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Cristina intenta tener "la conversación" con Luca, pero le sale rana

telecinco.es 18/10/2021 08:00

Llegó el momento de “la conversación”, aunque lo hizo de manera decepcionante, casi en forma de juego psicológico, con poca claridad y mucho temor. Me refiero a la charla entre Luca y Cristina, que esta deseaba o necesitaba tener, lo cual no era complicado de intuir. Tengo claro que Cristina escondió sus intenciones hasta hacer que casi fuera imposible adivinarlas. Me cabe la duda de si Luca también puso de su parte y no se esforzó en arrojar claridad a una conversación lastrada por la opacidad y ambigüedad del planteamiento. No puedo interpretar otra cosa que Cristina tenía miedo, un temor explicable a ser demasiado clara. Aunque, más bien, lo que debía temer era una respuesta no deseada por parte de Luca.

Cristina pregunta a Luca si está igual que hace cinco semanas, más o menos el tiempo que dura el encierro. Tiene que insistir en que se refiere al tema del corazón, porque Luca no sabe cómo enfocar su respuesta. Preguntas tan abstractas suelen poner nervioso al interpelado, pero vi en todo momento al italiano tranquilo. Tal vez demasiado. Algo me hace pensar que estaba comprendiendo más de lo que quiso dar a entender. Las preguntas eran tan genéricas que le proporcionaban la excusa perfecta para evadir las respuestas. Pero sí, respondió que se encontraba mejor. Cristina se podía referir a si ha curado algo las heridas por su reciente separación, tanto como si ella había tenido algo que ver en dicho cambio. En realidad, creo que pensaba en ambas cosas.

“Si empiezas a actuar diferente, o algo así... fuera se pueden interpretar cosas. O no, no lo sé”, decía ella, y él cantaba: “Bebecita, nanara, nanara, nana, nananaraja”. “Tienes que decir lo que piensas”, pensaba en voz alta Luca, lo cual provoca la siguiente reflexión de Cristina: “Pienso que, a lo mejor, hay gente fuera que puede haber cambiado de pensamiento. Porque al final hemos evolucionado todos”. Seguía la periodista en el terreno de la ambigüedad, por lo que Luca empezaba a torcer un poco el gesto y pedirle que especificara a qué se estaba refiriendo. Como espectador, a esas alturas ya me estaba empezando a provocar cierta ansiedad la conversación. Y un poco de frustración. De haber podido hacerlo les hubiera dicho a los dos al oído que dejasen de esconder sus sentimientos. Eran el cartel de “paisaje pintoresco” que no deja ver el paisaje pintoresco. Como pasa tantas veces, las palabras oscurecían los pensamientos.

Cristina desbrozó un poco el camino de la conversación y aclaró que se refería a las relaciones que Luca tiene en la casa de los secretos. Añadiendo: “Pero positivo todo”. Cuando se dice algo así tiendo a pensar que no es nada positivo. Es como cuando alguien dice “con todos los respetos”, que está avisando de la falta de respeto en lo que haya de venir después. “¿Estás igual que cuando entraste?”, preguntaba ahora Cristina. Y lo llegaba a hacer hasta tres veces como reacción a la respuesta repetidamente positiva de Luca. Todavía había sitio para una vez más. “Yo te pregunto si estás igual”, repetía Cristina. “¿En qué sentido?”, respondía Luca, también de nuevo. “¡Joder, Luca!”, exclamaba ella. Y casi yo a la vez. Pobre Cristina.

Todavía tuvimos que escuchar a Luca hablar de sus progresos con el idioma o el estado de las heridas en sus manos. Cuando Cristina terciaba con un “bueno, venga, que no quieres contestar” pienso que ella lo tenía ya bien claro: Luca estaba evadiendo la respuesta. Tal vez no se daba cuenta de que la pregunta no estaba siendo suficientemente clara. O tal vez sí, porque lo intentaba por última vez, algo más claro ahora: “Que si estás igual en el tema del corazón”. “Ah, sí, en esto estoy mejor”, sentenciaba Luca. La conversación se había estado produciendo mientras Cristina se pintaba las uñas y Luca miraba al infinito. El miedo una vez más, un temor a mirarse a la cara que dice mucho del significado de esa conversación para ambos.

La cosa no llegó al extremo de lo visto a Adara y Lucía mientras bombeaban en la prueba semanal para mantener viva la llama olímpica, una orientada al lado opuesto de la otra para asegurarse que no cruzaban sus miradas. Al menos Cristina miraba en alguna ocasión a Luca. Al final de la conversación, Cristina se rinde y reflexiona: “A lo mejor tendría que cambiar mi actitud con alguna persona”. ¡Por el amor de Dios! Dile que te refieres a él. Ponle un poco de claridad a esto. Me estaba empezando a subir por las paredes y Luca no ayudaba nada. “¿Con quién? ¿Conmigo?”, preguntaba. ¿Con quién iba a ser? Luego se levantaban mientras Luca decía no entender nada. Sinceramente, no lo creo. No paso por el “nada”.

Cristina quiso sacar petróleo en zona poco fértil, lo cual explica que no lo lograse. Ni ella puso el empeño necesario, ni Luca se dejó demasiado. Así fue como “la conversación” se quedó en casi nada. Al final, la montaña parió un ratón y los espectadores nos quedamos con una extraña sensación de conversationem interruptus, como si hubiéramos ido al cine con mucha ilusión de asistir a un estreno y nos quedásemos sin poder entrar.

Si es por palabras igual nos tendríamos que quedar con este diálogo: “Ti voglio” (te quiero, en italiano, dice Luca), “yo también” (responde Cristina). De todas formas, tengo la sensación de que esta nos la deben, y siento culpar de ello a Cristina. No porque sea la única responsable de que no se pueda sacar nada en claro de “la conversación”, sino porque es ella quien tuvo la necesidad de mantenerla. A veces sobran las palabras, y estas se podrían evitar con un gesto. Iba a decir con un beso, pero no solo.

Isabel Rábago supo anoche que está nominada y fue Julen quien la puso en la palestra. A pesar de los intentos de confundir a sus compañeros, Julen no ha podido evitar que casi todos creyeran la versión de Luca, especialmente la interesada. Como era previsible, Isabel dijo en directo que no pasaba nada, pero después estaba muy ofendida con Julen (y sigue expresándolo a la hora que escribo estas líneas, más allá de las siete y media de la mañana). Es su forma de actuar, pero en este caso lo justifica que su compañero dijera que era de las personas con quien tiene menos relación en la casa. Es sencillamente falso, a pesar de que ambos se sitúen en extremos opuestos del sofá durante las galas. Por momentos me ha parecido que se estaba configurando un grupo en torno al trío minoritario donde estarían Isabel, Cynthia y Luis. Pero Luis parece amigo de las rotondas, como la Adara de sus peores momentos.

El enfrentamiento enquistado entre Lucía y Adara, enquistado desde que esta última coincidiera con Alba Carrillo en GH VIP parece que va a evitar el duelo entre Isabel y Lucía. Es lo peor que le podía pasar a la madre de Alba, porque contra Isabel lo tendría mucho más fácil. Ahora peligra su continuidad en el concurso, más aún sabiendo las barbaridades que llegan a salir por su boca. Desde que “esta se tiene que haber comido de todo en la vida con ese servilismo”, referido a Cristina; hasta las menciones al hijo de Adara del que “se ha acordado ahora que lo tiene”. Y paro aquí, porque se merece un ‘Pues no dice…’ entero para ella.

Luca ha entendido muy bien las disculpas de Jesús a Adara. “Tu novia te ha dado indicaciones para llevarte bien con Adara porque lo que estabas haciendo no funcionaba”, decía al Gemelier el sábado. Pues con eso está todo dicho. El gemelo con piel de cordero se acercó a Adara diciendo que está triste, pero se me vislumbra que está realmente asustado por lo que pueda haberle perjudicado su actitud ante la audiencia. Al croquis que le hizo la exnovia que vuelve a ser su novia no debió faltarle detalle. De momento, como predije el viernes, han decidido dejar la cocina, aunque solo a medias. No creo que vayan a dejar a Cristina, Luca y Luis mucho tiempo en los fogones.

El gato responde

Las nominaciones picantes han provocado algunas polémicas en la red. Un mensaje rectifica mi comentario sobre la sorpresa de que bebieran agua, que intensifica el picante, diciendo que todos habían bebido leche. He sido incapaz de encontrar el mensaje, pero puedo confirmar que unos tomaron leche y otros agua. Sobre esto también vi varios comentarios como el que sigue:

A esto solo voy a responder con una imagen.

Cambiando de tema, una seguidora me hacía esta rectificación a mi texto del viernes sobre el momento de la salvación y la elección del nominado que sustituía al salvado:

Bueno, ya he respondido a esto en la red del pajarito azul, pero lo quiero traer aquí también:

Se ve con claridad como Luca propone subir a Canales, uno de sus nominados, y es Julen el primero en plantear si suben a Isabel o a Cynthia porque es con las que menos afinidad tiene. La decisión es de Julen toda vez que Luca lo ha dejado en sus manos tras haberse salvado él, y aquel se decanta finalmente por Isabel Rábago. Tanto en esto como en lo del agua y la leche hubiera sido muy fácil no rectificar equivocadamente habiendo revisado las imágenes en mitele.

Por cierto, es curioso que Julen diga que se tendría que haber autonominado él en lugar de subir a Isabel, pero luego quiera echar la culpa de la decisión a Luca, cuando este dejo claro que aceptaría lo que él dijera. ¿En qué quedamos? ¿Podía decidir subirse él mismo o la decisión fue de Luca? Pasando por alto la tontería de subirse él mismo, lo cual no haría ni aunque tuviera oportunidad veinte veces seguidas, Julen ha demostrado poca valentía esta madrugada.

Pues no dice…

Pues ni dice Cynthia que si quiere gritar va a gritar "porque tengo el toto así de gordo". Desconocía la extraña habilidad de esta concursante consistente en gritar por semejante vía.

Pues no dice Lucía que poniendo un papel con el número 85 (puede que sea el 86, no lo tiene claro) escrito y no aparecen las moscas alrededor. Y es capaz de ponerlo y decir que le ha funcionado, aunque en realidad es el número 58 y, además, se trata de una leyenda urbana recogida por los verificadores de noticias.

Pues no dice Lucía que no le habla nadie en la casa. Aparte de ser un poco exagerada (de hecho estaba hablando con Julen y Sandra, que son alguien) no puedo entender por qué le pasa eso. Ni se me ocurre. Ejem.

Moleskine del gato

Los porcentajes ciegos estaban al principio de la noche así: 59,7 %, 35,7 % y 4,6 %. Imposible sacar conclusiones sobre lo sucedido durante el programa porque hacia el final del mismo se ofrecían estos porcentajes erróneos que suman el 97 % tan solo: 58,7 %, 33,9 % y 4,4 %. Un error lo tiene cualquiera y hoy seguro que es rectificado, aunque a mí me valdría que se guardaran esos tres puntos que faltan para cuando estén nominados los gemelos. ¿Hace?

Es algo contradictorio que Lucía tenga muy clara su salvación en la expulsión de esta semana, y luego interprete los porcentajes como un duelo entre ella y Adara. O es muy inconsciente o lo suyo es algún tipo de juego psicológico, porque la lucha entre estas dos concursantes no solo es injusta y contraproducente para el espectáculo, sino que se me antoja una lucha encarnizada entre ambos fandoms.

Cuenta Emmy que su madre la abandonó con 18 años y tuvo que ir a una comisaría de policía, de donde fue hasta el centro de menores del que guarda tan mal recuerdo. No es mi intención dudar de ella, pero dado que tiene 22 años en la actualidad estamos hablando de hace tan solo 4 años. Un periodo de tiempo muy corto para haber estado internada en ese centro de menores, haber hecho al menos media docena de realities en Alemania y haberse reconciliado con su madre volviendo al domicilio familiar, en este caso en Madrid. Me falta el timing de todo esto, porque me parece todo muy apresurado.

Sobre lo de Emmy, me pareció enorme el momento “tierra trágame” de los gemelos cuando conocían detalles de su secreto. Y eso que ellos sabían perfectamente que era eso por la pista de ‘Oliver Twist’. Ya han empezado a hablar bien de la alemana, para la que terminarán proponiendo un monumento.

“¿Te gusta más grande o más dura?”, pregunta Luca a Cristina. “Porque si te gusta más dura, la hacemos más fina”, añadía el italiano. La decepción es que hablaba de piadinas. Se supone que Cristina hablaba de lo mismo cuando la elegía más grande. En realidad, mi decepción mayor es porque haga piadinas, como su hermano.

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