Esta noche es el comienzo del fin. La recta final no arrancará cuando sea expulsado Colchero o Carlos, sino que todavía habrá antes otra baja más. Una expulsión express que será la decimotercera, el número temido por los triscaidecafobóbicos, término tipo supercalifragiliscoespialidoso para nombrar el miedo irracional al número 13. El que se salve del duelo entre Colchero y Carlos todavía podría caer esta misma noche si está entre los más votados en la última ronda de nominaciones de la edición. Quienes no queden nominados serán ya finalistas y al final de la noche se completará la lista de los cinco privilegiados que vivirán esta recta final.
Además de conocer los nominados sabremos cómo se distribuyen finalmente las esferas del juego de los secretos. Esto va a depender en gran medida de que a Marta no se le fuera la cabeza el pasado martes y atribuyera a Rafa un secreto diferente del que él mismo reconocía esa misma noche. Ayer todavía estaba media casa expectante ante el momento que habilitaran por última vez el pulsador, porque Marta no ha contado a nadie, ni siquiera a Adrián, que ya lo pulsó ella. Fue última y primera, porque nunca antes había sido activado sin previo aviso, y la teniente de alcaldesa se lo encontró iluminado entrando al cubo.
Todo hace pensar que Marta terminará con su esfera (14) y las de Rafa (16, 1, 5, 7, 2, 15), siete oportunidades en total para llevarse el premio de 50.000 euros. Cora tiene seis esferas (8, 12, 4, 6, 11, 3), Colchero tres (10, 13, 9) y Marta solamente una (14). Sin esferas llegan Adrián y Carlos. Como digo, Rafa es muy posible que pierda las suyas y también llegue sin esferas. Esta noche se revelarán los secretos pendientes, aunque caben pocas dudas sobre a quién corresponde cada uno. Solo quedará pendiente de conocer la esfera premiada, cuya identidad pronto se dará a conocer.
Los cinco concursantes finalistas llegarán a esa situación en diferentes condiciones. Es muy posible que una de ellas sea Sara. Aunque saldrá nominada, porque es el blanco fácil, no tiene cuentas pendientes con la audiencia. Una audiencia que muy probablemente protegerá también a Cora y Rafa para asegurarse de que llegan a la final. Tengo en duda a Marta, elegida por las carpeteras que lleva días llorando su drama en el cubo. Y el llanto vende mucho, como todos sabemos. Por eso pienso que el último en salir de la casa por decisión de la audiencia estará entre quien se salve de la primera expulsión y Adrián. A este último le ha tocado el papel de malo de la película en su relación con Marta, y eso le puede pasar factura esta misma noche.
El drama de Marta tuvo esta misma madrugada su último episodio, aunque los madrileños preferimos hablar del penúltimo, por dejar siempre abierta una puerta. Acabada la fiesta y con media casa durmiendo, los que quedan del grupo mayoritario se daban el homenaje de unos espagueti carbonara. Adrián ponía el dedo en la llaga al dudar de su futuro más próximo y la idea que le ronda la cabeza de replantear su vida. Era obvio que Marta no interpretaría bien esas palabras. Lloraba en la cama y se revolvía al escuchar las amargas quejas de Adrián por no poder decir algo de lo que, según él, han hablado en infinidad de ocasiones. Al final, se levantaba de la cama e iba enfilada a pedirle explicaciones.
Entiendo la frustración de Marta porque de las palabras de Adrián se puede colegir que se plantea replantearse la incipiente relación entre ambos. Aunque sospecho que más le dolió su incomprensión, que no fuera capaz de darse cuenta del daño causado. Tiene un pase que Adrián no se diera cuenta de las posibles consecuencias de sus palabras, pero una vez lo pudo comprobar reaccionó de la peor manera. Su actitud solo hace confirmar las peores sospechas de Marta. En otro caso le hubiera resultado bien fácil aclarar que no se refería a eso, cosa que no hizo en ningún momento. En su lugar, Adrián se quejaba por no poder decir lo que siente.
Marta le hizo saber a Adrián su dolor con estas palabras: “Cuando a la persona que tienes al lado a un tema que le agobia o le perturba, como dices tú, con ese tema no se vacila, porque haces daño”. Lo que había comenzado como la noche de las segundas oportunidades, ocasión inmejorable para la reconciliación, acababa con una brecha cada vez más abierta entre Marta y Adrián. Debo reconocer que a las puertas de la recta final los muebles han cobrado vida propia. Es posible que hayan despertado por la espabilina que han repartido compañeros suyos como Rafa, con la ayuda inestimable de los invitados Miriam y Tom. Aunque también se da el fenómeno en algunos concursantes de ver aumentado su protagonismo cuando quedan pocos en la casa.
Digo que la noche comenzó con las segundas oportunidades porque esa fue la propuesta del programa para la fiesta de la primavera. Todos tuvieron que dedicar un ramo de flores y escribir una nota a un compañero con el que quisieran tener una segunda oportunidad y he de decir que varios lo supieron aprovechar bien. Colchero, Marta y Adrián coincidieron también en esto. No solo iban a ir de la mano para nominar. Los tres entregaron sus ramos a Rafa, lo cual acompañaron con palabras bonitas y justas para él. “¡Voy a tener que montar una funeraria!”, dijo Rafa. Me parece una muestra de nobleza que reconocieran en su adversario cosas buenas advertidas por ellos desde el principio en algunos casos. A pesar de la rivalidad o la opinión que Rafa haya tenido de ellos como concursantes o sobre la carpeta, siempre ha sido atento y respetuoso.
Rafa eligió a Marta para dedicarle su ramo y sus palabras, aunque al final las hizo extensivas a Adrián y Colchero. En la mesa de tres patas que siempre cojea reconoció que en sus peores momentos (como la abrupta salida de Carmen) se interesaron por él y notó su apoyo. Quid pro quo, hubo flores de un lado para otro, tanto por los ramos como por el florido verbo que se gastaron. Por cierto, me han cuestionado en Twitter que los muebles con tres patas sean más inestables y tienen razón. La mesa que más cojea tiene cuatro patas, aunque recomiendo la lectura del libro ‘Dios lo ve’ del arquitecto y diseñador Oscar Tusquets Blanca, donde habla del invento de las cinco patas para la silla de oficina (mire el lector y compruébelo en su silla). Ese es el número perfecto, ni tres ni cuatro, ¡cinco!
Los demás repartos también tuvieron su interés. Cora le dio el ramo a Adrián porque el día anterior tuvieron una pequeña discusión. Y menos mal, porque no sé a quién se lo habría dado si no llega a tener esa excusa. Carlos volvió a demostrar que es tibio porque le escribió la nota a Colchero por el distanciamiento entre ambos y la desconfianza que expresó hacia él recientemente, pero se guardó un as en la manga y también tuvo nota para Rafa. Carlos acertó al afirmar que la segunda oportunidad la tuvo con este compañero hace ya semanas. Por último, Sara le dio el ramo a Cora, supongo que porque ha tardado en descubrirla. Aunque también ella se reservó unas palabras para Rafa, con quien estuvo hablando más tiempo que el dedicado a Cora.
Sara y Rafa repitieron anoche la jugada de la semana anterior. El mosqueo y reconciliación posterior sigue en ambos casos esquemas muy similares. Primero es Sara quien siente la ofensa, la otra vez porque Rafa ríe un comentario de Miriam que bordeaba el buen gusto y esta porque dijo de su relación con Tom lo que ella misma ha dicho de Adrián y Marta. Entonces no le pareció tan grave como cuando le afectó personalmente. La ofensa tuvo las dos veces una respuesta similar. Al final aparecía la acusación de machismo a Rafa, y eso es una línea roja bien clara para él. Siendo justos, hay que descargar a Sara de la responsabilidad en esa respuesta. La semana pasada fue Sandoval quien sacó a relucir el machismo y esta fue cosa de Tom. Ella nunca lo ha mencionado.
Siendo más directa la ofensa de Rafa hacia Sara, vi en esta reconciliación más voluntad de pasar página y olvidar lo sucedido. Sobre todo de parte de Sara porque Rafa no ha terminado de entender que se pudieran sentir molestos por comentarios del tipo “vuestra relación va a durar lo que dure el reality”. Según Rafa, el resto de los compañeros saben cómo es él y no se hubieran molestado. Lo hubieran tomado a risa sin más. Creo que no tiene razón en esto y le faltó un poco de empatía cuando Sara le contaba anoche que estuvo llorando en el cubo y apenas pudo dormir después. Si eso fue así significa que da importancia a las palabras de Rafa, seguramente más que a las de otros habitantes de la casa. Y eso se debe valorar. Al final terminaron dándose dos abrazos, a falta de uno.
Creo que Rafa está siendo algo injusto con Sara. Sus juicios de ayer hablando con Miriam me parecieron demasiado estrictos. Ambos coincidían en que no ven que Sara sea de verdad y ponían como ejemplo cuando eligió la inmunidad en lugar de ver a su madre. No se dan cuenta de que había visto a su madre una semana antes e incorporarse a un grupo que lleva conviviendo dos meses significa nominación segura. “Se engancha aquí como una lapa”, afirmaba Rafa. ¡Pues claro, como todos! Lejos de ser algo criticable me parece lo que debe de ser. Ojalá todos tuvieran tanto entusiasmo.
En mi opinión, Rafa está siendo injusto con Sara, no así con Tom. Tiene toda la razón cuando dice que todos callan cuando el invitado VIP habla. Si él dice llega a decir las mismas cosas sobre el grupo Ikea seguro que habrían saltado a su cuello.
En lo que sí tiene razón Tom es recomendando que hablen las cosas cuando estas sucedan y no esperando mejor momento, porque no va a ver un momento mejor. Lo dijo en general, pero yo reconocí en sus palabras a Adrián, muy amigo de explotar en diferido. Si sus enfados fueran en el momento sería más entendible, aunque debería madurar lo justo para evitar ese pronto tan incendiario. En su caso, no solo se guarda las cosas para sacarlas a toro pasado, sino que es capaz de contener la furia y darle rienda suelta después.
El disgusto de Marta esta madrugada fue pequeño al lado del que hubiera tenido si llega a escuchar lo que le dijo Adrián a Colchero un rato antes. Afirmaba Adrián que con Marta quedará solo una tarde al mes e incluía a Colchero en ese plan. De acuerdo que podía estar bromeando, aunque en ese caso me faltó el guiño, guiño.
La artística prueba semanal nos está dejando imágenes impactantes, como la composición del cuadro ‘Las meninas’, obra cumbre del más grande artista plástico de todos los tiempos. No sé lo que pensaría Velázquez si lo viera, pero a mí me ha parecido una maravilla. Por eso no me resisto a poner imagen del conjunto y planos de detalle, como en los libros de arte.
En la recta final del juego de los secretos se han vivido una sucesión de engaños que no dejan de ser una falta de respeto hacia los demás y no sé si la competencia lo disculpa en cualquiera de los casos. Colchero volvió a mentir a su amigo Adrián haciéndole creer que no podía destapar una de sus pistas, lo cual le habría obligado a elegir la de Marta. Por suerte, la presentadora le sacó del equívoco. Adrián también mintió cuando contó a sus compañeros que podía correr al pulsador aunque estuviera fuera del juego al no tener esfera. Llegó a decir que podía pulsar por Colchero y Marta le aconsejó que corriera para despistar. Lo de Marta más que mentira es ocultación, porque todavía no ha confesado que ha pulsado ella y siguen pendientes de poder hacerlo, como conté antes. Es el juego de los secretos y los pillos.
Esta noche tenemos una fiesta, con Carlos Sobera al frente. Va a ser una de las últimas, así que la disfrutaré con más ganas, si cabe.