Muy buenos actores tendrían que ser Hugo e Ivana para fingir tan bien la desolación que sienten ante lo que para ellos es una muy probable separación. No creo que actúe Ivana cuando, mirando a cámara, expresa con dificultad su resignación ante lo que le espera hoy mientras las lágrimas recorren su rostro. Tampoco aprecio engaño en Hugo cuando habla de su frustrado deseo de que el martes se salvase Ivana y hoy él. Todo lo contrario, veo angustia y pesar en esos abrazos que se regalan de un lado a otro de la valla que separa playa Uva. Estos dos concursantes tuvieron ya su premio al conocerse, pero no creo que vayan a claudicar y seguirán hasta el final deseando permanecer en el concurso. No está en juego solo el beneficio económico que conlleva pasar más semanas o la posibilidad de llevarse el premio final. Lo que se juegan hoy es seguir juntos.
La desolación de Hugo e Ivana es mayor por ignorar lo que les espera ahora. Muy posiblemente no hayan pensado que hay una segunda oportunidad tras abandonar la palapa. Menos que puedan hacerlo los dos y emprender una nueva fase del concurso en otro lugar no muy lejano. Lo peor que les podría pasar a Ivana y a Hugo es que uno de los dos dejase esta noche el grupo y el otro no, lo cual querría decir que podrían seguir en el concurso ambos sin saberlo y en ubicaciones diferentes. En este caso la reunificación sería particularmente interesante porque volverían a encontrarse. También es cierto que la reunificación tiene ya suficiente interés, en este caso especialmente porque se reencontrarán con los desvalidos sin saber que sigue tanta gente todavía en el concurso.
Con todo, prefiero que Hugo e Ivana fueran de la mano a isla Desvalida y se hicieran fuertes allí frente al resto de compañeros. No parece que vaya a ser expulsado ninguno de los dos frente a Vicky, Ana María, Pavón o Yiya, un cuarteto que está subiendo peligrosamente su ácido úrico con tanto atracón de cangrejo. Además, Hugo e Ivana no se plegarán ante el que se cree “líder de la manada”, como dice Yiya de Pavón. Es una ironía que quienes deseen la continuidad en el concurso de Hugo e Ivana deban votar por la salvación de Cristian. Que siga el hermano de Sofía esta noche es un salvoconducto para que la pareja viaje a isla Desvalida.
El siguiente paso es que la pareja supere hoy la expulsión definitiva y así los tendríamos juntos, sin valla que les separase ni esa cursi “ventanita del amor” por la que abrazarse. Ni tan mal. Aunque tampoco sería tanto drama la separación, ante la que llevan preparándose psicológicamente toda la semana con reparadores abrazos. Lo digo porque esta noche terminará con cinco desvalidos y solo cuatro integrantes en los equipos de siervos y mortales, a quienes se suma un nuevo dios o diosa. Desconozco cuándo se producirá la reunificación, pero no puede faltar mucho. Una semana más y los equipos pasarían a ser tríos, lo cual me hace pensar que se encuentren pronto con sus antiguos compañeros, aunque todavía cabe la posibilidad de que primero se reunifiquen siervos y mortales. En ese caso podríamos llegar a tener una semana seis o siete concursantes en playa Uva y parecido número en isla Desvalida.
Ahora Elena parece querer ejercer de consejera de Ivana y le recomienda calma. “No corras, te lo dice una persona que cuando ha corrido le ha salido mal. No te lo digo porque sea él”, decía Elena. Y añadió: “Esperar a ver qué pasa, conocer los hábitos, las familias…”. “Yo no creo en los tiempos, te puedes enamorar de una persona al segundo día”, aseguraba Ivana. Como dejó escrito Pedro Salinas: “Yo no necesito tiempo para saber cómo eres: conocerse es el relámpago”. No entiendo el interés que puede tener Elena en esta relación. Tiene abierta una herida con el padre de su nieto y haría bien en mantenerse al margen de lo que haga con su vida. Contestó bien Ivana cuando Elena aseguraba que para ella “son temas dolorosos”. “Pues entonces no los saques”, dijo la argentina. ¡Brava!
Si por algo deseo que siervos y mortales estén juntos es para que unos y otros compartan sus experiencias con el fuego, tanto las mejores como las peores. Los mortales han quemado ya dos lonas por tapar el fuego resguardándolo de la lluvia. Y los siervos dejan apagar el fuego confiados en que tienen una cerilla, sin pensar que la próxima vez no tendrán ayuda semejante. Elena votó a favor de que nadie se despertase durante la madrugada para cuidar del fuego, pero a la mañana siguiente se lamentaba de que estuviese apagado, de lo cual culpaba a los demás. Para tapar su cuota parte de culpa explicó que lo había hecho para que aprendiesen. No cuela porque llevan desde siempre dejando el fuego abandonado a su suerte, para luego lamentarse.
Igual no lo hacía tan mal José Antonio cuando mantenía viva la llama, aunque fuera a costa de gastar más leña. Mantener vivo el fuego con rescoldos es muy complicado y siempre existe el riesgo de que se apague. Ya dije otro día que deberían designar un guardián del fuego o hacer turnos durante la madrugada. Cualquier cosa antes de dejar morir la hoguera. Los mortales mantienen mejor la llama, aunque a punto han estado varias veces de provocar un incendio en la isla. La reunificación de playa Uva beneficiaría en todo caso a los siervos porque no pescan nada y tampoco tienen acceso a la parte con más recursos de la playa. No pueden ir a por lapas o caracolas para alegrar su guiso de arroz y así tienen que ponerle el líquido de una lata de jalapeños, lo cual encanta (es ironía) a Rocío.
Flaco favor les hizo a los siervos el robo de Elena. Me parece un premio envenenado, no solo porque les enemiste en mayor o menor medida con los mortales, sino porque poco les hace falta para ni siquiera intentar procurarse comida. Si tienen latas ya les vale, de igual manera que si tienen cerilla por qué intentar hacer fuego, o al menos mantenerlo. La actitud es poco de supervivientes. Hasta ahora me ha parecido que todos cumplían unos mínimos, entre otras cosas porque han pasado momentos complicados con las lluvias y se han implicado a fondo en las pruebas. Sin embargo, ahora aprecio desidia en ambos grupos. Parece una broma que Nyno llame “vaga” a Rocío cuando en una competición para determinar quién es más vago no ganaría ninguno de los dos por vagos.
El robo a los mortales fue parte de una prueba propuesta por el pirata Morgan, que tuvieron ocasión de lograr en ambos lados de la playa. Fue Elena quien consiguió ese privilegio finalmente y lo mejor fue que mientras ella decidía dejarles algunas cosas estaban al otro lado José Antonio y Fani gritando que se llevase todo. Elena volvió con latas, cerillas y hasta un machete. Los mortales han vivido su semana horribilis: teniendo que devolver la recompensa del domingo por las trampas de Nyno, sin ganar recompensa el martes y con la despensa desvalijada por el otro grupo. Solo les falta quedarse embarazados.
Moleskine del gato
¿Volverá a haber sanciones para siervos y mortales? El martes vimos a Fani unida a Rocío mientras ambas hablaban abiertamente con Nyno. De un lado a otro de la playa no pueden comunicarse verbalmente, lo cual se saltan a la torera todo el rato.
Esta noche en la gala 5 no solo saldremos de dudas sobre lo que pasará con la pareja de Hugo e Ivana. También puede que Lara Álvarez tenga noticias para Rocío, toda vez que se comprometió personalmente con ella a decirle algo sobre su madre. Y sabremos si Alejandro Reyes podrá reencontrarse en plató con su madre Ivonne, dado que las comunicaciones están muy complicadas en el planeta estos días. Pero más que esto, o el nuevo juego de rango que decidiría la composición de ambos lados de la playa durante la próxima semana, así como nuevo dios, me interesa saber si se cumplirá el boicot contra Barranco. Para ello haría falta que coincidieran de nuevo los protagonistas en el mismo grupo. Si eso sucede podemos ver a algunos ejecutar la anunciada condena a su compañero, un Barranco que pasa todo el tiempo con los siervos, pero en la prueba de recompensa apuesta (y pierde) por los mortales.