. Ayer los veía andando en la cinta juntos mientras Rafa bromeaba con que ella le había metido el culo durmiendo, lo cual negaba divertida. Al no tener la mitad de las camas cada uno se buscó cómo dormir y ahora propone Rafa que duerman juntos el tiempo que les quede en la casa. A Alatzne le parece bien.
Rafa y Alatzne son ideales como pareja, aunque en ningún caso me gustaría que pasaran de la amistad, y no creo que llegue a pasar. Están bien como están. Entre ellos y el resto hay tanta distancia que me parece estar viendo una historia diferente según el directo muestre a unos u otros. Es como si mezclasen aleatoriamente planos de ‘El señor de los anillos’ y ‘La tonta del bote’. La película resultante sería pura fantasía.
Acertaron la primera adivinanza (el teléfono) recuperando sillas, taburetes y utensilios de cocina. Sin embargo, la segunda se les atravesó ayer. Decía así: Cuando entra, entra grande y duro, pero cuando sale es pequeño y blando. Dijeron “lingote”, aunque creo que era “chicle” y algunos apostaban porque era “calabacín”. Y ya tienen una tercera adivinanza que deseo ardientemente respondan con algo tan surrealista como lo del lingote. Ahora juegan para recuperar el sofá del salón, y el texto de la adivinanza es este: Estoy llegando, pero no llegaré hoy. Como diría un personaje de José Mota: "Hoy no, mañana".
Anotar a modo de inventario cómo formaron los dos grupos de la prueba, lo cual da siempre algunas muestras de afinidades y otras cosas. El equipo rosa está compuesto por Rafa, Alatzne, Carmen, Álvaro, Carlos, Nissy, Laila y Brenda. El morado por Adrián, Cora, Virginia, Colchero, Marta, Elena, Alberto y Kenny. Por cierto, la prueba comenzó sin el cubano porque debió salir de la casa para cumplir un trámite administrativo. Anoche me pareció que seguía sin estar.