Ayer comencé los daguerrotipos de los finalistas por los dos nominados: Olga y Tom. Uno de los dos no jugará la final al ser expulsado nada más comience. Hoy toca el perfil de Gianmarco, aunque antes de eso algunos comentarios sobre el programa de anoche.
En sus últimas horas en los cayos Cochinos leyó cada finalista la carta de un exconcursante y tuvieron careos en un sillón ‘Tú y yo’ colocado en medio de la playa. Me pareció muy significativo que la carta a Tom fuera de Sylvia Pantoja, de la que seguramente ni se acordaba. La cosa viene de eso de las amistades superficiales que escribí ayer en el daguerrotipo de Tom. La carta de Olga venía de Marta López, a Gianmarco le escribió Valeria Marini y, por supuesto, Palito a Lola. En estos tres casos era más que previsible el firmante de las correspondientes cartas. Más en la línea de Tom estuvo que Antonio Canales firmase la carta para Melyssa. Si no recuerdo mal el bailarín confesó que esta era la concursante con quien podría tener una relación, aunque anoche le debió hundir en la miseria que Melyssa dijera que le recordaba a su abuelo.
Poco lucen los careos cuando se regodean más en lo bueno que en lo malo, que viene a ser casi siempre. El único interesante fue el de Melyssa y Tom, aunque más me lo pareció otra conversación nocturna entre los dos tras una nueva petición de disculpas del francés. Una vez más Melyssa fue la perfecta consejera, no tanto por lo oportuno de sus palabras como por el cariño con el que fueron pronunciadas. A Melyssa se le nota el gran cariño que tiene por Tom y su enorme generosidad al pensar en lo mejor para él. Confieso que no hubiera podido hacer salir de mi boca palabras tan sensatas y apropiadas.
Alejandro Albalá en plató es más insufrible que en los cayos. No solo por su escaso espíritu como por incoherencias como decir que Lola no merecía ser finalista. A ver, se lo voy a decir suavecito: en una semana Lola hizo cien veces más que él en todo el concurso. Esto tirando por lo bajo. Con Lola sufrimos, vibramos y nos emocionamos. Alejandro no fue capaz de transmitirme ni la más leve emoción. Es la nada sólida. Un auténtico anticoncursante.
Tras una sempiterna sonrisa, esa arma seductora de la que abusa hasta la caricatura, se esconde un niño ilusionado que se enfadará si le quitamos sus caprichos. Gianmarco Onestini es un niño grande cuya inmadurez es parte de su encanto, aunque a veces resulte irritante e inexplicable. Que llore desconsolado porque nadie quiere acompañarle mientras hace piadinas para el grupo indica su carácter caprichoso y deja ver una reacción exagerada propia de un preadolescente. Al mismo tiempo, la inocencia que transmite cuando más infantil se muestra hace difícil no simpatizar con él al tiempo que despierta olas de compasión entre la audiencia.
A Gianmarco le ha sentado muy bien este reality extremo y esforzado donde en el mejor de los casos más que importar lo que son importa lo que hacen. En la medida que su protagonismo ha estado más matizado por el de algunos otros compañeros me iba pareciendo mejor. Mientras que en sus anteriores realities en nuestro país hipotecó su concurso centrándolo todo en las relaciones amorosas, hemos podido ver ahora un Gianmarco independiente, luchando por valerse de sí mismo y aportar lo mejora al grupo. Su capacidad de ponerle buena cara al mal tiempo hizo lo restante para ser visto con mejores ojos que en esas otras experiencias anteriores.
Tal vez haya llevado al extremo la individualidad que impone este concurso. Gianmarco no ha tenido amigos cuando se ha tratado de defender lo suyo, lo cual da muestra de un cierto carácter egoísta. Como seductor que es, sus principales relaciones amistosas fueron con mujeres. Ser compatriota de Valeria hizo que tuviera con ella una estrecha unión. Al mismo tiempo, establecía lazos de amistad muy sólidos con Melyssa y no tanto con Olga. En contraste con estas dos, tuvo una tormentosa relación con Lara, de la que dijo no fiarse. En realidad, el problema no fue tanto de desconfianza como de rechazo irracional. Uno no soportaba al otro y eso les hizo chocar hasta hacer que salieran chispas entre ellos.
Mientras mostraba gran facilidad para establecer relación con las chicas, con la excepción de Lara, no le costaba lo mismo simpatizar con los chicos. Se llevó bien con Carlos, cómplice de fechorías que hemos conocido posteriormente. Al parecer, ambos comían cocos del grupo a escondidas, lo cual fue calificado por el chef como supervivencia. ¿Por qué lo llaman supervivencia cuando deberían decir robar? Aprovecharse de un bien común para el uso privativo de uno o varios concursantes está feo, aunque no tanto como hurgar en el saco de alguien para quitarle comida de una recompensa. Con Tom tuvo una relación llena de vaivenes. Juntos se burlaron de Alejandro muchas veces. La prepotencia del dos contra uno era suficiente para que me pareciera siempre mal. Pero no siempre fueron de la mano Tom y Gianmarco, posiblemente porque los dos son igual de personalistas y no soportaban que hubiera otro gallo en ese corral.
Reconozco que Gianmarco me ha ido sorprendiendo por su solvencia en las pruebas. Curiosamente, parecía como si en la medida que iba pasando el tiempo y cuando se supone que las fuerzas más escasean, él iba destacando más en ese aspecto. Hasta tal punto esto fue así que hizo un “hat trick” con las pruebas más duras, gracias a las cuales lograba con gran autoridad el collar de líder. Las tres pruebas fueron la noria salvaje, la apnea y el duelo al sol. En todas superó a sus oponentes con aparente facilidad. Gianmarco hizo la noria sin perder la sonrisa y luego contó que se estuvo acordando de su abuela. En la apnea superó los tres minutos, también gracias al poder mental. Y una postura inverosímil en el duelo al sol le hizo aguantar con aparente facilidad frente a Tom.
No hay duda de que ha sido uno de los mejores en las pruebas más duras. Y es tontería negar que Gianmarco haya escatimado esfuerzos para ser un gran superviviente. Junto a Tom hizo fuego tantas veces que parecía salir solo, lo cual no debería evitar el reconocimiento a ambos. Hacer fácil lo difícil tiene más mérito todavía. Entiendo que en alguna ocasión quisieran poner a prueba al grupo delegando esa labor porque solo así podían ellos y nosotros valorar el mérito lo suficiente. La falta de pereza para intentar la pesca o cualquier otra labor para beneficio del grupo hizo valioso a este concursante en la supervivencia.
Por lo dicho anteriormente, siendo un buen superviviente cuya aportación al grupo me parece fundamental y no paró de ir mejorando en las pruebas hasta terminar siendo de los mejores, ¿qué le falto a Gianmarco para que terminase de convencerme? Creo que pesó demasiado la parte más caprichosa y egoísta de su carácter. En demasiadas ocasiones me pareció un lobo con piel de cordero que estaba enmascarando la falta de madurez con su sonrisa, como dije al principio. Por eso, como superviviente no escatimo en darle un diez, pero en la convivencia me faltó que fuera menos falso y convenido. Cuando Tom se acercó a Olga tuvo celos y en lugar de alegrarse de que mejorasen su relación lo interpretó como una amenaza a la suya con ambos. En esto me baso para hablar de su egoísmo.
También le faltó a Gianmarco una mayor implicación en el juego en algunas ocasiones. Esto se notó particularmente el día de la mesa de las tentaciones, siendo el único que decidía no jugar. Su inseguridad y posibles complejos infundados tuvieron la culpa de que descartase cortarse el pelo renunciando a comer tres enormes pizzas. Que no priorizase su aportación al espectáculo dice poco de quien es considerado, por méritos propios, como un experto en realities. No obstante, puede que esto no sea suficiente para eclipsar su desbordante alegría y las dotes de buen superviviente. Reconozco que por todo ello ha supuesto para mí una grata sorpresa.
La madre y la hermana de Alejandro Albalá se presentaron por sorpresa en plató tras viajar durante la tarde-noche desde Santander. Paz Guerra hizo una singular entrada en plató, tropezando y aterrizando en el suelo. Alejandro, tan expresivo como siempre, las abrazaba sonriendo. Lo de preguntar si se había roto un diente o algo lo dejaba para otro momento.
A Valeria Marini le importa un bledo este programa en el que ella misma estuvo y anoche conectaban con ella mientras posaba en el photocall de una fiesta italiana (o de dónde fuera). Si a ella no le importa el programa no sé por qué al programa le iba a importar ella. Espero no verla en la final.
Cite ayer la frase “gato escaldado del agua caliente huye” y, aunque no cambia el sentido de mi reflexión, la frase real es “gato escaldado del agua fría huye”. Es de justicia decir que bien citada mejora mucho. Pura ironía que falle precisamente en una frase de gatos. Gracias a todos los que me lo hicisteis saber.
La final comienza mañana y ya veremos cuando termina. Esto es como la visita del médico, que sabemos cuándo entramos, pero nunca cuándo vamos a salir. De todas formas, Antonio Canales dio alguna pista ayer. Y Jordi González adelantó que haría el debate final con todos los concursantes, o eso me pareció. La intriga acompaña el desenlace de esta edición de Supervivientes.