¿Podrán llevarse bien por mucho tiempo más los habitantes de playa Destierro? Lola y Antonio han estado viviendo en condiciones tan precarias sin que hayamos visto ni un solo roce, ni una sola discusión entre ellos. Lejos de eso, Lola se ha preocupado por si su compañero dormía o no, ha ido por los riscos buscando la esterilla que se le había volado y hasta ha consentido que Antonio se hiciera dueño y señor de la esterilla premium conseguida por los dos en un juego de recompensa. Poco se ha hablado de este episodio, pero cuando ganan esa lujosa y especialmente bien acolchada esterilla el bailarín enseguida dice “mi esterilla”, no sin haber explicado antes que le venía muy bien porque sufre con su espalda y le cuesta conciliar el sueño sobre un suelo demasiado duro.
Lola se está ganando el cielo y, desde un punto de vista más terrenal, también tiene ya en su buchaca un trocito de premio en este reality. Lejos de responderle a Antonio como merecía, aclarando que los premios son para los dos y han de ser disfrutados por igual sin que nadie se apropie de lo ganado. El egoísmo de Antonio está pasando inadvertido, entre otras cosas porque la soledad es muy dura y desde que están dos en ese lúgubre sitio Lola lo lleva mucho mejor. La pregunta es: ¿se puede sostener por mucho tiempo esa situación? No me cabe duda de que Lola ya se ha dado cuenta de cómo es su compañero. La inveterada costumbre de hablar mal del ausente parece un credo para Antonio. Debe ser por eso que se ceba ahora con sus criticas a casi todos. Unas críticas que nunca hizo ante ellos.
En realidad, mi preocupación no es tanto que Lola y Antonio terminen tarifando sino que no puedan hacerlo porque la audiencia expulse a uno de los dos. En ese caso sería Antonio quien tendría más posibilidades, aunque me parece una idea igual de mala quedarnos sin uno u otro. Quiere esto decir que preferiría expulsar al tercero en discordia, es decir, quien sea eliminado hoy por la audiencia y vaya desterrado junto a Lola y Antonio. Entre los tres se decidirá la expulsión y estoy temiendo que se vayan Antonio o Lola. No solo porque ella me está pareciendo una superviviente en crecimiento continuo, educada y siempre sonriente. También porque está junto a Antonio, y hacen una pareja de concursantes perfecta.
Sea quien sea el desterrado de esta noche, estaremos siempre en la misma situación: dos concursantes jóvenes y sobradamente conocidos para la audiencia afín al formato frente a un tercero que los más jóvenes no conocen de nada ni han visto bailando junto a importantes estrellas internacionales, además de tener considerablemente más años que los otros tres. Estas son algunas de las razones por las que me temo la expulsión de Antonio. Salvo que sea Palito la desterrada, sigo pensado que lamentaríamos menos la salida del concursante desterrado hoy. Aunque igual puedo decir que no veo todavía fuera a Tom.
Sería un hecho a lamentar si perdemos tan pronto a Antonio. Nos quedaríamos sin verle bordeando el límite de la paciencia de Lola, dejando en evidencia su escasa predisposición al trabajo y lo mucho que gusta de dar instrucciones a los demás. Vimos en cayo Paloma lo que aún no ha demostrado en playa Destierro y yo no renuncio a presenciarlo en algún momento. Lo bueno de Antonio es que mientras critica sin piedad a un compañero uno piensa a un mismo tiempo en que le asiste la razón y en el enorme morro de alguien capaz de criticar en otros algo en lo que se podría ver reflejado perfectamente. Da en el clavo en su análisis, pero está claramente aquejado por la enfermedad del ojoviguismo. Ve la paja en al ojo ajeno, pero no la viga en el propio.
Aparte de perder a Antonio o a Lola también lamentaría una salida tan temprana de Palito. Ha demostrado tener buen criterio, ser educada y muy aplicada. Pero, sobre todo, da la impresión de tener todavía mucho que decir en este concurso. Su perfil de teórica fragilidad me llama siempre la atención, en especial cuando se termina mostrando capaz de poder con todos y con todo. En esta edición, Palito y Alexia responden a ese perfil. La primera en versión discreta y precavida, mientras la segunda no ha dudado en pisar todos los charcos posibles reclamando su cuota de protagonismo. Las dos actitudes son igualmente respetables. A diferencia de estas dos concursantes, Melyssa nunca ha dado muestras de fragilidad. Todo lo contrario, parece siempre una contrincante a temer. No perdamos de vista que se ha colgado el collar de líder dos veces de tres.
Enumeré ayer algunas de las razones por las que Alejandro está pasando por un viacrucis en este concurso y dejé pasar por alto otros motivos como la insólita acusación de racismo por parte de Gianmarco. No sería Alejandro racista si realmente pensase que no es oportuno tener en el concurso a dos italianos y un francés. Las imágenes dejan bien claro que tampoco es eso lo dicho por el concursante, pero en tal caso se le podría acusar de xenofobia, como mucho. Alejandro solo se refirió a las dificultades de entendimiento o expresión que pueden tener estos concursantes a causa del idioma. He visto al propio Gianmarco aludir a esto mismo en otro reality, y Tom lo ha hecho incluso en este hablando con Melyssa.
También dijo Alejandro que no los conoce bien por ser de fuera, lo cual no es particularmente ofensivo. ¿Quién ha llevado la defensa de Alejandro en este caso? Pues la letrada Marta, siempre ávida de ponerse la toga y hacer de abogada en cualquier pleito, ya sea acusando como defendiendo. En este caso prefirió la defensa, por suerte para Alejandro. Digo suerte porque Marta es una abogada eficaz tanto de un lado como de otro. Tampoco lo tenía tan difícil porque ver a Tom molesto cuando le dicen “el francés” me parece algo bastante infantil. Depende del tono empleado al decirlo, pero es algo coloquial sin que implique un desprecio a su origen, ni nada parecido.
Marta con Melyssa prefirió ser fiscal, tal como comenté ayer. En mi relato metía a Olga como coadyuvante en la maniobra cuyo objetivo me parece que es separar a Melyssa y Tom, lo cual ha despertado ciertas suspicacias. Me han preguntado en redes sociales ayer por qué meto en el mismo saco a Marta y Olga. Pues porque así lo creo. Me puedo equivocar, pero interpreto tal cosa al ver en todas las conversaciones a Olga junto a Marta. También hemos visto que es precisamente Olga quien primero viene a decir a Melyssa que se olvide de tener buena relación futura con su ex. Y, sobre todo, Olga le habla al grupo mal de Melyssa, y en el grupo está Tom, quien es el principal destinatario de esos comentarios negativos, según yo lo veo. Blanco y en botella: ¡Leche! Así de clara veo la implicación de Olga en la maniobra comentada.
Veo a Olga haciendo un sucedáneo del café con la piel del coco rodeada por Melyssa o Gianmarco, y me llama la atención que los tres van de negro. ¿Siguen luto riguroso? ¿Salían en ‘Men in black’? Dicen que el negro absorbe la luz y, por tanto, hace pasar más calor. Pues no sé si ponerlo en duda.
Dice Marta, en un momento de inspiración rollo Mr. Wonderful: “Algún día cerraremos los ojos y en lugar de soñar aquí con lo de allí soñaremos allí con lo de aquí”. Y viceversa.
Alexia y Agustín pasaron día y noche unidos por la muñeca. Encadenados además de encallados. A cambio de cumplir ese castigo, Lara y Sylvia se habían comido un pollo gracias a la generosidad del pirata Morgan. Peor hubiera sido si le toca Carlos en lugar de Agustín, así que mejor no quejarse. Me sorprende que a ratos el ambiente en el barco encallado parezca irrespirable y apenas se dirijan la palabra mientras que en esta ocasión vi a los dos castigados amables el uno con el otro, incluso Sylvia lo era con ambos. También me sorprendió la cariñosa felicitación de Lara a Carlos cuando ganó la prueba de la serpiente y las bolas. Debe ser que la cosa a peor no puede ir.
Esta noche tenemos fiesta isleña. El plato fuerte es esa primera expulsión de la que he hablado al principio de este escrito. También habrá nueva prueba de líder, que ojalá ganase de nuevo Melyssa. Y nueva ronda de nominaciones. Tengo ganas de palapa.